Hay dos peleas que mantienen a Néstor Kirchner despierto por las noches. Una es la del Gobierno nacional con Clarín, de dimensiones públicas. Otra es la que el santacruceño libró a modo de guerra fría contra Hugo Moyano.

Es que desde que el líder de la CGT quedó a un paso de heredar la presidencia del PJ bonaerense por el accidente cerebro vascular de Alberto Balestrini, Kirchner inició un proceso para desgastar su figura. Sobre todo por las aspiraciones de Moyano de gobernar la provincia de Buenos Aires.

En ese marco, en mayo el juez federal Claudio Bonadío le dio un inusitado brío a la investigación sobre la mafia de los medicamentos con especial interés en la obra social del sindicato de camioneros que sufrió tres allanamientos. Una causa por la que está preso otro sindicalista histórico, nada menos que el líder de los bancarios Juan José Zanola, en prisión desde diciembre. El mensaje no podía ser más claro.

De inmediato, Moyano respondió con demandas que apuntan al corazón de Kirchner, es decir a la caja. Exigió un aumento del mínimo imponible del impuesto a las Ganancias y amenazó con dejar que se disparen los reclamos salariales. Además, envió mensajes a los intendentes del Conurbano ordenando paros en la recolección de basura, su principal arma de presión sobre los “barones”.

Pese a sus reflejos, el camionero está muy preocupado por la causa que lleva Bonadío y su temor a seguir los pasos de Zanola lo llevó hace unos días a enviar otro mensaje encriptado a Olivos, cuando se mostró a favor de que se aplique progresivamente el pago del 82 por ciento móvil a los haberes mínimos jubilatorios, una medida resistida por el kirchnerismo.

La comisión

Kirchner, como viejo lobo de mar que es, a pesar de haber coqueteado en primera instancia con la idea que Moyano se hiciera cargo del PJ para marcarles la cancha a los intendentes del Conurbano, ahora le ordenó a Alberto Descalzo, el intendente de Ituzaingó, que convocara a sus pares de la Primera Sección electoral.

El objetivo del encuentro que se realizó en San Fernado fue que se debatiera sobre la creación de una comisión política dentro del PJ bonaerense que decidiera quién va a conducir el partido, lógicamente para que éste no quede en las manos de su heredero natural, Moyano.

De esa reunión participaron Descalzo junto al intendente local, Osvaldo Amieiro y sus pares Raúl Othacehé, de Merlo; Humberto Zúccaro, de Pilar; Juan Delfino, de Suipacha; Andrés Arregui, de Moreno; Graciela Rosso, de Luján; Juan Carlos Caló, de General Las Heras; Stella Maris Giroldi, de Campana; Juan Pablo Anghileri, de General Rodríguez y Carlos Selva, de Mercedes.

La ausencia elocuente fue la del intendente de Tigre, Sergio Massa. Como pudo saber La Política Online, el ex jefe de gabinete no sólo faltó a propósito, sino que es partidario de que Moyano asuma la presidencia del partido.

Según fuentes del PJ bonaerense, el argumento que esgrime Massa es que los mismos dirigentes que designaron a Moyano como vicepresidente del justicialismo bonaerense no quieren que herede su rol orgánico. "Armaron el partido entre cuatro paredes consultando con ellos mismos, ahora que se lo banquen", agregan los críticos d ela actual conducción del peronismo bonaerense.