Según COAG, el 80% del territorio agrario en España se encuentra este año "asfixiado" por la sequÃa. El 2023 finalizará con más de 5 millones de hectáreas de cereales sin cosecha alguna.
Lo que hasta hace algunos años era una "eventualidad" o un "mal año", en los próximos, como consecuencia del cambio climático, las "malas cosechas" podrÃan ser habituales y simultáneas, lo que representarÃa un "amenaza para la seguridad alimentaria mundial", según la advertencia cientÃfica.
Esa es la principal conclusión a la que llegó un grupo de investigadores al actualizar y perfeccionar los modelos climáticos que se utilizan para predecir la destrucción de los cultivos por los "extremos meteorológicos", como sequÃas prolongadas, lluvias torrenciales y olas de calor.
El trabajo, publicado semanas atrás en la revista Nature, alerta de que las "fallas simultáneas" en las cosechas de los principales graneros del mundo (América, Europa y el este de Asia) pueden ocurrir con "mayor magnitud y frecuencia en un planeta que se está calentando".
Este encadenamiento de eventos puede "interrumpir las cadenas de suministro, disminuir el suministro de alimentos y provocar picos de precios".
"Encontramos que los modelos climáticos tienden a subestimar los riesgos de eventos climáticos extremos simultáneos, lo que puede conducir a "puntos ciegos" en nuestra comprensión de las implicaciones futuras", explica Kai Kornhuber, cientÃfico climático y lÃder del equipo de trabajo.
Reducir la inseguridad alimentaria depende, en gran parte, de "proyecciones confiables de las condiciones climáticas futuras, a fin de establecer medidas de adaptación razonables y preventivas".
La investigación muestra que los riesgos climáticos son "cada vez más complejos", debido a que "interactúan varios extremos", que a su vez se traducen en "mayores probabilidades de desastres climáticos consecutivos".
Los cientÃficos citan ejemplos: dos huracanes seguidos golpeando la misma región, varios desastres diferentes que ocurren en el mismo lugar al mismo tiempo (olas de calor y sequÃas simultáneas); u olas de calor en múltiples regiones, como las de estos últimos dÃas.
"Las olas de calor consecutivas en una región pueden causar la pérdida de cultivos que podrÃan haber sobrevivido a un evento en solitario", grafica Kornhuber.
Desde una perspectiva de seguridad alimentaria mundial -explica la investigación- los extremos simultáneos son particularmente problemáticos, ya que podrÃan provocar pérdidas de cosecha en varias regiones productoras de cultivos al mismo tiempo.
"Como resultado, los paÃses que dependen en gran medida de las importaciones de cultivos podrÃan experimentar una mayor inseguridad alimentaria, ya que la escasez mundial podrÃa provocar picos de precios e incluso provocar prohibiciones nacionales de exportación", se advierte.
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Los cientÃficos introducen algunos tecnicismos climáticos para explicar las alternaciones que pueden desencadenar en este "riesgo sistémico" de las futuras cosechas.
Los principales graneros del mundo se encuentran en las zonas de clima templado de las latitudes medias. En estas regiones, los patrones climáticos están controlados por "la corriente en chorro", que fluye rápidamente y rodea el globo.
Kornhuber pone como ejemplo lo que ocurrió en 2021, cuando un " domo de calor " batió récords en el noroeste del PacÃfico, lo que alimentó incendios forestales y causó cientos de muertes. Este fenómeno estuvo "directamente relacionado con una cresta intensa" en la corriente en chorro.
Y en 2022, durante el verano del hemisferio norte, un chorro "fuertemente serpenteante" condujo a extremos sincronizados en los EE. UU., Europa y China.
"En nuestro artÃculo mostramos que los veranos con patrones de corrientes en chorro fuertemente serpenteantes favorecen la concurrencia de bajos rendimientos de cultivos en varios pares de las principales regiones productoras de cultivos, lo que aumenta la probabilidad de tales eventos por un factor de tres en algunas regiones. Esto constituye un riesgo para la seguridad alimentaria", asevera este investigador.
Los expertos que firma el artÃculo destacan "la necesidad apremiante de más investigación empÃrica para mejorar los modelos relacionados con el clima y la agricultura".
Pero, con los datos que ya están sobre la mesa, advierten que de no reducir emisiones de forma urgente, la "complejidad de los extremos climáticos" puede aumentar "hasta el punto de volverse inmanejable".
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