No hay Pacto Verde Europeo sin los minerales críticos que necesita la transición energética. No habrá industrias europeas pujantes en los próximos años sin las materias primas que se extraen en otras regiones del planeta. Lo sabe Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, y lo saben los líderes latinoamericanos, muy conscientes de esta fortaleza estratégica.
No en vano, los primeros acuerdos firmados en la cumbre entre la UE y la CELAC han sido, justamente, sobre los minerales críticos, cuya "vulnerabilidad" tiene un alcance geopolítico de relieve, según el último informe de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena).
El lunes, Von der Leyen suscribió un pacto con el presidente de Argentina, Alberto Fernández, para obtener materias primas críticas como el litio y el cobre, que integran componentes de vehículos y baterías, a cambio promover e invertir en energías verdes en varias regiones del país sudamericano.
Argentina tiene el 4,7% de las reservas mundiales de litio. A cambio de una parte de esa tajada, la UE desembolsará millones de euros para obras de infraestructura y proyectos verdes.
"Es un paso importante en el despliegue de la Agenda de Inversión Global Gateway de la UE y nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos en materia de clima y energía", celebró Von der Leyen tras la rúbrica del contrato. Y agregó: "América Latina y el Caribe tienen el potencial para convertirse en una central energética global de energías renovables".
Este martes, la líder alemana firmó un acuerdo similar con Chile, otro país con grandes reservas de litio (14,6%) y cobre (23,6%), para fortalecer "las cadenas de valor sostenibles de materias primas".
"Para Europa significará una mayor seguridad de los suministros y para Chile buenos puestos de trabajo. Esa es la forma de hacer negocios de la UE", subrayó exultante tras estrechar su mano con Gabriel Boric.
Para la CE, estos convenios marcan una "nueva forma de hacer negocios" con Latinoamérica, una región "indispensable" para reducir la alta dependencia que Europa tiene hoy con China.
La lluvia de inversiones (45.000 millones de euros del programa), el compromiso de que las multinacionales europeas "compartirán conocimientos y no solo extraerán recursos naturales", y la "eficiencia medioambiental" son los "cimientos" de esta "nueva era comercial" en materia energética.
Bruselas promete "nuevas sociedades" para "crear capacidades locales" y facilitar que los países latinoamericanos sean también "productores finales", que por ejemplo puedan construir las baterías que necesitan los coches eléctricos.
"La lección que tenemos que aprender los europeos es que hemos sido arrogantes con América Latina, África y Asia", admitió el primer ministro en funciones de los Países Bajos, Mark Rutte.
Para las organizaciones sociales de ambos lados del océano, los acuerdos "son más de lo mismo" y reproducen "la lógica extractivista y colonial" de toda la vida.
"La UE en guerra contra la vida: blinda el acceso a minerales para la industria europea. Por si había alguna duda de qué va la relación UE-CELAC. El Pacto Verde Europeo: una ficción para profundizar extractivismo, expolio y colonialismo", denunció desde Bruselas Tom Kucharz, miembro de Ecologistas en Acción.
Una coalición de más de 450 organizaciones y movimientos de América Latina y Europa sostiene que la UE solo quiere "redoblar su influencia colonial en el continente y contentar a los poderes económicos y financieros en la cumbre empresarial".
"Lo llaman nuevas relaciones, pero en realidad se trata de lo mismo de siempre: extractivismo, injusticia climática y social, y violaciones de derechos humanos", denuncian.
La otra duda de estos colectivos es que las empresas europeas materialicen la "sostenibilidad" que prometen en sus proyectos extractivos.
LPO reveló que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) reconoce que los indicadores ambientales de la minería no mejoran: se generan más emisiones ante el boom minero, se consuma mucha más agua (el doble en los últimos tres años) y se generan más residuos.
Las inversiones de litio, cobalto, níquel y el cobre crecen por encima del 50% en algunos casos, pero el costes ambientales siguen siendo altísimos. "Los progresos en la sostenibilidad ambiental están siendo lentos", admite esta agencia.
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