
Son muchos los cientÃficos y ecologistas que ponen en duda la viabilidad del hidrógeno verde como pilar de la descarbonización. No obstante, en paralelo a estas voces crÃticas y pese a los malos resultados de algunas aplicaciones (como el tren en Alemania y los coches en Dinamarca) el sector público sigue subvencionando y financiando proyectos con el afán de incentivar la demanda.
Europa y España son un ejemplo. Tanto Bruselas como Moncloa están entregando millones de euros en ayudas al sector privado para crear la infraestructura necesaria para fabricar el hidrógeno verde, almacenarlo y transportarlo.
Las proyecciones polÃticas apuntan a que este vector renovable desplace en las próximas décadas a los combustibles fósiles en rubros como la industria, el transporte y la calefacción, entre otros. La esperanza está puesta en que una vez que comiencen a desarrollarse los proyectos -y se produzcan electrolizadores en serie- la rentabilidad llegará en forma de cascada.
Transición energética: el 95% de los proyectos de hidrógeno verde de Europa están "inmaduros"
Sin embargo, en octubre de 2023, en el aquà y ahora, el mercado del hidrógeno limpio es prácticamente inexistente. Casi todo el hidrógeno que se produce en el mundo -dedicado exclusivamente al uso industrial, es "gris", es decir, se produce a partir de gas natural.
Lo cierto es que el escepticismo respecto a bajar los costes, aumentar la escala y transformar el negocio del hidrógeno verde en seductor y rentable para el sector privado empieza a ganar terreno también entre los expertos energéticos.
Es el caso de Marcos Rupérez Cerqueda, asesor y ejecutor de proyectos de ingenierÃa (Máster en Pilas de Combustible y TecnologÃas de Hidrógeno por la Universidad Aalborg, Dinamarca), con más de 8 años de experiencia en el sector energético, quien este martes ha publicado su informe anual del hidrógeno verde junto a OBS Business School y Grupo Planeta.
Su investigación estudia "numéricamente" si el el hidrógeno limpio es competitivo con cada uno de los combustibles fósiles y sus aplicaciones.
"La conclusión es sencilla, no lo es en ninguno de los casos. Lo cual arroja una conclusión secundaria y es el hecho de que no va a haber inversión privada en el sector en gran escala. Ya que los inversores privados nunca invierten en masa en negocios a pérdidas. Como mucho a pequeña escala a modo de proyectos piloto", sentencia este experto.
"La escala proyectada con el hidrógeno verde no parece nada realista"
A su juicio, la expectativa en el hidrógeno como vector energético es "altÃsima y difÃcilmente se va a cumplir". .
"Se está llevando a asumir riesgos al tratar de utilizar este gas para usos en los que probablemente no sea la mejor opción, o en los que ahora mismo está muy lejos de ser competitivo", advierte Rupérez.
En su informe explica que existen "multitud de anuncios" de proyectos relacionados con el hidrógeno verde, pero la mayorÃa no acaba de convertirse en proyectos reales.
Entre los motivos destaca: 1) que todavÃa no se cuenta con garantÃas sobre el funcionamiento de los equipos, su durabilidad y su rendimiento a largo plazo al no contar con experiencias previas; y 2) estos proyectos dependen en gran medida de la disponibilidad de financiación o subvenciones públicas que, tras un periodo de análisis, constatan que no serán rentables salvo que haya cambios en el mercado de los combustibles fósiles.
"Gran parte de la expectativa se basa en inversores que, desconociendo la tecnologÃa, creen que está en rangos de rentabilidad cuando no es asÃ, y se encuentran con decepciones cuando constatan que no suele existir rentabilidad sin subvención en la mayorÃa de los casos", se explica en el informe.
Y se agrega: "La financiación pública está tratando de compensar su baja o nula rentabilidad como sustituto de los fósiles, pero, dado el gran nivel de inversión privada anunciado, es imposible que todos los proyectos reciban cofinanciación pública ya que supondrÃa una inmensa intervención pública en el mercado".
Otro problema que ve este experto es que en Europa se está financiando principalmente el CAPEX (la inversión) y no el OPEX (gasto operativo), cuando lo segundo es "la parte más importante de los costes de la vida completa de las plantas de hidrógeno, lo que hace que la contribución publica no tenga en muchos casos la intensidad suficiente para hacer rentables las inversiones privadas".
Rupérez propone, por tanto, que se financie el precio final del hidrógeno como se hizo con las instalaciones fotovoltaicas en el pasado, para que "no se pierda dinero público en proyectos dejados a medias".
"TodavÃa no existe un testeo del mercado que permita conocer con certeza la viabilidad de cada proyecto, de manera que podrÃan financiarse públicamente algunos que nunca lleguen a ser rentables", alerta el asesor energético.
"El hidrógeno es una interesante opción para descarbonizar muchos procesos, pero muy probablemente su coste es y será en el medio plazo mayor que el de sus alternativas fósiles. Por tanto, solo quedan dos caminos: esperar a que los fósiles suban de precio y hagan rentable el hidrógeno verde o asumir como sociedad que ser sostenibles va a suponer un coste mayor del esperado y financiar dicho sobrecoste en forma de intervención pública o de un aumento del precio de los productos de consumo y servicios", describe.
Rupérez es tajante en sus conclusiones: "Se está forzando a avanzar a ritmos para los que no están preparadas ni la tecnologÃa ni la financiación pública o privada".
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