Las medidas económicas, el spot de la cárcel y la motosierra logran impacto masivo en la audiencia. Los riesgos del "éxito" parecen no ser advertidos. |
Tiempos raros. La polÃtica siente culpa y no se anima a salir del confort. Para las campañas, en este contexto, romper con la indiferencia y la falta de credibilidad es una medida de primera necesidad. Bullrich lo intentó con altas dosis de creatividad, pero limitada. Encontró una buena forma de decir lo mismo. Una cárcel que se llame Cristina es un buen gag, pero una sonrisa no es un voto. La receta más obvia de JxC era hacer antikirchnerismo, ahora bien, ¿es el miedo o el hartazgo a los K la clave de esta elección? Reminiscencias de 2015 en un paÃs que no está en el 2015.
Massa por su parte hace massismo. Ya es él. No es Alberto, no es Cristina, ni siquiera es UxP. Se animó a preguntarle a Patricia si su propuesta de bimonetarismo era un espejo de Cuba o de Venezuela. Imposible explicarle a un sueco semejante picardÃa. El Ministro en funciones con más del 100 % de inflación y con el reciente anuncio del Ãndice de pobreza en 40 % terminó septiembre aliviando el bolsillo, en mayor o menor medida, de casi la mitad de los argentinos. Al votante con sÃndrome de Estocolmo le gusta esto.
Patricia bukeliza la campaña contra Cristina y desoye los pedidos para que se enfoque en Milei
Los éxitos continúan: la conversación digital en torno a las medidas económicas, especÃficamente Ganancias a IVA, triplicó la registrada sobre el dato de inflación. Pero la alegrÃa no es solo massista. El contexto electoral está aquà y se nota. La motosierra de Milei fue mencionada por 90 mil usuarios de redes sociales. Messi furioso. Su reportaje en Olga con Migue Granados fue comentado por "solo" 35 mil usuarios. Asusta. Pero miremos un poco más.
La imagen de Milei con la motosierra en su recorrida por OlavarrÃa fue absolutamente dicotómica. La negatividad sobre esa foto es tan abundante como su positividad. Dos polos emocionales confrontados por un serrucho a motor que es incapaz de pasar desapercibido y que rompe, de eso no hay dudas. Sobre sus cualidades para construir, hay muchas.
¿Qué pasa con la motosierra?
El 80 % de los votantes de Milei tienen menos de 50 años y en los menores de 30 años, lo vota 1 de cada 2. La rebeldÃa al palo no demanda sofisticación ni estética. Quiere disrupción. Algo que se imponga, que haga justicia, que sea brutal, que se haga oÃr, y por supuesto, que monopolice la atención. Hay una causa y una propuesta. Vamos a cortar todo. ¿Qué es todo? Elije tu propia aventura.
AsÃ, la cámara de eco funciona a pleno. Cada quien alimenta su propio sesgo. Algo tan bestial e inhumano confirma todos los prejuicios. En algunos se afianza la satisfacción y las ganas de revancha, en otros el miedo y la incertidumbre. La motosierra es la ventaja del corto plazo, tan tentadora que ni quienes prometen hacer las cosas de otra manera pueden resistirse. Es la propuesta para ganar, pero como ya sabemos, gobernar es inmensamente más difÃcil.
TodavÃa sirve dirÃa Homero. El votante de Milei cree que el sistema polÃtico es el culpable de todos los males. La motosierra encaja en ese sesgo. La traducción de sus adherentes es que sin preocuparse por las formas, el sistema será cortado de cuajo. El ruido del pequeño motor rugiendo es música para un tercio del electorado. ¿Qué pasa con el resto? También se afianza. Si bien la imagen negativa de Milei es todavÃa notablemente inferior a la de Massa o Bullrich (esa es la acción de oro en un ballotage) la tendencia está en aumento.
Ese otro electorado, que el corto plazo de Milei no ve, es el que tiene miedo a la economÃa, a la incertidumbre. No es el votante enojado, furioso, sino el votante asustado. ¿Qué va a cortar? ¿Mi salario? ¿Mi trabajo? ¿Mis changas? No es la casta, es la calle. No la calle organizada, la calle de verdad. En ese electorado la motosierra también hace un trabajo, que es reforzar sus miedos. Mala idea para un candidato que parece no estar pensando en el ballotage.
