Los diez días de parate bursátil por los feriados decretados por el gobierno chino no pudieron evitar el lunes negro que el mercado preveía en su reapertura. En su mayor caída desde el 2015, la bolsa se desplomó casi un 8%.

En rigor, el mercado no funcionaba desde el 23 de enero por las extendidas vacaciones del año nuevo chino, que fueron extendidas para tratar de reducir los efectos del brote de la enfermedad.

A su vez, el gobierno determinó una inyección de 1,2 billones de yuanes y la prohibición de posiciones cortas. Sin embargo, nada impidió el reacomodamiento de los valores a la baja generalizada que se observó en las principales plazas del mundo durante la última semana.

Como era de esperar, el número de infectados continuó en aumento para superar los 17.000 solamente en territorio chino y la cantidad de fallecidos ya llegó a los 360.

El gobierno aprovecha la baja del crudo por el coronavirus y extiende el congelamiento de naftas

Esto aumentó las tensiones en el mercado y presionó a la baja a los principales commodities en los que China se destaca como principal importadora. Entre ellos, se destaca la baja del petróleo que este lunes tocó un mínimo de 55 dólares el barril en el Brent, el menor nivel en más de un año.

Como explicó LPO, esta baja de diez dólares en las últimas dos semanas alivia las tensiones en Argentina por el congelamiento de combustibles, al achicar la brecha con el precio local.

No obstante, a mediano plazo no constituye una buena noticia para Vaca Muerta, ya que este nivel de precios pone en riesgo ciertas inversiones que se volcarían hacia cuencas de otros países con menores costos.

Tanto a nivel mundial como en Argentina, el efecto coronavirus por el derrumbe de la bolsa china no tuvo un impacto relevante en los indicadores bursátiles. "Fue un ajuste que el mercado ya descontaba. China estuvo una semana sin operar mientras el resto de los mercados estaba a la baja", afirmó a este medio el analista Francisco Uriburu.