La caza de los albertistas parece llegar a su fin. Con tres funcionarios despedidos y hasta el propio Alberto Fernández desplazado, sin aviso, del cargo de director de Papel Prensa SA, dos allegados al ex jefe de Gabinete –y uno que afirma haberse distanciado hace años- resisten y aguardan su suerte.

La lista la encabeza el subsecretario de Políticas de Empleo y Formación Profesional, Matías Barroetaveña, un albertista fanático que ahora se olvidó de su antiguo jefe con la misma facilidad que dejó en el camino a quien le abrió la puerta grande la política, el ex ministro de Justicia, Gustavo Beliz.

Barroetaveña se quedó –en medio de acusaciones de fraude-, con el sello de Nueva Dirigencia, el partido que había fundado Beliz, y que luego de su traumática salida del gobierno de Néstor Kirchner, fue cooptado por Alberto Fernández. Es curioso como suceden las cosas. Así como la mayoría de los seguidores de Beliz en su momento negaron al ex ministro en su pase al albertismo, hoy se vive un proceso similar con los albertistas, que sin referente de recambio apelan a las más insólitas referencias políticas para disfrazar su cercanía al ex jefe de Gabinete.

Tal como informó ayer La Política Online, este proceso se dio con Nicolás Trotta, otro de los ex seguidores de Beliz que se pasó al albertismo; y ahora está ocurriendo con Barroetaveña, quien no dejó un buen recuerdo en su paso como titular de la Auditoría General de la Ciudad.

Mismo proceso de camuflaje que está realizando otra ex seguidora de Beliz reconvertida al albertismo, María Lucila “Pimpi” Colombo, subsecretaria de Defensa del Consumidor que depende nada menos que de la “bete noir” emblemática para este sector, el fortalecido secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Como en uno de esos movimientos fractales, en los que el todo se reproduce al infinito en las partes, Colombo, quien abandonó a Béliz a cambio de permanecer en el gobierno, fue designada subsecretaria de Defensa del Consumidor por Alberto Fernández en junio de 2008 -un mes antes de que el kirchnerista crítico abandonara el Gobierno- con la misión de “contener y controlar” a Moreno.

Hoy la fuerza que ella encarnaba es menos que un mal recuerdo para los kirchneristas, y Moreno que estaba a la defensiva, se toma todo el tiempo del mundo para disponer su futuro.

El complejo caso Slokar

Alejandro Slokar es el actual subecretario de Política Criminal del Ministerio de Justicia. Jurista del equipo de Eugenio Zaffaroni, con quien escribió junto a Alejandro Alagia la última edición de su clásico Manual de Derecho Penal. Titular de cátedra de la Facultad de Derecho de la UBA, acaba de salir primero en el concurso al que se presentó para integrar la Cámara de Casación Penal.

Tal vez para evitar la guadaña que Aníbal Fernández aplicó antes de ayer a otra connotada albertista, su compañera de gabinete, la secretaria de Justicia Marcela Losardo, Slokar ahora recuerda a quien lo escuche que hace muchos años ya que mantiene “fuertes diferencias” con Alberto Fernández.

Estas se habrían originado cuando Alberto Fernández, al inicio del gobierno de Cristina Kirchner, decidió degradar de Secretaría a Subsecretaría el área de Política Criminal del Ministerio de Justicia, para colocar como número dos de esa cartera a su ex socia, Marcela Losardo.

Además, suele mencionar su excelente vínculo con Zaffaroni y su posición a favor de la despenalización de la droga para consumo personal, bandera del jefe de Gabinete.

Una estrategia similar intentó el joven Trotta, quien prácticamente publicó avisos anunciando que ya no era albertista, sino que ahora estaba trabajando políticamente con el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Sin embargo, extraoficialmente le avisaron de su inminente despido, que aún no se ha formalizado.

Como sea, Slokar cuenta con más trayectoria, formación y amigos mas poderosos que los del apresurado Trotta, lo que juega a su favor. Entre otros lo apoya el número dos de Carlos Zanini, el subsecretario Legal Claudio Heredia, quien también integró el albertismo, pero supo despegarse a tiempo.

Slokar hoy reivindica su pertenencia al Mopof, una agrupación porteña que lidera Heredia y que no logró mayor relevancia en el armado de las últimas listas, pero sirve al parecer como paraguas político, bajo el que se cobijan dirigentes tan diversos como Roberto Digón y Roberto Feletti. Además, Slokar exhibe a su favor la amistad que lo une al flamante hombre fuerte del Ministerio de Justicia, Héctor Masquelet, reemplazante de Losardo y hombre de Aníbal Fernández.

Y por si todo esto no alcanza para asegurar un ADN libre de moléculas albertistas, también puede exhibir Slokar su pertenencia a la Asociación Abogados por la Justicia Social (AJUS), sello que comparte con Zaffaroni.