En la Casa Blanca están al borde de la resignación. La vÃa negociada con Nicolás Maduro no funcionó. El coqueteo del chavismo con la posibilidad de anexar una parte del paÃs vecino de Guyana fue una muestra más de la estrategia fallida. Muy posiblemente, la última muestra antes de que vuelvan las sanciones al petróleo, el gas y el oro.
El principal objetivo de Joe Biden al quitarlas y habilitar el diálogo con Caracas era aliviar la crisis polÃtica y económica de Venezuela. ¿Altruismo y bonhomÃa de la administración demócrata? No necesariamente. La agenda implÃcita del gobierno era descomprimir la presión en la frontera sur. La crisis migratoria por momentos se muestra fuera de control y jaquea el discurso humanitario de Biden.
El secretario de Estado Antony Blinken acaba de hablar con el ministro de Relaciones Exteriores brasileño Mauro Vieira. Blinken le agradeció al gobierno de Lula da Silva su mediación diplomática para llegar a una solución pacÃfica en el tironeo por la región de Esequibo. En el Departamento de Estado, según averiguó LPO, ya dan por hecho el incumplimiento del régimen venezolano. Y sólo resta designar al funcionario que asuma en público, para regocijo del trumpismo y los halcones republicanos, que se trató de una apuesta fallida.
"Biden le ha entregado el control de la frontera sur a los narco-cárteles mexicanos"
Pero la presión interna para que EE.UU. abandone la mesa de negociaciones con Maduro ya no solamente proviene del vecindario republicano. Porque el chavismo no realiza las dos concesiones que la Casa Blanca considera innegociables. ¿Cuáles? No garantiza un fair play electoral para la opositora MarÃa Corina Machado ni libera a los tres detenidos estadounidenses.
Se estima que en Venezuela hay casi 300 prisioneros polÃticos. Pero el Departamento de Estado mira con detalle a los estadounidenses. Son tres personas que fueron detenidas este año, acusadas de intentar ingresar ilegalmente al paÃs. Sus nombres son Eyvin Hernandez, Jerrel Kenemore y Joseph Cristella. De esos tres, hay dos con los que la Casa Blanca se muestra intransigente. Exige su liberación a como dé lugar.
En las últimas horas, la presidenta del Partido Demócrata de Florida, Nikki Fried, se reunió vÃa zoom con la lÃder de la oposición MarÃa Corina Machado, quien se impuso en las elecciones para elegir a un candidato que compita en las presidenciales del año próximo.
La conversación duró 45 minutos y fue moderada por el ex miembro del Comité Nacional Demócrata Leopoldo MartÃnez. Machado consideró que las elecciones libres están en riesgo y dio detalles sobre las condiciones de los detenidos por el gobierno de Maduro.
"Mientras Maduro se niegue a cumplir los términos del acuerdo de Barbados, le seguiremos pidiendo al presidente Biden que vuelva a imponer sanciones y penas contra el régimen corrupto de Maduro. El pueblo de Venezuela merece decidir su futuro en elecciones libres y justas", planteó Fried, precandidata a gobernadora de Florida. En un estado monopolizado desde hace 20 años por el GOP, los demócratas evitan mostrarse indulgentes con los regÃmenes autoritarios de izquierda en América Latina. Un tercio de los floridanos tiene origen latino. Y una gran parte de esas personas (también votantes) llegó al Estado del Sol huyendo de gobiernos como los de Venezuela y Cuba.
En la charla virtual participaron otros representantes demócratas, como la ex congresista Debbie Mucarsel-Powell y la alcaldesa de Miami-Dade Daniella Levine Cava. El diálogo se dio cuando el equipo de campaña de Machado está armando una estructura en Miami. La apuesta de la jefa de la oposición al chavismo tiene un doble objetivo: presionar sutilmente al gobierno de Estados Unidos y a la vez movilizar a los miles de votantes venezolanos que viven en Florida.
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