El PP de Castilla y León comenzó su estrategia para quitar a Ciudadanos del camino. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se deshizo este lunes de los cuatro consejeros naranjas, empezando por el vicepresidente y portavoz Francisco Igea, para luego convocar a elecciones anticipadas el próximo 13 de febrero.
El botín de la España despoblada: la pelea por el voto rural
Mañueco explicó que las negociaciones de los presupuestos regionales por parte de Ciudadanos con el PSOE y Por Ávila, a sus "espaldas", justifica la decisión de los populares. Pero Igea parece no haber comprado su argumento. "¿Qué cojones piensas de tú población?, ¿Qué categoría humana tienes?", se preguntó una vez conocida la última palabra de Mañueco.
"Una persona que convoca elecciones en este momento, deshace toda la política sanitaria, pone en riesgo a la población por el interés partidista, no es un hombre de bien. Pone en riesgo a la Comunidad, es una absoluta irresponsabilidad cuya única razón es el interés partidista", continuó el ahora exvicepresidente de Castilla y León, en referencia al cese de Verónica Casado, consejera de Sanidad, también de Ciudadanos.
Pero la decisión no fue una ocurrencia de Mañueco, sino una estrategia pensada desde Génova. Pablo Casado dijo esta mañana que ya sabía de la jugada del presidente de Castilla y León y que le apoyaba, además de augurarle un "un gran respaldo" en los comicios de febrero. La dirección nacional se apuró a declarar que "el interés de los castellanos y leoneses, la estabilidad de sus instituciones y la continuidad de las políticas eficaces en beneficio de todos es lo más importante".
Las competencias de los consejeros vacados serán asumidas por miembros del Consejo de Gobierno pertenecientes al PP. En los hechos, es la ruptura total con Ciudadanos. Mañueco había prometido a sus exsocios de gobierno que no habría adelanto de elecciones, pero la desconfianza hacia ellos luego de la fallida moción de censura de marzo pasado, orquestada por el PSOE, pero que contó con la simpatía de algunos naranjas, lo convenció de comenzar de nuevo sin Ciudadanos.
Arrimadas le propone al PP marginar a Vox e ir juntos a las elecciones en Andalucía
El cálculo de Mañueco es sencillo. Es preferible gobernar en solitario con el apoyo externo de Vox que hacerlo con un partido en desintegración, ante el riesgo de que un grupo de diputados díscolos de Ciudadanos pueda darle el apoyo al PSOE para tumbar al gobierno de Castilla y León. Para la formación de Inés Arrimadas, la pérdida de espacios con sus aliados "naturales" es una señal de alarma.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.