A la espera de ser golpeados por otra extrema borrasca -las proyecciones meteorológicas ubican a Reino Unido como epicentro de la tormenta Ciarán, que en los próximos dÃas afectará a gran parte de Europa Occidental-, los agricultores británicos empiezan a dimensionar el impacto económico y productivo de las últimas inundaciones (borrasca Babet).
El primer relevamiento de daños da cuenta de una pérdida casi total de los cereales de invierno. La Unión Nacional de Agricultores (NFU) da por "destruida" estas cosechas. "Se han podrido bajo el agua", lamenta Tom Bradshaw, vicepresidente de esta organización.
Los impactos son tan devastadores que afectarán a las cosechas de la primavera, con rendimientos más bajos, por lo que sector va a quedar este año al "borde de la ruina".
"La agricultura está en la primera lÃnea del cambio climático y el sector está experimentando volatilidad y fenómenos meteorológicos severos con mayor frecuencia", explica Bradshaw.
En Escocia, los agricultores admiten haber sufrido "algunas de las mayores pérdidas en cultivos alimentarios que la industria haya visto jamás" como consecuencia de estas últimas inundaciones. Los cultivos de patatas, brócoli y nabos de esta zona han quedado totalmente destruidos.
La BBC cita el testimonio de Neil MacLeod, administrador escocés de una granja. "Se necesitará mucho tiempo y trabajo para reparar parte de lo que ha resultado dañado. Sucedió en 2015 y entonces nos dijeron que era un evento que ocurre cada 200 años, sucedió el año pasado, y este, yo dirÃa, es el peor daño que hemos tenido en términos de la ferocidad del velocidad del agua. Tal vez tengamos que aceptar que algunas de estas áreas ya no podemos cultivarlas".
El vicepresidente de NFU exige un compromiso gubernamental, tanto para aliviar las deudas de los agricultores como para "trazar un plan a largo plazo" ante la nueva realidad climática.
El impacto de la crisis climática en las cosechas: Grecia pierde una cuarta parte de su agricultura
"Necesitamos un plan para mejorar la forma en que gestionamos el agua en tiempos de inundaciones y sequÃas, ya que experimentamos ambas cosas anualmente y ambas afectan gravemente nuestra capacidad de producir alimentos", pide.
Para el sindicato agrÃcola de Escocia, es imposible cultivar con "golpes uno detrás de otro". Su presidente, Liam Stewart, explica que el año pasado experimentaron un bajo rendimiento por la sequÃa. Ahora el impacto es por las lluvias extremas.
"Hay un golpe tras otro y los agricultores ya no cultivan la misma cantidad de reserva como lo hacÃan tradicionalmente, por lo que si algo sale mal, recibimos el golpe", maldice.
El asesor agrÃcola Jerry Alford pone el foco en la foto panorámica. "Partes del Reino Unido son enormemente vulnerables a las inundaciones y los últimos años han demostrado que el impacto del cambio climático causará estragos en las cosechas a menos que actuemos ahora para desarrollar la resiliencia agrÃcola, revisar el uso de la tierra y elaborar un plan", explica en diálogo con The Guardian.
Tal como viene detallando LPO, el sistema agroalimentario es un una vÃctima principal del cambio climático. España es uno de los paÃses más afectados, ya que la caÃda de producción triplica la media. En los últimos dos años, la producción de cereales disminuyó un 53% por la sequÃa.
La última borrasca en AndalucÃa, por ejemplo, le dio un golpe de gracia al cultivo del olivar. Un viento sin precedente tiró miles de frutos al suelo en plena campaña de recogida.
A finales de septiembre, Grecia perdió una cuarta parte de toda su agricultura por la borrasca Daniel, que dejó al paÃs, literalmente, bajo el agua. 500 millones de toneladas de suelo fueron arrasadas.
"No sólo una cuarta parte de la agricultura ha sido eliminada, sino que no va a regresar. La erosión y el sedimento en los campos significan que transcurren entre 9 y 10 años antes de que puedan ser fértiles", detalló por entonces Panos Panagos, responsable cientÃfico en el Centro Común de Investigación (JRC)-Comisión Europea.
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