El "greenwashing" es un término que se ha popularizado al ritmo de la crisis climática. Son aquellas acciones, de empresas y gobiernos, destinadas a crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica para no tomar medidas significativas y estructurales en la descarbonización de las economías.
La etiqueta "sostenible" es la principal insignia de este "ecopostureo". "Cuando todo es sostenible, nada lo es. Nos vivimos haciendo trampas con discursos y políticas que nos hacen pensar que dentro de un sistema insostenible podemos ser sostenibles. El sistema actual es inherentemente insostenible por lo tanto, aunque tengamos pequeñas acciones sostenibles, lo que necesitamos es cambiar las estructuras, no esa pequeña acción", resume el ambientólogo valenciano Andreu Escrivà, uno de los grandes divulgadores de la crisis climática en España, autor del libro "Contra la sostenibilidad".
La palabra "sostenible" ha sido repetida varias veces este martes por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, al proponer acciones y soluciones ante un problema que amenaza la agricultura española: la escasez de agua para satisfacer la demanda de cultivos en medio de la desertificación y las sequías más recurrentes que afrontará el país en los próximos años.
En la actualidad, el 23% de la producción de alimentos depende de los regadíos, unas 3,8 millones de hectáreas. Científicos y ecologistas advierten que el problema excede a la propuesta de la derecha andaluza de legalizar los pozos ilegales de Doñana. España, señalan estas voces, necesita reducir "el exceso" de regadíos (el 85% del agua disponible se destina a fines productivos, según el INE) para evitar un "colapso hídrico".
El ingeniero agrónomo y miembro de Ecologistas en Acción Santiago Martín Barajas cifra esta reducción en un millón de hectáreas para evitar "consecuencias ambientalmente desastrosas".
"Necesitamos esta reducción para alcanzar así un cierto reequilibrio hídrico y evitar que se produzca el colapso hídrico al que nos estamos dirigiendo", advierte el experto en cada una de sus intervenciones públicas.
Planas rechaza este diagnóstico. "La misión del Gobierno no es reducir la superficie sino reducir los caudales de utilización de las dotaciones de agua y de agua disponible utilizados en la agricultura", ha explicado en rueda de prensa. ¿Su solución? Avanzar en "regadíos sostenibles" para "aprovechar al máximo cada gota de agua".
El plan figura en el informe titulado "La Política de Regadío Sostenible en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR)", presentado este martes en el Consejo de Ministros.
El objetivo de Planas es "modernizar" 750.000 hectáreas para lograr una "mayor eficiencia": un ahorro del 10 % en el consumo de agua y la reducción tanto del consumo energético como del uso de productos fertilizantes y fitosanitarios.
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"El regadío sostenible es clave para afrontar los retos del cambio climático en la agricultura y potenciar un modelo de producción de alimentos que de respuesta a las demandas de la población y contribuya así a la seguridad alimentaria", ha justificado el ministro.
El proyecto demandará una inversión de 2.130 millones de euros hasta 2027, "una inyección sin precedentes históricos". Planas ha justificado este desembolso por la "importancia estratégica de la producción en regadíos", que multiplica por seis la productividad agrícola y "genera una renta cuatro veces superior a los agricultores, y el triple de empleo que las demás producciones".
La modernización de regadíos conlleva "una mayor ambición ambiental" al proyectar el uso de "aguas no convencionales" (desaladas o reutilizadas), y la "incorporación en los sistemas de riegos de energías renovables".
Vale recordar que, en este último punto, Planas promueve un proyecto que pretende prohibir la instalación de infraestructura verde en las zonas de regadíos -iniciativa que rechaza la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera-, que choca de frente con esta idea de dotar a los sistemas de riego de energía limpia.
"El Gobierno pone sobre la mesa decisiones pensadas para dar respuesta a los retos de futuro como el cambio climático y potenciar un modelo de producción de alimentos que de respuesta a las demandas de la población y contribuya así a la seguridad alimentaria", ha concluido sobre la trascendencia del plan.
Para el ambientólogo Escrivà, el proyecto de Planas "es ecopostureo total". "Lo que sea para no cuestionar el regadío", cuestiona ante la consulta de LPO.
"Es así, los regadíos sostenibles del ministro Planas son mero postureo. Ahora hay 4,1 millones de hectáreas de regadío, y nuestro país sólo tolera de forma sostenible 3-3,2 millones de has, y siempre que éstas sean eficientes", agrega Barajas.
Los Planes Hidrológicos de Tercer Ciclo, aprobados en enero por el Ejecutivo, en los que se especifica cómo se van a gestionar los recursos hídricos en España hasta el 2027, confirman que la hoja de ruta de Moncloa pasa por "la eficiencia" de los regadíos y no por su reducción.
El Gobierno admite que "desde el año 1980 el agua media disponible se ha reducido en un 12% y las proyecciones indican que en el año 2050 puede haber una disminución adicional de entre el 14 y el 40%".
Ante este escenario, según la ministra Ribera, España no va a poder "garantizar el abastecimiento para el agua de boca o para usos económicos dependiendo exclusivamente de la lluvia".
Sin embargo, dentro de cuatro años, los campos dispondrán de 1.200 hectómetros cúbicos menos de riego, un 4% menos que los 28.000 hm3 actuales.
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