El 28 mayo, España confirmó dos abstracciones. La primera: la poderosa fuerza del "anti-sanchismo", lema que instaló el bloque de derecha para ponerle fin al gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Las urnas autonómicas y municipales revelaron que el relato y la narrativa instalada por el PP y Vox (la batalla cultural) se impusieron con mucha contundencia, más de la esperada, frente a los logros de gestión -medidas económicas y sociales- de Moncloa.
"Hay una concentración de voto en el PP, la casa de la derecha en España, porque hay bastante porcentaje de electores que quieren acabar con ese artefacto que se ha creado y que se llama "sanchismo". Siguiendo a Ernesto Laclau, este es un claro caso de significante vacÃo. El sanchismo se ha convertido en un significante vacÃo en el que entran todos los males de España", resume Pedro Portas-Breda, consultor y experto en Comunicación PolÃtica
La segunda confirmación llegó semanas más tarde, tras conformarse los Ejecutivos locales (más de cien) entre el PP y Vox. Los de Abascal entraron a las instituciones públicas decididos a romper consensos democráticos edificados en los últimos 40 años y a derogar derechos que parecÃan inderogables.
En pocos dÃas, algunas comunidades y algunos ayuntamientos retrocedieron décadas con la eliminación de polÃticas de género, de diversidad sexual, de Memoria, con la censura de obras de teatro, con medidas de desprotección medioambiental y de movilidad sostenible, entre otras inéditas resoluciones.
Este anticipo de lo que puede ser la gestión del Estado nacional con una coalición conservadora explica una sentencia repetida estos dÃas entre muchos analistas polÃticos: los comicios del domingo serán bisagra en la todavÃa joven democracia española. Ninguna otras elecciones fueron tan decisivas y trascendentes como las que están en puerta.
Mismo veredicto se escucha en gran parte de la comunidad cientÃfica. El diagnóstico de los expertos es que la próxima legislatura será determinante en el mayor desafÃo al que se enfrenta la polÃtica: acelerar la transición energética/ecológica y mitigar los impactos del cambio climático, que ya hace estragos. Cosechas estropeadas , las olas de calor, las tormentas (el viernes un tornado arrasó algunas zonas de Milán, Italia).
Vox adelantó que derogará la ley de cambio climático -aprobada en 2019-, sacará a España del Acuerdo de ParÃs y abrirá nuevas centrales de carbón, entre otra decenas de medidas negacionista que figuran en su programa de gobierno.
Ante esta coyuntura, la izquierda se aferra a la movilización de su "electorado dormido" para una remontada que, tras el desastroso cierre de campaña del PP, no parece imposible, según los últimos ‘tracking' electorales, como se conoce a las encuestas acumulativas que se va actualizando diariamente con nuevas muestras.
La última de la agencia 40bd, que mide para El PaÃs y Cadena Ser, recortó la diferencia entre el PSOE y el PP a 250 mil votos, cifra que deja abierta las elecciones. Si Sumar lograr arrebatarle a Vox los últimos escaños en disputas en muchas comunidades, el bloque de derecha no sumarÃa mayorÃa absoluta.
La acumulación de errores del PP en los últimos dÃas -la declaración de Feijóo sobre las pensiones, el hueco dejado en el debate, el revés del caso Marcial Dorado -evidencia que Génova sabe que la ventaja es menor a la que proclaman muchos sondeos.
El PP va a ganar las elecciones, de eso no hay duda. Pero en caso de llegar a los 176 escaños con Vox -Feijóo pactará con Abascal si esa es la condición para formar gobierno-, necesitará de la abstención del PSOE para lograr un gobierno de minorÃa.
Sánchez ya adelantó que el partido no baraja esa opción. De darse este escenario, lo más probable es un bloqueo socialista y una repetición electoral.
En el bando progresista, la victoria, utópica tras la debacle del 28M, parece posible. Este viernes, en los cierres de campañas, tanto Sánchez como DÃaz se envalentonaron con la remontada.
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"Hemos hecho la mejor campaña. Nos caÃmos y nos levantamos, pedaleamos contra reloj y cruzamos todas las metas y subimos todos los puertos. Nos quedan unos metros para el sprint final y vamos a ganar las elecciones", dijo Sánchez.
