
Contra la pared, Macri tiró el marketing duranbarbista por la borda y se abrazó a un sÃmbolo del peronismo ortodoxo. |
Se lo puede acusar de caprichoso, pero no de suicida. Luego de tres años y medio exactos de rechazarle la propuesta del Pacto del Bicentenario que le planeó al inicio de su mandato, Macri decidió que Miguel Pichetto era el compañero de fórmula ideal, por todas la razones que antes esgrimÃa para mantenerlo lejos. Que en esencia remiten a una: es demasiado peronista.
Pero cuidado, no se trata de una crÃtica. En el borde del abismo Macri tuvo un muy saludable ataque de pragmatismo y no dudó en girar en el último segundo, dejando que los fanáticos de la grieta y el antiperonismo de celular, cayeran por el despeñadero sin siquiera darles las gracias por los servicios prestados. Claro que es el destino habitual de los que se disfrazan de fanáticos, para asegurarse márgenes de confort sin tener que esforzarse en pensar o trabajar. Como si nadie se diera cuenta.
La elección de Pichetto además de implicar una monumental autocrÃtica, es eficaz en términos polÃticos. Le permite a Macri recuperar la iniciativa polÃtica que habÃa perdido desde que Cristina Kirchner se bajó de la candidatura a presidente y le abre un canal de diálogo inmejorable con gobernadores, sindicalistas y peronistas clásicos. Los mismos que siempre estuvieron para acordar y que Marcos Peña y Durán Barba desdeñaron con su tendencia a priorizar el escenario mediático por sobre las polÃticas de Estado. La paradoja es que en el lÃmite, no fue Facebook, ni los trolls ni Whatsapp. El chaleco salvavidas lo acercó un señor que como el propio Macri se encarga de enumerar en un viejo video ahora viralizado, estuvo con "todos" los gobiernos peronistas. Es decir, un polÃtico profesional.
Es posible que hoy Macri haya terminado con el PRO como lo conocÃamos y en el mismo movimiento pasado a retiro a varios generales, que acaso todavÃa no se dieron cuenta que su tiempo terminó.
Elegir a Pichetto es elegir a Frigerio, a Monzó, a Cornejo, a Sanz, a Massot. Es darle la razón a todos los que Macri ubicó un escalón debajo del mandato tecnológico de Marcos Peña. Es tal vez un giro oportunista hijo de la necesidad, pero cristalizado en una fórmula presidencial.
Pero también se puede pensar que es el primer indicio de un registro de la realidad más profundo. Asà como se gobernó hasta ahora, no se puede seguir. Sólo con los propios es más sólo que propios. Morales, Sanz y en menor medida Cornejo fueron determinantes para que Macri aceptara llevar a Pichetto. Presionaron fuerte de manera pública y en privado. El gobierno midió la fórmula hace quince dÃas y este martes cayó la decisión. Antes habÃan evaluado postularlo a senador por RÃo Negro, pero esa opción no prosperó por dificultades polÃticas en el territorio.
El cÃrculo de "amigos" de Macri, siempre en tensión con Peña y Durán Barba, también empujó el giro pragmático. El cambio polÃtico que plantea a la coalición que hegemoniza el PRO la presencia de Pichetto en la fórmula es tan significativo, que este mismo martes desde la Casa Rosada tuvieron que reconocer que Cambiemos podrÃa hasta cambiar de nombre. DifÃcil imaginar al senador bailando y pateando globos.
Confirmado el ofrecimiento, Pichetto habló con varios gobernadores. "Qué bueno que esté Miguel en la fórmula, asà si gana Macri vamos a tener alguien normal en la Rosada para hablar y que no nos quiera meter presos", contestó con alivio uno de ellos.
El senador inició asà un duelo silencioso con Alberto Fernández. Dos operadores peronistas cruzados en las fórmulas que se verán la cara en octubre. Es el peronismo, estúpido, es el tÃtulo de un libro que se volvió contra su autor, pero es también la tardÃa madurez de entender que se gobierna el paÃs que existe, no el que se quiere.
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Parecería como dice usted que viene un cambio, el partido centenario está roto en mil pedazos, su ala de derecha ya se fue con los conservadores definitivamente, el ala socialista anda dando vueltas como un trompo, no hay quien rescate el sello, problema de los partidos que no padecen los movimientos. Pero, desde mi punto de vista, también se está por acabar el fenómeno del peronismo como movimiento.
Ese fenómeno de estudio denominado Panperonismo que oscila entre la izquierda y la ultra derecha derecha está en proceso de fractura, aunque ahí tal vez retengan el sello.
A lo mejor dé lugar a una clara formación de ultraderecha a centro derecha y una de centro izquierda, como es en los países civilizados que no tuvieron la historia de golpes que hemos tenido nosotros.
Pero tengo una duda enorme, la corrupción rampante de este gobierno y de la justicia como sostén de la república, la falta de información de la gente y la histórica pereza cívica argentina, me hacen pensar que estamos demasiado cerca de una bolsonarización. Nada mejor a los intereses de la Embajada en la región. Y nosotros siempre nos caracterizamos por saber sacar lo peor de cada oportunidad histórica.
Muchos gobernadores como... Vidal?
En todos lados salió tercero cambiemos, los gobernadores no lo necesitan, ya fue.