Mientras los agricultores de España y Europa concentran toda la atención mediática y polÃtica denostando la Agenda 2030 y las tibias medidas ecológicas de la UE, las alarmas de la crisis climática siguen sonando sin que nadie las oiga.
La semana pasada, los océanos establecieron un nuevo récord global histórico de temperatura (21,12ºC) pulverizando la ya sorprendente marca de agosto de 2023 (21,10ºC). El pavoroso dato dejó estupefacto a la comunidad cientÃfica.
"Es una locura", tuiteó Leon Simons, un investigador climático que participa en la junta directiva del Club de Roma, una organización no gubernamental que agrupa a decenas de investigadores que están preocupados por la salud del planeta a mediano y largo plazo.
"Primero estábamos preocupados, luego alarmados y ahora aterrorizados"
El gráfico publicado por Simons y otros cientÃficos internacionales perturba. En azul figuran todas las oscilaciones correspondiente a los años 1982 y 2022. En amarillo, bastante subido del eje, la curva correspondiente a 2023. Y en rojo, aún más arriba, el primer trazo del 2024 con el récord de las temperaturas superficiales del mar más altas jamás registradas en el mundo.
El dato, sin embargo, pasó casi desapercibido en todas las agendas. "Una pregunta: alguien ha visto que hayan hablado en alguna cadena sobre esto o al menos ha visto alguna noticia Igual es que haber batido el récord de temperatura oceánica en un momento en el que no deberÃa estar pasando (quedan meses para el pico), no es noticia, será eso...", ironizó en redes sociales Juan Bordera, diputado valenciano (CompromÃs) y periodista especializado en el cambio climático.
En diálogo con LPO, el legislador cree que el silencio polÃtico y mediático obedece a que "no se entiende la magnitud del problema".
"Estamos ante una situación previa a un punto de no retorno. Los océanos siempre han sido el gran amortiguador de la crisis climática porque almacenaban un 90% del exceso de calor y porque almacenaban un tercio de las emisiones. El tema es que los océanos están empezando a decir basta. Es asà de simple. Hemos guardado demasiada mierda debajo de la alfombra. Y está saliendo", explica.
Las causas de que los océanos "hiervan" son muchas. El fenómeno climático conocido como "El Niño" (calentamiento natural del Océano PacÃfico) es una. Pero, explica Simons, el incremento de temperatura está siendo "mucho mayor" que en el "Súper Niño" de 2016, más fuerte que el actual.
"Aumento de los gases de efecto invernadero; disminución de aerosoles; retroalimentaciones climáticas; variabilidad natural. ¿Qué aporta y cuánto?", se pregunta sobre los otros factores que pueden estar generando esta histórica -y preocupante- anomalÃa.
Las consecuencias de que el calor interno del agua aumente están a la vista: un clima extremo y desestabilizado que empieza a dejar de estar apto para el desarrollo civilizatorio tal como conocemos.
"Los océanos se están calentando en superficie lo cual hace que haya menos hielo en superficie, lo cual hace que se refleje menos radiación a la atmósfera porque hay menos afecto albedo. Es decir entramos en en bucles de retroalimentación con riesgo de pasar puntos de no retornos, si es que ya no lo hemos pasado", advierte Bordera.
En su opinión, es igual de preocupante que "no se comprende prácticamente nada de esta cuestión" como que se repita que "los 30 grados en enero en Valencia son buenos para que los turistas vayan a la playa".
Concluye: "No se producen debates sanos con cientÃficos ni en medios de comunicación ni las instituciones polÃticas. Lamentablemente, este conocimiento y esta alarma se queda encorsetada a pocas personas. De este gráfico deberÃamos de estar hablando a todas horas y todos los dÃas para que lo entendiésemos a martillazos si hiciera falta. Lo trágico: tenemos muy poco tiempo para actuar y ni siquiera estamos hablando de la emergencia".
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