Las recientes elecciones en Santa Fe actúan como un revulsivo en varios aspectos de la política nacional y de todo aquello que orbita alrededor de la misma. Primeramente, y otra vez, las encuestas fallan al dar un escenario cerrado en la interna de Unidos por Santa Fe entre Losada y Pullaro, la que terminó definiéndose con holgura a favor del radical. 

Tan recurrente es el fallo de esta forma unidimensional de ver la política que sigue siendo llamativo su exacerbado consumo, tanto que en las horas previas a la elección los números de "prestigiosas" consultoras alertaban los campamentos de todas las tribus sobre una diferencia que estaba dentro del famoso margen de error generando un nerviosismo y un grado de expectativa que se diluyó apenas se abrió el 1% de las urnas.

También, y esto es quizás aún mas importante y proyectivo sobre la disputa entre Bullrich y Rodriguez Larreta, pudo verse en un territorio análogo a la complejidad del país la efectividad de algunos cánones de campaña que dominan la disputa en la actual oposición. Las campañas de Losada y Pullaro contaron con recursos similares que pudieron verificarse tanto en las redes y los canales tradicionales de comunicación como en la presencia gráfica en el territorio. Tal es así que ambas se acusaron mutuamente de campaña sucia y en ambos casos la justicia admitió de alguna manera el reclamo de los contendientes. 

Ambas contaban, del mismo modo, con apoyaturas vigorosas por fuera de la provincia que se encuadran en la disputa que llevan Macri y Rodriguez Larreta a tal punto que el propio Pullaro, en el medido tono que caracterizó toda su campaña, se tomó el trabajo de levantarle la mano a Martin Lousteau en el marco de su festejo augurando su victoria en CABA, territorio que es el verdadero origen de la pelea entre el ex presidente y el actual alcalde... podría decirse que más que una nacionalización, lo que mostró el domingo a la noche fue una porteñización de la interna opositora santafesina.

Breaking Point: Larreta le gana a Macri y Bullrich un round clave

Si la campaña de Losada fue pura agresividad montada sobre su carisma (a la vista de los resultados, un claro fracaso del gurú santafesino Lucio Guberman), la de Pullaro fue pura ejecutividad apoyada en un entramado territorial de fuerte raigambre política. Mientras Losada exhibía a Patricia Bullrich como su anclaje, Pullaro iba recolectando caciques territoriales que forman parte del status quo del sistema santafesino (principalmente del interior provincial) a tal punto que en las últimas semanas dirigentes del socialismo que balconeaban la disputa empezaron a participar de las fotos del ya casi futuro gobernador lo que transmitía un olor en el territorio que la campaña de Losada percibía pero deleznaba en función de su apuesta principal por fuera de Bullrich, Rosario. 

Y en Rosario, que era el punto débil del armado de Pullaro, Losada perdió ajustadamente sacando incluso algunos miles de votos menos que su espada local (el intendente Javkin que terminó ganando su interna por 4 puntos sobre Miguel Tessandori) con un resultado que revela la endeblez de su campaña: buenos resultados en las zonas céntricas de la ciudad, pero malos resultados en las zonas populares.

Si la campaña de Losada fue pura agresividad montada sobre su carisma, la de Pullaro fue pura ejecutividad apoyada en un entramado territorial de fuerte raigambre política

Aunque siempre es fácil narrar los fracasos una vez acaecidos, es valioso hacerlo si uno pretende explicar algo por venir. Si bien Bullrich fue explicita en su apoyo a Losada y ésta prácticamente redujo su campaña a la denuncia de su adversario y el acompañamiento de Pato, puede resultar forzado pretender traducir linealmente los resultados. El punto fuerte de Bullrich es su invocación a un orden disruptivo ("llego yo y se acaba la joda"), ese vértice en Santa Fe fue transitado por la campaña de Pullaro. El punto fuerte de Larreta es su apelación moncloista a la construcción de un consenso estabilizador, en definitiva, una reconstrucción de un sistema de acuerdos políticos. Ese vector, en Santa Fe lo expresó también Pullaro que nunca se tentó con redoblar la apuesta de Losada de anticipar su "no me siento con Pullaro si gana". 

Si las encuestas fallan, como lo vienen haciendo, detectando sólo los intensos de los centros urbanos, esto explicaría porqué la aplastante victoria de Pullaro no se vió reflejada en los trackings efectuados hasta 48 hs antes de la elección. Del mismo modo esto podría inducir a pensar que hay una "sobre representación" en las muestras de estos intensos que explicarían la preeminencia de Bullrich sobre Larreta y la vigencia de Milei en torno a los 20 puntos.

Télam

Todas estas conjeturas alientan al Jefe de Gobierno porteño de cara a las 4 semanas decisivas. Ojo con algo, en Santa Fe voto el 63% del padrón pero si se miran los dos grandes centros urbanos de la provincia se verá que en Rosario votó apenas el 58% y en la Capital el 60%, los aparatos del interior fueron lo que llevaron el promedio para arriba pese a expresar sólo el 40% del total del padrón. Si esta apatía se repite en las primarias de agosto, el Peronismo aún conserva ese aparato en las mismas coordenadas geográficas: el interior profundo (conurbanos, NOA,NEA) y aún tiene el aparato del estado que en el caso de Santa Fe fue decisorio en la interna local por Rosario. Este peronismo -que en Santa Fe más que una derrota sufrió la fuga de su jefe orgánico- tampoco aparece vigoroso en las encuestas. Sergio Massa lo sabe, por eso mira mucho mas las variables de la macro y las reservas del central que los números papers que orbitan en los comandos de campaña.

Al final de cuenta, es la política (estúpido).