Carlos Zannini y Julio de Vido son dos soldados históricos del kirchnerismo. Ambos tuvieron la absoluta confianza de Néstor Kirchner en sus años como intendente de Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz y presidente. Tras su muerte, mantuvieron esa confianza con Cristina, aunque con altibajos.

Sin embargo, entre ellos nunca hubo cordialidad. Más bien todo lo contrario. La cercanía a Néstor Kirchner generó una típica disputa de poder: los dos quisieron siempre monopolizar la confianza.

Con Kirchner como presidente, el más privilegiado fue De Vido. El ministro de Planificación tuvo mucho más poder que el secretario de Legal y Técnica, que en ese momento estuvo contenido dentro de su área. En cambio, su “rival” no paró de acumular poder de decisión dentro del gobierno.

Ya con Cristina en la Casa Rosada, el “Chino” resurgió y comenzó a ser el hombre de confianza de la presidenta. En paralelo, el poder de De Vido menguaba. Todo esto se aceleró después del 27 de octubre de 2010. Tras la muerte de Néstor, la presidenta comenzó a consultar sus decisiones casi exclusivamente con su hijo Máximo y con Zannini.

El secretario traspasó los límites de su área. Su poder de decisión quedó de manifiesto en el cierre de listas de 2011. Zannini decidió junto a Cristina los nombres que entraban y los que quedaban en el camino. Esto consolidó su amistad con La Cámpora, pero le costó el rencor de los sectores menos favorecidos, como el sindicalismo.

Otra vez Julio

En los últimos meses, los tiempos parecen haber vuelto a cambiar. Después de haber perdido áreas (como la secretaría de Transporte, una caja de dinero gigantesca) e influencia y de sentirse casi afuera del gobierno, el ministro de Planificación parece que recupera su poder.

En las últimas semanas, De Vido comenzó nuevamente a ser el nexo entre la Rosada y los intendentes, con quienes construyó un lazo cuando Kirchner le ordenó ser el encargado de repartir obras salteando a los gobernadores. En enero, Cristina legalizó este método con la creación del "Procedimiento para Solicitudes de Ayuda Financiera", una herramienta que tiene como objetivo mantener la lealtad de los alcaldes de cara a las elecciones de octubre.

El papel de De Vido es clave en tres provincias donde el kirchnerismo tiene problemas con los gobernadores: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. En la primera, fue uno de los principales encargados de reunir a 69 intendentes en Santa Teresita donde los jefes comunales ratificaron su lealtad a Cristina. Sus habituales reuniones con los caciques del Conurbano son la ratificación de que parece haber recuperado el poder que supo tener en sus mejores épocas.

En Santa Fe, el ministro es el encargado de contener a los intendentes que ya advirtieron que romperán con el gobierno si Agustín Rossi encabeza las listas en las próximas elecciones. De Vido no sólo los endulza con obras sino que también negocia con el peronismo histórico de la provincia e impulsa la candidatura de su protegido Alejandro Ramos, que reúne un poco más de consenso que el jefe de la bancada K en Diputados.

La misma tarea tiene en Córdoba, donde es el vínculo con la liga de intendentes kirchneristas, a quienes les promete obras de diferentes programas, como el “Más Cerca, Más Municipio”. Su nexo en la provincia es el diputado Fabián Francioni, con quien se reunió en enero y trataron diferentes problemáticas, como si se tratara del gobernador.

La otra área donde recuperó el manejo es la energética. En las últimas semanas, De Vido le arrebató a Axel Kicillof la negociación con las empresas del sector. La aparición de Roberto Baratta en la firma del acuerdo con Luz y Fuerza es la más clara evidencia. Baratta, mano derecha De Vido, era apuntado por el viceministro de Economía como el responsable del desastre energético. Incluso llegó a amenazarlo con perseguirlo judicialmente.

Operaciones cruzadas y sueño presidencial

La interna entre De Vido y Zannini se está plasmando en los medios. Las operaciones están a la orden del día. Una muestra de esto fue la aparición de un rumor sobre el pedido de renuncia de Cristina a Florencio Randazzo.

El ministro del Interior es un enemigo interno de De Vido, a quien todavía le dura la bronca desde que le sacaron la secretaría de Transportes. Ese es el origen también de la mala relación entre Randazzo y el secretario Alejandro Ramos, protegido de De Vido. En consecuencia, el chivilcoyano se convirtió en un protegido de Zannini. Esa es la nueva lógica del gabinete: o se está cerca de uno o del otro.

Por eso, desde el entorno del “Chino” aseguran que la operación contra Randazzo salió desde el ministerio de Planificación. Quizás por esto fue De Vido quien debió salir a desmentir la información. "Hay tanta novela en los medios dominantes sobre las internas del gabinete (…) Es todo novela. No tenemos que tomar el relato del enemigo", indicó el martes pasado.

Ese mismo día, en un discurso en la Casa Rosada ante la mirada de intendentes santafesinos y el propio Zannini, De Vido lanzó otro mensaje para nada inocente. “La continuidad del modelo está en la posibilidad de que la Presidenta pueda seguir conduciendo los destinos de la Argentina en los próximos cuatro años”, señaló.

Es que Julio de Vido es el principal impulsor dentro del gabinete de la re-reelección de Cristina. Desde su boca han salido varios pedidos, pero también de hombres cercanos como algunos intendentes. Su influencia en la agencia Télam le sirve para que se difundan esos mensajes, que él mismo alienta.

El pedido del martes habría sido una respuesta directa a otra filtración surgida en un diario. El domingo, uno de los principales columnistas de Clarín reveló que Zannini sería el elegido de Cristina para 2015, si es que el proyecto de reforma constitucional no avanza, como todo parece indicar. Según esta versión, secretario legal y técnico garantiza la unidad del “cristinismo”, desde donde se sostiene que hay tiempo para instalar su imagen y ganar la adhesión del peronismo.

Este jueves se filtró una llamativa afirmación que realizó Zannini en un encuentro privado. "Quiero llevar una luz esperanzadora a todos los que representamos: no se preocupen, esto sigue, esto no terminó acá", afirmó en clara referencia a la continuidad del kirchnerismo, aunque sin referencia a quien lo conduce.

Quienes conocen la interna creen que podría haber un conflicto mayor en el cierre de listas. De Vido tiene poder para contener a los referentes y mantener alineador a los intendentes de todo el país. Sin embargo, a la hora de las definiciones, todas estas negociaciones terminan en un embudo que decanta en Zannini, el encargado de definir los nombres definitivos. “El Chino”, por supuesto, hará su juego sin importarle el trabajo previo su compañero de gabinete.