
Alberto Núñez Feijóo acaba de rifar este jueves parte de su liderazgo con las votaciones para la Mesa del Congreso. El objetivo de máxima de colocar a Cuca Gamarra en la presidencia del órgano fue ejecutado sin pericia, porque ha priorizado los sillones a una alianza con Vox, socio natural dentro del bloque de la derecha, y apostado por el fracaso del acuerdo entre el PSOE y Junts. El lÃder del PP pierde aliados en el camino y va erosionando su propia conducción en el camino con cada mala decisión.
En Génova reina el desconcierto. Con Pedro Rollán en el Senado y Gamarra en Diputados, el PP podrÃa haberse quedado con el control total de las Cortes, una acumulación de poder tentadora para formaciones como el PNV y disuasoria para otras como ERC o Junts. Los populares ven ahora imposible llegar a una investidura y calculan que Pedro Sánchez ya ha consumado un pacto con los partidos nacionalistas e independentistas, incluidos los posconvergentes de Carles Puigdemont.
Pero la vicesecretaria general del PP se ha quedado con las manos vacÃas, lo que ha generado una alta frustración entre el grupo parlamentario popular, que ha seguido de cerca la labor de su jefa en las negociaciones con los demás partidos. Un sector de la bancada señala a Feijóo como responsable de la orden que desbarató el entendimiento con los de Santiago Abascal, con el coste de perder la titularidad de la Mesa y granjearse la desconfianza de Vox, pieza clave para la hipotética investidura del dirigente gallego.
Sin embargo, cuanto más lejos de Madrid, mayor convencimiento sobre el fracaso de Feijóo. Los barones descartan que el lÃder nacional del partido pueda aspirar a la investidura y se preparan para continuar en la oposición en la próxima legislatura. Un consejero de uno de los gobiernos autonómicos en manos del PP ha indicado a LPO que "la aritmética parlamentaria francamente no acompaña" y que los negociadores populares no han sabido llegar a, por ejemplo, los nacionalistas vascos.
Y la hipótesis de una legislatura breve, alentada desde las usinas de pensamiento y medios afines a Génova, no es compartida por todos los lÃderes territoriales y miembros de la dirección nacional. "Pueden ser cuatro años de menos leyes, pero cuatro años al fin", dice a este medio un exdirigente popular, todavÃa con incidencia dentro del partido. La pregunta en el aire es cómo queda entonces el liderazgo de Feijóo, que en pocos meses pasó de endilgarse el triunfo del 28M a un resultado en las generales que le ha bajado la euforia.
Feijóo habÃa llegado a suceder a Pablo Casado con la promesa de formar gobierno o marcharse de la conducción, por lo que en las próximas semanas se pondrá a prueba su palabra. Mientras algunos están a favor de darle oxÃgeno a su lÃder -después de todo, dicen, llevó al partido a acumular poder territorial y no hay un relevo claro-, otros van sondeando la disponibilidad de dirigentes partidarios capaces de confrontar con un Sánchez renovado.
Los nombres obvios que aparecen más cerca en el horizonte no convence a la liga de mandatarios autonómicos y presidentes de las federaciones. En el caso de Isabel DÃaz Ayuso, los condicionamientos en la elección de socios para un gobierno del PP con Vox -excluir a los nacionalistas del PNV- generan resistencia interna. En cambio, Juanma Moreno es un perfil más digerible, aunque muchos se preguntan si ElÃas Bendodo está trabajando para su desembarco y malaconsejando a Feijóo.
El elenco de los populares con poder propio se ha renovado, pero la mayorÃa está aún verde y la idea de una sucesión no está planteada si quiera por la mayorÃa de los barones y menos todavÃa en la cúpula. Con todo, Feijóo apenas puede tener otro traspié en la primera parte de una legislatura que no presidirá. Otra vez, el lÃder de la oposición prometió a los suyos una victoria sin contestación y quedó viendo cómo Sánchez sigue avanzando en la adversidad.
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