“Felipe Solá jugó mal en casi todos lados y se rindió ante la billetera del Colorado”, dijeron a La Política Online desde el felipismo platense. Es que usando el sentido común, parece cierta esa aseveración si se leen los candidatos que el ex gobernador no “pudo” poner y las “secciones que entregó” –según fuentes de ese sector- ante la creciente figura de Francisco De Narváez.

Pero como en la política rara vez se puede aplicar el sentido común, ese análisis no es del todo cierto. Si bien Solá cedió espacios principalmente por el poder adquisitivo y de campaña que tiene su compañero de fórmula, es poco probable que haya “jugado mal”.

Esta discrepancia radica en que el norte de Solá no está en un puñado de bancas de algún Concejo Deliberante bonaerense, sino en el Sillón de Rivadavia. La estrategia, entonces, va más allá de una “simple” elección legislativa.

Las listas flojas

En la sureña sexta sección electoral de la provincia de Buenos Aires, Solá puso a su mujer, María Helena Cháves, una platense que vive en un country de Pilar. La aparición de este nombre no tiene nada que ver con la aptitud legislativa de una mujer que hizo su fama jugando al polo. Es un nexo directo entre el ex gobernador y el intendente de Bahía Blanca, Christian Breitenstein, que fue el único que se rebeló abiertamente ante la embestida testimonial del kirchnerismo.

Además de esto, según fuentes de La Política Online, en Bahía Blanca y el resto de la sexta sección, el PJ disidente habría aceptado ir con listas locales “flojas”. Así se garantizaría una victoria en el plano del oficialismo municipal, que permita tener mayoría en los Concejos Deliberantes y por ende gobernabilidad de aquí a 2011. Pero, claro está, en ese año habría que devolver la gentileza.

Por otro lado, en La Plata, como anticipó este medio, se habla de una orden expresa de De Narváez para dividir a su propia tropa. El sábado, como por arte de magia, los candidatos de Unión Pro que se mostraban juntos se fragmentaron en dos listas. Es interesante conocer sus respectivas composiciones.

La que lleva el nombre de la alianza entre el empresario, Solá y Mauricio Macri, está encabezada por los candidatos a diputados provinciales Gonzalo Atanasof (el principal armador de De Narváez en La Plata), Julio Garro (Pro) y Olga Carbajal (felipista) y los candidatos a concejales José Ramón Arteaga (por el lado de De Narváez), Juan Pedro Cháves (cuñado de Solá), Jacinta Tritter (también del felipismo) y Julio Irurueta (del Pro).

La lista que se “desprendió” se llama Partido para la Acción Solidaria y lleva como candidatos a diputados provinciales al odontólogo Dardo Pereira (otro delfín de De Narváez), Luis Martínez Varela (amigo del empresario), la ex concejal peronista Ana María Zocco y Claudio Gallo (responde a Gerónimo “Momo” Venegas, por lo tanto, a Solá) y como concejales a Oscar Vaudagna (felipista), Gladys Darcángelo (Pro) y Oscar Avendaño (De Narváez).

Es llamativo que los medios quieran mostrar como una “ruptura” a un esquema gemelo que respeta casi a rajatabla el acuerdo entre el felipismo, el macrismo y el espacio de De Narváez en el orden los candidatos.

Cabe destacar que Pereira fue funcionario del intendente Pablo Bruera hasta el año pasado y que Vaudagna fue un aliado clave del bruerismo en el Concejo Deliberante, que le permitió alcanzar varias veces la mayoría justa para sancionar ordenanzas importantes.

Esto hizo circular versiones que lo muestran a Bruera, el otro jefe comunal que resistió la avalancha testimonial, como el artífice de esta división. Quizás sea una estrategia en conjunto.

Desde la mesa chica del bruerismo ya explicaron a La Política Online que lo que está pasando es que tanto el gobierno nacional como Daniel Scioli se están “colgando” de la imagen positiva de Bruera y no es el intendente quien necesita del kichnerismo para ganar una elección en un distrito en el que este último sector político perdería por 20 puntos.

Cien colectoras

En tanto que desde el espacio de De Narváez señalaron a este medio que se están planeando listas colectoras en varios distritos más (serían más de cien) y adelantaron que en el caso de La Plata, Dardo Pereira habla continuamente con el ex dueño de Casa Tía, un indicio que despeja cualquier síntoma de ruptura en Unión Pro y confirma esta estrategia. ¿Para qué si no, querría el PJ disidente dividir sus propias fuerzas si no es para un objetivo mayor, como el de llegar a la gobernación y a la presidencia en 2011?

Está claro que el objetivo del PJ disidente no es hacerle la guerra a los intendentes. No ven la necesidad de desmontar un aparato si lo pueden usar ellos mismos en una futura gestión. La explicación que podría tener la elaboración de una estrategia maquiavélica semejante que una a los intendentes con un espacio opositor (al menos por ahora), es una sola: la búsqueda de un horizonte sin Néstor Kirchner impartiendo las órdenes.