El socialista Jaume Collboni quiere recuperar lo que para el PSC siempre ha sido suyo: la alcaldía de Barcelona. Con una campaña sobria y al borde del empate con Ada Colau, el alfil de Salvador Illa necesita del voto clave del PP para desbancar a Xavier Trias, ganador de la elección y el "candidato de Puigdemont", el mote que en estos días se saldrá de las usinas del socialismo catalán.
Los populares anteponen la condición de deshacerse del "colauismo", como pidió Nacho Martín Blanco, quien encabezará la lista por Barcelona para las generales. "Para evitar que Waterloo gobierne en Barcelona", admite con amargura el presidente del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, cuyo liderazgo se vio renovado por el repunte, aunque mínimo, de Daniel Sirera en la capital autonómica.
Sirera ha logrado que su partido pasara del 5,01% al 9,21%, casi el doble, una proeza después de que Génova quemara los puentes con Cataluña por el 155. Pero en la revolucionada política catalana, el PP ha emergido como el árbitro de una investidura que puede darle aire al independentismo o bien impulsar al PSC, y por asociación a Pedro Sánchez, en Cataluña y más allá.
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Para los de Collboni, Sirera está en una encerrona: ninguna de las dos opciones le sirve a él, a Fernández y a Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, Fernández se inclina por un entendimiento realista con el PSC, es decir, respaldar a Collboni y entender que Colau no puede irse sin más a su casa. Y los socialistas saben que, si consiguen el voto de los populares, los republicanos de Ernest Maragall apenas podrán ignorar al próximo alcalde.
Fuentes del PSC reconocen ante LPO que las negociaciones con el PP avanzan sin la condición de Colau, si bien la última palabra la tienen en Génova. Desde el equipo de Fernández admite que también hay vías de diálogo con Junts. "Me presenté a diciendo que jamás votaría a un alcalde separatista y no lo voy a hacer", llegó a sostener Sirera, que tampoco quiere a un Collboni aliado a los comunes y los independentistas.
Los populares críticos con el acercamiento a Trias temen que Feijóo termine precipitando un acuerdo con Junts para dar un golpe a Sánchez en Madrid. Quien mejor representa esa línea es la diputada saliente por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, quien siempre ha abogado por un pacto entre las formaciones "constitucionalistas" en detrimento de darle mayor poder a los partidos del 1-O.
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Quien se juega su futuro en esa decisión en Fernández, que buscará repetir como candidato a la Generalitat el próximo año, al igual que Colau, después de que su propuesta de tripartito fuera rechazada por Collboni y Maragall. Pero, así como Sumar ha salido en su defensa, Feijóo pondrá en primer plano a los suyos. La conformación del gobierno municipal es más que una cuestión de los barceloneses.
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