El hidrógeno verde, el vector energético en el que están centradas muchas de las expectativas polÃticas y empresariales para descarbonizar las economÃas, sigue yendo en dos velocidades. Una muy rápida: la multiplicación de proyectos -con millonarias subvenciones públicas- para aumentar la escala de la producción. Otra muy lenta: la demanda y la concreción de esas inversiones.
Esas dos caras de la moneda quedaron expuestas esta semana ante el optimismo y la excitación del Banco Mundial y la cautela de la Agencia Internacional de la EnergÃa (AIE).
El organismo multilateral anunció que adoptará una agenda climática que un "despliegue acelerado del hidrógeno verde". El plan -que cuenta con la colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Instrumento Global de Infraestructuras, vinculado al G20 y el Consejo del Hidrógeno- es generar 10 GW de potencia de este vector limpio, diez veces la capacidad actual de producción.
Por lo pronto, el Banco Mundial concedió en lo que va de año préstamos por 1.517 millones de euros para financiar el hidrógeno verde. "Habrá mucho más en el futuro", adelantó el director global de energÃa, Demetrios Papathanasiou.
La UE, como adelantó LPO, también está desembolsando millones de euros en aumentar la oferta. Este jueves se abrirá una primera licitación de 800 millones de euros de ayudas a los fabricantes comunitarios de hidrógeno verde, que se completará en 2024 con una segunda ronda de 2.200 millones, lo que va a arrojar un valor total de 3.000 millones
Bruselas busca con sus ayudas compensar la diferencia entre los costes de producción y el precio de mercado para los fabricantes de hidrógeno limpio. En 2023, la producción de esta vector sin emisiones representa menos del 1%. El 99% sigue siendo hidrógeno gris, fabricado a partir de gas fósil.
Por la coyuntura macroeconómica, los nuevos proyectos se enfrentan a costes crecientes (alta inflación, elevados tipos de interés), que se suman a los de inicio -ya de por sà altos-, lo que, a juicio de los expertos, pone en riesgo "la rentabilidad a largo plazo".
Ante ese escenario, las advertencias sobre una "insostenible burbuja" ya no parten solo de cientÃficos y ecologistas. El analista de tecnologÃas energéticas de la Agencia Internacional de la EnergÃa (AIE), José Miguel Bermúdez, alertó durante la presentación del informe 'Global Hydrogen Review 2023' que pese a todos los esfuerzos estatales, "la creación de demanda va a un ritmo mucho menor que los objetivos de producción".
Entregó una cifra que da cuenta de este problema: en Europa, sólo el 4% de los proyectos anunciados cuenta hoy con una decisión en firme de inversión o está en fase de desarrollo.
Los compromisos gubernamentales para la producción de hidrógeno de bajas emisiones alcanzan los 35 millones de toneladas en la actualidad, sin embargo, para la creación de demanda no supera los 14 millones de toneladas.
Ante esta evolución "lenta", el analista aclaró que el hidrógeno de bajas emisiones es "clave en sectores de uso intensivo de energÃa y más difÃciles de descarbonizar", como la refinerÃa o las industrias quÃmicas y del acero.
Rechazó, por lo tanto, las inversiones en movilidad terrestre, como los coches, trenes y autobuses de hidrógeno verde. ¿La razón? Ya se ha comprobado que la electrificación es la mejor opción por costes, eficiencia y rendimiento.
Ya son muchos los "proyectos fallidos". DÃas atrás, LPO detalló que la ciudad francesa pionera en autobuses de hidrógeno habÃa puesto fin a su aventura.
La comuna de Pau, que en 2019 habÃa anunciado la descarbonización de una lÃnea de autobuses a través de este vector limpio, admitió a principio de mes que "no tiene sentido" seguir invirtiendo en proyectos "muy desventajosos" respecto a las opciones eléctricas.
La "nueva realidad" -unidades eléctricas cada vez más eficientes, subvenciones públicas que se acaban y costes del hidrógeno que siguen por las nubes- obliga a "reformular la estrategia" para los próximos años. "Compraremos todas unidades eléctricas", anunció el ayuntamiento.
"No va a haber inversión privada en el hidrógeno verde, no se invierte en negocios a pérdida"
Una decisión similar adoptó el gobierno de Baja Sajonia (Alemania), el primero en todo Europa en operar trenes de hidrógeno: abandonó este año sus planes por "malos resultados".
Dinamarca, el paÃs de Europa que más dinero gastó en impulsar el coche de hidrógeno, también tiró la toalla. La empresa a cargo de las estaciones de recarga confirmó semanas atrás el desmantelamiento de las instalaciones.
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