Elecciones 2023
Wado, CFK y el límite
Por Javier Correa
Wado de Pedro se presenta ante el gran público bajo la tutela de Cristina. ¿La construcción de su posicionamiento público aspira a garantizar el piso electoral del FdT, o a perforar el techo? El orden de los factores sí altera el producto, aunque aún hay muchos factores y poco orden.

 El desconocimiento de un dirigente es, en comunicación política, un lindo problema a resolver. Cualquier perfil que quiera ser votado, debe ser antes conocido. Semejante obviedad esconde el desafío de hacer funcionar la maquinaria comunicacional de manera eficaz (no siempre eficiente) para el cómo: con qué atributos y bajo qué características queremos que los segmentos electorales ubiquen a nuestro personaje. Los manuales llamarían a esto posicionamiento.

Independientemente de la creación de atributos propios, en el caso de Wado de Pedro, el factor Cristina no es menor en este proceso. ¿Puede alguien bajo su tutela política crecer más allá de su jefa? ¿Es posible que alguien que emerge al gran público bajo la sombra de la dirigente más importante y de mayor centralidad en los últimos 20 años pueda correr sus límites de consideración social más lejos que ella misma? Quizás estemos asistiendo a la construcción de un candidato a vice que contenga el piso del kirchnerismo, y permita a otro candidato a presidente convencer a los desilusionados de Alberto que ya se fueron. ¿Una búsqueda muy similar a la de 2019 podría funcionar en 2023?

Waco peronista

Mientras tanto, la marca Wado se está construyendo con atributos personalísimos como los que emergen de su historia. En tiempos de notable desafección política parece acertado y nuestros registros sobre la conversación digital evidencian interés creciente por la nueva figura. Sin embargo, a esta primera impresión, la crisis percibida también exigirá la construcción de cualidades duras como la capacidad de gestión y fundamentalmente la condición de líder. Queda mucho por ver en poco tiempo.

Cristina volvió a la TV y rompió con la indiferencia

La centralidad que logró CFK en su presentación en C5N y luego en el acto del 25 de mayo precedieron la nueva reputación del Ministro del Interior. Más allá de esto, la Vicepresidenta logró recuperar centralidad y romper con la indiferencia evidenciada en sus últimas apariciones. Según el monitoreo en el ecosistema digital que relevamos desde Ad Hoc, la presencia de Cristina en ambos eventos fue relevante para medios, política y sociedad al mismo tiempo.

En los estudios de opinión pública vemos un gran consenso en todos los segmentos electorales: todos quieren liderazgo, que se traduce en capacidad de decidir. Ese atributo es el bastón que aún no entregan ni Macri ni Cristina.

Aunque a principios de este año se confirmó que la audiencia televisiva se sigue desplomando en la Argentina en los últimos 10 años, Cristina rompió su propia tendencia. ¿Qué cambió? Más allá de lo amigable de la entrevista, lo que cambió fue justamente esto. Hubo alguien que pregunta, que puede repreguntar, y alguien que puede pensar, tomarse una pausa y hablar.

¿A qué fue Cristina a la televisión? A romper con su audiencia cautiva en la que se había encapsulado en sus últimas apariciones. Empatizar y destacar rasgos humanos en tiempos de crisis de representación no es una necesidad exclusiva de los candidatos. Quizás ahí haya una respuesta.

¿Atendido por sus propios dueños? Las franquicias que no funcionan.

"Queremos que esto sea atendido por sus propios dueños, y que no tengan que consultar para decidir", dice un votante de Juntos por el Cambio en un estudio cualitativo realizado en AMBA en el mes de mayo. La ausencia de liderazgo se traduce en ineficacia para resolver los problemas. A mayor percepción de crisis, más daño causa la dilación en la respuesta. El Frente de Todos no ha sabido resolver esta ecuación tan básica y Juntos por el Cambio no le promete a sus votantes un mundo mejor.

Es por eso que en los estudios de opinión pública vemos un gran consenso en todos los segmentos electorales: todos quieren liderazgo, que se traduce en capacidad de decidir. Ese atributo es el bastón que aún no entregan ni Macri ni Cristina. La casa matriz no responde por sus franquicias y justamente aquí es donde, una vez más, se mueve cómodo Milei. El excéntrico economista es percibido como dueño, no delegado.

Para muestra basta un botón, dicen las abuelas. Tanto en las investigaciones cuantitativas y focus group como en el monitoreo digital se percibe desde hace tiempo, pero con una enorme tendencia alcista, la preocupación por los alquileres en particular y la crisis de vivienda en general. Esta es una demanda genuina, relativamente nueva y que aumenta con los datos de inflación. Los dos espacios políticos de mayor presencia en el Congreso no han logrado dar respuesta a esto. Tampoco aparece en la agenda principal de ninguno de sus referentes presidenciales. Casi no hablan del tema. Milei propone liberalizar el mercado y ya lo incluyó en su programa de Gobierno.

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