Es difÃcil imaginar el paso de una motosierra sin destrucción, fundamentalmente porque esa es su razón de ser. Algo que cae (la casta) es un sÃmbolo positivo para el hartazgo social, pero ¿si el dolor no para con los primeros serruchazos? Sabemos que terminar con los yates y "la fiesta de unos pocos" (De la Rúa dixit) es algo bien valorado por el electorado pero ¿cuál es la solución macroeconómica que nos brinda ese recorte para un paÃs que va superando y consolidando sus Ãndices de pobreza? No se puede vivir del amor ni de los sÃmbolos. Nada más bilardista que la polÃtica.
La algarabÃa de no tener pasado, hasta que pasen 5 minutos
Ivo Cutzarida se la perdió. "Los tipos que salen armados tienen que saber que terminan muertos o presos, corta la bocha", decÃa en 2014 y volvió a la fama. Un año después el sistema polÃtico respondió al desgaste kirchnerista poniendo a Macri en la Casa Rosada. Aún habÃa otra manera de canalizar la frustración. Cambiemos era espacio polÃtico moderno y no tenÃa antecedentes negativos de gobierno.
Luego lo conocido, todo para peor hasta el dÃa de hoy. Mirando retrospectivamente alguna pista nos habÃan dado: Cristina no quiso entregar el bastón de mando y Macri terminó bailando Gilda en el balcón de la Casa Rosada. ¿Qué podÃa salir mal? Casi una década después los dos espacios polÃticos están manchados de pasado y el disruptivo que nace en la TV se llama Javier Milei. Si es verdad que a los Presidentes los elijen los contextos, Ivo le erró por 9 años.
Hoy el contexto vuelve a pedir otra cosa y Milei no es Ivo. Afrontó una elección en la cuál 118 candidatos a intendente en la Provincia de Buenos Aires llevaron su boleta. Ninguna pavada. Navegando con el éxito de la novedad nada parece lastimarlo. Ivan de Pineda dijo alguna vez que lo mejor de ser modelo era que aunque se vista mal, la gente siempre pensaba que estaba a la moda. Milei no hace todo bien, pero parece que si.
Por eso aflora la superficialidad discursiva y el disfrute de ese olorcito a poder. Los equipos inexpertos suelen disfrutar de la palmada de los nuevos amigos, del whatsapp explotado de números desconocidos y adjetivos a borbotones que ensalzan hasta el ego de las piedras. Ninguna declaración tiene costo real, ni mediático, ni judicial, ni social. Todo entra en la profunda degradación de la conversación pública, pero al menos lo hace de forma novedosa, más cringe, pero, que más da.
El pecado de origen de la casta (polÃtica) es que nadie le cree porque ya gobernó. El 11 de diciembre el reloj va a correr más rápido que nunca. No hay ni fiesta, ni luna de miel. Quizás es tiempo de pensar las cosas en serio.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.
Hay un montón de gente que al votarlo se va a estar tirando un tiro en el pie, siempre se puede estar peor , la cagada que si gana este loco ya va a ser tarde cuando se den cuenta
Wenaaaaa. Lástima que se escribe:
"Todavía sirve", diría Homero.
Un corrector de estilo no es gasto, ratatouille.
La idea es ocupar un lugar en el momento y tiempo adecuados, lo cual no parece ser el caso.
Si querés jugar al maestro siruela ("tiene pizarrón pero no tiene escuela") andá para otro lado porque acá no tenes auditorio.
1. Milei (chau remedios gratuitos para jubilados, vuelven las AFJP)
2. Pato Bullrich (mas deuda con el FMI, el que qiera ir armado que ande armado)
3. Schiaretti (no sabe que la eleccion es para presidente y no para gobernador)
4. Bregman (me gusta, no tiene chances)
5. Massa (chau Impuesto a las ganancias, devolucion del iva)
Dureza. Solo les entra ese lenguaje.
Paso de adorar un dia/al pibe de la decada dieszmada/a lamer la tronera/del cadete de la embajada
Entonces pedito viejo/vos sos el perdido/ademas de un pobre tipo/que estas mentalmente ido