Duhalde, según los archivos consultados, manifestó en el 2002 su intención de abandonar la política y “dar un paso al costado”. En el 2003 lo reafirmó e hizo pública su autoexclusión de las contiendas electorales, en otras palabras, se “freezó”

Estas declaraciones, según pudimos constatar, solo fueron una estratagema para ocultar una verdad: emular a la leyenda urbana de Walt Disney. Así, el veterano dirigente decidió someterse a una intervención que lo preservara del paso del tiempo.

Pero, según informes recientes, un inesperado problema con el flete que transportaba el cuerpo “congelado” provocó la pérdida en la cadena de frío generándose una reaparición anticipada del curtido político. Descontextualizado y falto de reflejos, síntomas del fallido experimento, los estudiosos afirman que las recientes expresiones de Duhalde donde dice que “los juicios (a los acusados de crímenes de lesa humanidad) tienen que terminar. Hay que mirar para adelante”, son la prueba irrefutable del fracaso.