Sergio Massa no tiene paz. Mientras intenta sortear los sabotajes internos del albertismo que con paladar suicida agitó versiones de devaluación, se choca con el campo que se trancó y no liquida. No hay dólares. Ese es el problema. En el mercado estiman que al ritmo actual, el Palacio de Hacienda tiene nafta para dos, tres semanas máximo. 

"La sequía nos dejó sin los dólares que teníamos previstos para llegar a la elección, hoy la economía está sin ancla", resumió Massa ante Wendy Sherman, en la cumbre que mantuvieron en República Dominicana. La número dos del Departamento de Estado se tomó un avión para hablar con el ministro, que iba para Washington, antes de venir al país. La funcionaria le preguntó porqué había asumido el ministerio, con esa facilidad que tienen los norteamericanos para ir a lo esencial.

El campo bajó drásticamente la liquidación de soja y crece la presión para que Massa devalúe

Luego que Massa le explicara que el Gobierno en ese momento estaba en una situación muy delicada y consideró necesario asumir el cargo, la funcionaria quiso saber si mantenía su intención de ser candidato. LPO ya reveló que la administración de Biden considera al ministro de Economía como un aliado muy confiable.

Massa aprovechó la pregunta para explicarle a la funcionaria demócrata que si de verdad quieren ayudarlo necesita dólares para transitar los próximos tres meses. La idea, recurrente, es acelerar desembolsos de créditos de los "multilaterales". Esto es, básicamente, Banco Mundial y BID. El problema es que la burocracia de esos organismos arrastra los pies. "Tienen más vueltas que un caracol", dijo un funcionario del equipo de Massa.

Massa le explicó a la número dos del Departamento de Estado, Wendy Sherman, que si de verdad quieren ayudarlo necesita dólares para transitar los próximos tres meses. 

Juan Manuel Olmos, en una charla con el embajador Marc Stanley, fue más académico. "Ustedes tienen un problema con el mecanismo de intervención en la región. Toda la superestructura es de postguerra, necesitan una vía más ágil. China cuando lo decide, manda los fondos de inmediato", le dijo el vicejefe de Gabinete, en un encuentro convocado para debatir sobre la presencia de China en la región.

Finalmente esa ficha cayó en Washington. El avance de China en el continente es un problema serio. El Salvador de Bukele y el Lula de Brasil encabezan las alarmas, pero la influencia del gigante asiático en el continente se extiende, ante la dificultad de Estados Unidos para articular una estrategia de contención efectiva.

El tema se coló en la charla de Massa con Sherman. La funcionaria le pidió al ministro que le explique porqué Lula se acerca a China. El asunto se analizó en detalle. Los complejos equilibrios internos que enfrenta Lula. Con su vice pro occidente, Gerardo Alckmin, con incidencia en el Congreso, Lula se ve presionado por el ala de izquierda del PT, que integra el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, a ir en el sentido contrario.

Con la dificultad de una transición interminable porque Bolsonaro dejó copados los puestos críticos de la línea con gente que amenaza con juicios si la remueven.

Lula junto a Xi Jinpin en su reciente visita a Beijing.

AP

Bolsonaro llevó la charla a Milei. En la Casa Blanca tomaron nota que el economista pasó de lo pintoresco a marcar en las encuestas un tercio del electorado. No lo quieren. "Puede ser un Bolsonaro argentino", se lamentan los demócratas, que siguen viendo a la Argentina como uno de los pocos países de la región que mantienen un sistema político razonable, una democracia sólida.

De hecho, hasta ahora han fracasado todos los intentos de Milei por conseguir reuniones de alto nivel en Estados Unidos e Israel.

Como sea, la situación por extraño que parezca es muy similar a la de Macri en 2019. El gobierno necesita un salvataje urgente de dólares para estabilizar la moneda y poder llegar en control a las elecciones. Massa la veía venir y le pidió a Alberto que en su cumbre con Biden se concentre en explicarle el impacto de la sequía en la economía argentina y por qué necesitaban la ayuda de Estados Unidos. Alberto, esa vez, cumplió.

El consejero especial de Biden para la región, el colombiano Juan González, amigo de Massa, lo planteó con claridad en un encuentro con medios realizado este martes (ver video). "Estados Unidos está dispuesto a jugar un papel constructivo para ayudar a la Argentina", dijo y agregó: "Sergio, en particular, está avanzando con pasos concretos, pero el desafío es enorme".

En las conversaciones que hemos tenido con él (por Massa), la línea final es que tienen que ser el Departamento del Tesoro, el FMI, el Banco Mundial y el BID quienes lleguen a cómo abordar estos desafíos. Estados Unidos siempre juega un papel constructivo en esa conversación, incluida la Casa Blanca.

Y ofreció una ventana para entender hasta donde la falta de dólares de la Argentina se convirtió en un tema de prioridad geopolítica para la Casa Blanca: "En las conversaciones que hemos tenido con él (por Massa), la línea final es que tienen que ser el Departamento del Tesoro, el FMI, el Banco Mundial y el BID quienes lleguen a cómo abordar estos desafíos. Estados Unidos siempre juega un papel constructivo en esa conversación, incluida la Casa Blanca".

Y agregó: "con Jake Sullivan, hemos estado en conversaciones activas para tratar de encontrar una manera que brinde más apoyo. Mucho de esto para nosotros surge de la respuesta a la crisis económica de 2002, por la que queremos ayudar a países como Argentina a navegar en una muy, muy compleja economía política".

Sullivan es acaso uno de los principales asesores políticos de Biden, encargado de los temas de seguridad nacional -un paraguas que engloba todo lo crítico para la Casa Blanca- y no parece casual que ayer mismo se haya comunicado con Celso Amorin, funcionario clave de Lula para la política internacional, para hablar sobre la guerra de Ucrania. Es que Lula sumó a su desafío con China una reunión con el poderoso canciller ruso, Sergei Lavrov. El histórico líder del PT está jugando fuerte.

Massa navega así en un juego complejo con la mira puesta en conseguir dólares. El mecanismo obvio y más directo para inyectar divisas en el Banco Central sería el FMI. Ahí está planteada la discusión técnica, por arriba la geopolítica.