"Creed que podemos ganar porque es posible. Esta semana han cambiado las cosas, se ha alterado ese bloque. Algún conocido encuestador ya está cambiando su opinión. Podemos ganar", lanzó DÃaz.
Pero como adelantó LPO, las elecciones ibéricas serán cruciales también a nivel europeo. Un triunfo del ticket Feijóo-Abasal podrÃa cambiar la correlación de fuerzas dentro de la UE, en tensión tras el triunfo de la ultraderechista Georgia Meloni en Italia y luego del giro ambiental del Partido Popular Europeo (PPE).
Los populares y la extrema derecha pretenden tumbar el Pacto Verde, la hoja de ruta de la Comisión para descarbonizar las economÃas y luchar contra el cambio climático.
Semanas atrás, Matteo Salvini, vicepresidente del Ejecutivo italiano, reconoció que toda Europa, y especialmente la derecha, mira con atención las elecciones del 23 de julio en España.
"Estos comicios tendrán un gran impacto. También en otoño las polacas. Son dos grandes paÃses que pueden prolongar una tendencia positiva en junio de 2024 [elecciones europeas]. La hipótesis de una mayorÃa de centroderecha en el Parlamento Europeo, que parecÃa descabellada hace un año, es más cercana. Lo que pase en España será importante para nuestra visión de Europa", dijo en una entrevista a El PaÃs.
La lectura es la siguiente: si PP y Vox logran formar gobierno en la cuarta economÃa europea, se sumarÃan a los Ejecutivos encabezados por la ultraderecha en Polonia y en Italia y al reciente formado en Suecia y al pacto en Finlandia entre los conservadores y el ultraderechista Partido de los Finlandeses.
La sintonÃa fina entre el PPE y ERC ya nadie la oculta. Un ejemplo: en una de sus últimas entrevistas de campaña, Feijóo dijo que serÃa deseable para la UE que Meloni entrase en las filas de los populares europeos.
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España, al cabo, podrÃa podrÃa confirmar la ruptura del tabú de gobernar con la ultraderecha. También serÃa determinante para reconfigurar el Parlamento Europeo, bipartidista desde su nacimiento (PPE y Socialdemócratas).
"Hay muchas voces del PPE que piden dejar de pactar y transigir con los socialdemócratas y liberales para empezar a mirar a la ultraderecha. Meloni, con su inserción en la UE, ha agigantado estas voces. En este escenario, si en España se forma una coalición entre partidos nacionales de estos dos grupos europeos, estas voces pueden pasar a ser dominantes", explica Jaime Bordel Gil, politólogo y jurista por la Universidad Carlos III.
En su opinión, el giro conservador de Manfred Weber, lÃder del PPE, ya está en marcha. Sin embargo, todavÃa hay mucha resistencia del sector que responde a Von der Leyen, como quedó reflejado en la aprobación de la Ley para la Restauración de la Naturaleza. Pero un cambio de gobierno en España puede "inclinar la mano" hacia el pacto con los ultraderechistas de ECR.
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Una análisis similar hace Guillermo Fernández-Vázquez, licenciado en SociologÃa, FilosofÃa y doctor en Ciencia PolÃtica por la Universidad Complutense de Madrid.
"Estamos hablando de un cambio de tendencia en Europa que puede traducirse en un cambio de filosofÃa dentro del bloque. Muchas de estas fuerzas de ultraderecha tienen una idea distinta de la UE a la que actualmente mantiene el PPE y los socialdemócratas. El ECR propone una reforma de la UE en un sentido confederal. No están en contra de la existencia de una unión económica, pero quieren tener margen de maniobra de polÃtica nacional para poder aplicar polÃticas propias de migración, sociales, de medioambiente, etc. Quieren las manos libres. Esto también está en juego el 23J", analiza.
En definitiva, España pone en juego su democracia, sus derechos, su agenda verde y su Estado de bienestar. Y sus esquirlas pueden alterar el clima polÃtico europeo. Nunca antes unas generales fueron tan relevantes.
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