La formación de gobierno en la Región de Murcia era un pendiente para después de las generales, que las idas y venidas entre las direcciones nacionales del PP y Vox terminaron de enterrar esta semana. En el equipo de Fernando López Miras reconocen que ya no hay margen para acordar con la formación de Santiago Abascal, mientras que los ultras retrucan que nunca existió ese tal margen. Los populares murcianos quieren un ejecutivo en solitario.
Lo que sucede en Madrid tiene repercusiones en Murcia, por lo que la virtual ruptura entre populares y ultraderechistas es la excusa que el mandatario regional necesitaba para impulsar la repetición electoral, un escenario preferible a un gobierno de coalición por la falta de dos escaños para alcanzar la mayorÃa absoluta. En el PP murciano se sienten confiados en que sumarán la cifra mágica para librarse de Vox y, si la campaña resulta efectiva, pulverizar a quienes tiene a su derecha.
El 7 de septiembre es la fecha lÃmite para llegar a un acuerdo, algo imposible a esta altura. Por eso López Miras piensa la campaña que se avecinará, y que culminará con comicios el 25 de octubre. Le ha quedado claro que Vox no admite otra oferta que entrar al gobierno cuando la fuerza ultra dio el plantón a los negociadores del PP. Más tarde salió el jefe del partido a decir que no investirÃan gratis al mandatario.
Reunión de urgencia en Génova: enfado con Feijóo y se habla de posible renuncia
La cuestión murciana se nacionalizó como ninguna otra negociación autonómica tras el 28M, presumiblemente por la decisión (y resistencia) de López Miras a pactar con Vox, tal lo exigió Alberto Núñez Feijóo, obnubilado por la ola azul con la que soñaba barrer a Pedro Sánchez en las generales. Era una carrera por acumular poder territorial y recursos, desterrar al "sanchismo" y mostrarse como el ganador indiscutido y próximo presidente del Gobierno.
Bajo esa premisa, la cúpula del PP, sin cuestionar las decisiones de Feijóo, forzó a MarÃa Guardiola cerrar un pacto con la ultraderecha, pese a que la presidenta extremeña habÃa negado esa posibilidad. Hoy el escenario ha cambiado por completo. El Génova y en los territorios hay un sector cada vez más numeroso que descarta la investidura de su lÃder. Presentarse, coinciden, es un gesto inútil y hasta humillante.
Como adelantó LPO, Feijóo ha quedado por debajo de sus promesas y el malestar que emergió el 23J fue creciendo con el correr de las semanas hasta convertirse en un fuerte cuestionamiento que el dirigente gallego ha tenido que asumir una serie de errores de cálculo, el último la designación de Cuca Gamarra, número dos del partido, como candidata a presidir el Congreso. La descoordinación se pagó cargo, coinciden dirigentes populares y autoridades autonómicas por igual.
En el partido creen que Feijóo ha expuesto "innecesariamente a Cuca", como sostiene un viejo dirigente, y López Miras no ha hecho más que aprovechar el rÃo revuelto en Madrid para asestar el golpe que esperaba darle hace tiempo a Vox. El murciano parece haber ganado el pulso, pero Vox promete crecer más fuerte y ganar escaños en la Asamblea para aguarle el intento al popular. Ninguno de los partidos están en la situación ideal que auguraban antes de las generales.
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