"El cambio climático no es sólo un cambio en el clima. Está cambiando la vida en nuestro planeta", dijo este martes el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, al inaugurar, frente a una centena de lÃderes mundiales, la 78ª sesión de la Asamblea General de esta organización internacional.
La frase, teórica y abstracta durante muchas décadas, está hoy plagada de impactos tangibles. Guterres, en su discurso, citó los más crueles e impactantes, con las tragedias de Libia (inundaciones) y Hawái (incendios forestales) de fondo: la "devastación de comunidades" y el muerte de miles de ciudadanos.
La crisis climática, sin embargo, también tiene impactos más invisibles que empiezan trastocar la economÃa y, por ende, alterar la vida millones de ciudadanos de pie, incluso en los paÃses más desarrollados.
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La destrucción de las cosechas por la sequÃa y las inéditas olas de calor son un ejemplo. El clima extremo está llevando a la agricultura a un terreno de producción desconocido. Y generando, por la escasez de la oferta, un espiral inflacionista en los alimentos que, a muchas familias, le está dificultando el acceso a las necesidades más básicas. "La era de los precios baratos de los alimentos ha terminado", resumen desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), asociación que cuenta con una red de más 220 oficinas distribuidas por todas las comunidades autónomas.
El último informe de proyecciones macroeconómicas del Banco de España confirma este nuevo escenario al estimar que el precio de los alimentos seguirá al alza en 2024 y 2025 por el impacto de las condiciones meteorológicas adversas en la producción agrÃcola.
El organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos proyecta un encarecimiento del 11% de los alimentos para este año y subidas adicionales del 4% en 2024 y del 2,4% en 2025.
El optimismo del mercado para los próximos meses, con una desaceleración generalizada de precios por "el descenso de los costes de algunos insumos productivos, como la energÃa y los fertilizantes", tras los fuertes incrementos post guerra en Ucrania, podrÃa frenarse "por el impacto de la sequÃa y de las temperaturas anómalas sobre la producción agrÃcola".
El informe aclara que los porcentajes estimados podrÃan ser "más elevados" sin las condiciones climáticas adversas no desaparecen.
"La magnitud de esta moderación de los precios de los alimentos tenderá a verse limitada por el impacto negativo que la materialización de condiciones meteorológicas adversas podrÃa suponer sobre la producción de determinados bienes agrÃcolas en algunas áreas geográficas", insiste el Banco de España en sus proyecciones.
Los alimentos más afectados por la sequÃa, que experimentarán más subidas de precios, son los cereales, el arroz, los frutos secos, las hortalizas frescas, las frutas frescas, el aceite de oliva y el vino de uva.
"El crecimiento verde no se está produciendo y no va a evitar una catástrofe climática"
La preocupación por el impacto del cambio climático en la producción de alimentos -y la consecuente merma de rentabilidad- mantiene en vilo a toda la cadena, desde el sector primario hasta las grandes distribuidoras.
Semanas atrás, COAG juntó a cientÃficos y agricultores para intentar trazar el nuevo cuadro de situación del campo español ante una crisis climática que se agudiza año a año.
"Los agricultores estamos percibiendo el cambio climático antes que el resto de la sociedad porque estamos muy expuestos", explicó en la charla Andrés Góngora, productor de frutas y hortalizas en AlmerÃa.
"Es como si lo que siempre hemos conocido de las cuatro estaciones del año ya no sirviera, pasamos de estar en invierno a verano y al revés, con veranos que se alargan, octubres con 30 grados y al dÃa siguiente a buscar las chaquetas que nos congelamos de frÃo. Es como si el otoño y la primavera hubieran desaparecido. Esto en la agricultura es un problema. Esos ciclos son necesarios para los cultivos", lamentó.
Igual de preocupados están en la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). "La grave situación provocada por la escasez de precipitaciones, las altas temperaturas y la sequÃa hidrológica", está "teniendo un fuerte impacto en la agricultura y la ganaderÃa y, por tanto, en la industria elaboradora de alimentos", alertó dÃas atrás su director general, Mauricio GarcÃa de Quevedo.
Ante esta nueva realidad, el empresario pidió que la industria de tenga "un acceso preferente al agua para poder garantizar un suministro estable y seguro de alimentos y bebidas".
Caso contrario, "la desaceleración inflacionaria podrÃa frenarse". Con el último dato del IPC de agosto, son 17 meses seguidos de incrementos en los precios de los alimentos a dobles dÃgitos, una situación inédita para este sector.
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