Santiago Peña se refirió este lunes a las negociaciones del gobierno argentino con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos para el arribo de militares norteamericanos a la hidrovía Paraná-Paraguay. "Es una decisión soberana de la Argentina. No hay nada que nosotros podamos cuestionar", apuntó el presidente.

"A nosotros también nos tocó tener conversaciones con el gobierno americano, específicamente con el Cuerpo de Ingenieros de las Fuerzas Armadas de EEUU, que es un grupo que hoy administra la hidrovía del Mississippi, que tiene muchísima experiencia", ponderó Peña desde Luque.

Como adelantó LPO, la nueva administración de la Autoridad General de Puertos (AGE) de Argentina tiene listo un entendimiento con el gobierno de EEUU para "iniciar un proceso de colaboración conjunta e intercambio de información y gestión" con los militares estadounidenses, similar al memorándum que había intento pasar en su momento Horacio Cartes en el Congreso paraguayo.

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"Nosotros teníamos prácticamente listo en el gobierno pasado para reenviar al Congreso, porque esto ya se había enviado en el gobierno del presidente Cartes. No se trató. Se planteó nuevamente el proyecto durante el gobierno de Mario Abdo Benítez, fue presentado al Congreso, y yo decidí pedir que no se trate aún esto porque lo que quería era que haya una conversación amplia dentro de los cinco países que formamos parte de la hidrovía y no que Paraguay avance de manera unilateral", explicó el presidente.

El canciller Rubén Ramírez Lezcano. 

Europa Press

Sin embargo, el senador Gustavo Leite, que lidera la comisión de Relaciones Exteriores en la cámara alta, dejó entrever que el Congreso podría reeditar el memorándum este año. "La mayor expertise en vías navegables similares está en el Mississippi. Es lo más conveniente usar la experiencia exitosa ajena", dijo el legislador cartista a este medio.

Peña esperaba la señal de Milei para avanzar sobre el ingreso de los militares estadounidenses a la hidrovía, luego de que el canciller Rubén Ramírez Lezcano pidiera no "traer las tensiones globales" a la región, en alusión a la presencia china en la vía fluvial. Por cuestiones estratégicas, Lula no es la idea de abrirle paso al Cuerpo de Ingenieros, pero con el paso de Milei le permite al gobierno, que cuenta con mayoría en ambas cámaras del Legislativo, intentar discutir el memorándum.

Pero mi conversación tanto con el presidente Lula, como con el presidente Milei, y también Lacalle y Arce, porque esto también le afecta a Bolivia, es que podamos sentarnos entre los cinco países y podamos y visualizar una hidrovía mucho más moderna e integrada

El presidente dijo que "no hay ninguna restricción" en la decisión de Argentina. "En su caso, ellos ya tenían hace varios años, con mucha preocupación para nosotros, una fuerte influencia de empresas de origen chino, operando en el sector argentino de la hidrovía. Celebramos que estén conversando con el gobierno americano. Creo que puede sumar muchísimo, y principalmente en un activo estratégico para la región", sostuvo.

El presidente brasileño Lula da Silva.

AP

El año pasado, el Congreso estadounidense autorizó a los ingenieros de su país para trabajar en temas de navegación, catástrofes naturales y otras tareas, pero con el telón de fondo de monitorear y evitar la presencia de China. Esa carta fue la que agitó Washington para que Marito reflotara el intento de traer a los ingenieros militares. Luego vinieron las elecciones y con el triunfo de Peña, una diplomacia más pragmática y enfocada en el Mercosur.

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"Pero mi conversación tanto con el presidente Lula, como con el presidente Milei, y también Lacalle y Arce, porque esto también le afecta a Bolivia, es que podamos sentarnos entre los cinco países y podamos y visualizar una hidrovía mucho más moderna e integrada que nos permita aumentar de manera importante la carga que tiene la hidrovía para que genere más trabajo para los paraguayos", aclaró el presidente.

LPO reveló en agosto de 2022 que el gobierno de Abdo tenía la intención de sumar los ingenieros de las fuerzas militares estadounidense para terminar el tramo paraguayo de la ruta marítima, pero se topó con la resistencia de la oposición, entonces más unificada y numerosa, y las provincias del Norte Grande, que calificaron la movida como una violación de la soberanía ya que no contaba con la autorización de ningún de los dos Congresos.