"Nunca habÃamos visto nada igual", admiten con perplejidad los meteorólogos andaluces tras el paso de la borrasca "Barnard" por la región. La tormenta, con ráfagas de hasta 100 km/hora, ha dejado serios destrozos en ciudades como Sevilla, Huelva, Córdoba y Cádiz.
Las fuertes rachas de viento han motivado la caÃda de ramas, árboles, cables, mobiliario urbano, carteles y vallas, además de anegaciones de locales y viviendas. El inédito vendaval ha dejado dos muertos, decenas de heridos y más de dos mil incidencias.
La furia de la borrasca, un fenómeno extremo cada vez más recurrente como consecuencia del cambio climático, según explican los expertos (la temperatura récord de los océanos favorece la formación de estas tormentas), ha dejado también graves daños en algunas cosechas como el olivar, un cultivo que ya viene castigado por la sequÃa y el calor extremo del verano.
En los últimos dÃas, los agricultores calificaron de "alivio" las lluvias. Pero las buenas noticias, en plena campaña de la recogida de aceituna, duraron poco. Por estas horas muchos productores contabilizan los daños en sus campos.
Tras el aviso de la AEMET, los olivareros de toda esta comunidad se pusieron en alerta ante el temor de que el temporal afectase la producción de aceite de oliva, en mÃnimo históricos por la crisis climática.
En muchas regiones, la poca aceituna que sobrevivió maduró rápidamente debido a las altas temperaturas. El fuerte viento ha tirado gran parte al suelo, según las primeras estimaciones de los técnicos de Asaja Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).
Según informa el sitio digital Agrónoma, "la asociación avanza ya que los daños se han producido tanto en cultivos como en infraestructuras. En cultivos, los leñosos como la aceituna se han visto muy afectados por la enorme cantidad de frutos que han caÃdo al suelo, tanto en olivar tradicional, como en intensivo y superintensivo, lo que va a complicar aún más una cosecha que ya venÃa mermada por la sequÃa".
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El primer reporte de cuenta de "numerosas roturas de ejemplares, sobre todo jóvenes, que se han tronchado por la fuerza del viento".
La organización ya advierte que una vez cuantificado los daños, "se instará a que las administraciones competentes, es decir, Junta de AndalucÃa y Gobierno central, a que abran una lÃnea de ayudas urgentes para paliar el destrozo económico".
Tom Rohde, un joven agricultor de Córdoba (explota 40 hectáreas de olivos en el municipio de La Carlota y es dueño de una marca propia de aceite de oliva virgen extra), estima que el viento ha provocado la caÃda de unos 2/3 kg por olivo de aceituna.
"Parece poco pero si multiplican por 20.000 son muchos kilos. Y si estos vendavales llegan a ocurrir en 3 semanas o asÃ, cae el 90% la aceituna al suelo", ha narrado en su cuenta de Twitter.
Este nuevo impacto climático en la cosecha del olivo no es puntual ni excepcional. Tal como detalló LPO, La agricultura española es la más afectada por la crisis climática de la UE: la caÃda de producción triplica la media.
En lo que respecta al aceite de oliva, se ha pasado de 1.489.351 toneladas de la pasada campaña 2021/2022, a 675.093 toneladas en la campaña 2022-2023, lo que supone un 55% menos de producción.
Esta merma productiva explica el exorbitante aumento de precio. La mayorÃa de los productores prevén que los altos precios seguirán en 2024 y que, por las nuevas condiciones climáticas, difÃcilmente el sector vuelva a producir como en los tiempos más prósperos.
"No hay producción y el consumo, aunque ha bajado un poco, sigue muy alto. La ecuación de poca producción y consumo alto se resuelve, lamentablemente, expulsando a consumidores del mercado. La lluvia puede ayudar en algo, pero no va a modificar el escenario que tenemos. El año que viene los precios van a seguir altos", aclara Daniel Trenado, productor de aceite de oliva, consultor agrÃcola de Badajoz y divulgador del sector.
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