“Necesito que le des una mano a Amado ¿Crees que podes hacerlo intendente?”, preguntó al Presidenta con una sonrisa pícara. “Si claro ¿De dónde, de Pinamar?”, le contestó el operador y las risas estallaron en la Quinta de Olivos.

Pero más allá de la habitual debilidad de los peronistas por la gastada, la reunión confirma un dato anticipado por LPO, la candidatura a jefe de Gobierno de Amado Boudou está impulsada desde la Presidencia.

Son varias las facturas que en la Casa Rosada acumulan contra el senador Daniel Filmus –hoy el peronista que mejor mide en la Capital Federal- para boicotear su candidatura. Pero podrían sintetizarse en tres agravios centrales.

En el 2007 cuando Filmus perdió la segunda vuelta contra Macri, dejó trascender que no había logrado superar el 40% de los votos “porque el rechazo a Cristina me restó votos”. La frase llegó a oídos de la Presidenta.

Luego vino la rebeldía del 2009 cuando se negó a encabezar la boleta de diputados, porque dijo que debía cumplir con su mandato de senador que concluye en el 2013. En rigor, quiso eludir una pelea que venía brava y condenó al PJ porteño a competir con el extrapartidario Carlos Heller ¿El resultado? Bajó de 20 a 10 puntos.

“Bueno que sea consecuente con es mandato y tampoco se presente ahora”, chicanean desde las cercanías de Boudou.

Y la tercer y más grave ofensa, fue su negativa a apoyar la ley de glaciares que impulsaba el gobierno, en sintonía con las provincias mineras. De hecho, la jugada que hizo acordando un proyecto con Miguel Bonasso y la mayoría de la oposición, todavía le vale el rencor de sus compañeros de bloque.

“Filmus abusó de la confianza, cuando comunicamos que Kirchner mandaba a apoyar el proyecto original de glaciares, corrió a la sala de periodistas a filtrar que la Casa Rosada lo estaba presionando para poner a la sociedad de su lado”, recuerda un senador del bloque que ya no le dirige la palabra. “Nos hizo quedar a la Presidenta y a todos nosotros como empleados de la Barrick”, lamentó.

El ADN albertista

Pero no son las únicas broncas contra el senador. En el Ministerio de Planificación que conduce Julio de Vido –principal soporte logístico de la candidatura de Boudou- se les ponen los pelos de punta cuando comprueban que todo el entorno de Filmus está integrado por allegados al ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

“Si por una de esas casualidades termina ganando el Gobierno de la Ciudad, nos van a dejar afuera”, exageran. Más pragmático un viejo loco de mar del PJ porteño se ríe: “Filmus no tiene nada y no sabe armar, si llega a ganar le copamos todo el gobierno”.

De hecho, todo el entorno del senador es muy refractario al peronismo y mostró cierta doblez política que pone los pelos de punta a la Casa Rosada. Por ejemplo, su jefe de equipos técnicos no es otro que Nicolás Trotta, un albertista convencido que hoy trabaja con el salteño Juan Manuel Urtubey.

Y no sólo eso, su principal asesor económico es Eduardo Hecker, un economista albertista que renunció a la Comisión Nacional de Valores porque se negaba a investigar a Papel Prensa.

En esa misma línea, Filmus suele insistir en la necesidad de cerrar un acuerdo con Aníbal Ibarra –su heremana Vilma es la mujer del ex jefe de Gabinete-; y no dudó en invitar a actos a Graciela Ocaña -que rechazó la propuesta- en el pico de la pelea que ella libraba desde el Ministerio de Salud y que la terminó eyectando del Gobierno.

El resto de su entorno lo integran intelectuales progresistas muy refractarios al peronismo como el sociólogo de Flacso Luis Quevedo o el director de Canal Encuentro Ignacio Hernaiz.

Este posicionamiento ideológico motivó varios cruces con dirigentes de La Cámpora, que hoy empuja la candidatura de Boudou. “Me dicen pecho frío, pero yo me banqué las presiones de Kirchner y saqué la ley de glaciares y ellos son todos soldaditos de Parrilli”, se defiende en la intimidad el senador.

En el PJ porteño los cuadros mas experimentados reconocen que Filmus si tiene que definir entre los progres y el peronismo “siempre define en contra del PJ”, pero entienden que acaso esa sea una imposición del electorado porteño. Luego miran las encuestas, en las que el senador le saca una buena ventaja al ministro de Economía, y aventuran: “tal vez esto de Amado es para condicionarlo y terminar negociando las listas”.

Cerca del ex ministro de Economía lo niegan. “El martes nos lanzamos en Smata y ojalá venga Moyano, nosotros no ocultamos a nuestros aliados”, provocan. No parece casual el gremio elegido: si hay un sector emblemático de la recuperación industrial del “modelo” kirchnerista, es el automotor.

Cerca de Filmus ya festejan por anticipado la foto de Boudou con Moyano: “ es el cajón de Herminio, después de esa foto, no lo vota nadie”.