El peronismo tiene dos precandidatos presidenciales que deben atravezar la misma prueba de fuego: las elecciones del 28 de junio. Daniel Scioli y Carlos Reutemann son hoy los hombres que cruzan el imaginario del PJ, cuando se habla del 2011. Allí termina la “short list” de la mesa de arena del establishment peronista, ese que por mas que cambien los gobiernos, siempre se las arregla para estar cerca del poder.

La otra certeza que sobrevuela este análisis, es que el día después de la elección del 28 de junio, el kirchnerismo será un fenómeno político, en retroceso. Que, en el mejor de los casos, podrá ser parte de la discusión del 2011, pero de ninguna manera imponer sus condiciones.

En el gobierno bonaerense, la actividad política es frenética. En un despacho clave, agitan encuestas, “son 2.000 mil casos con presenciales, no de esas telefónicas de 800 casos que publican los diarios”, sostienen, advirtiendo sobre las complejidades del conurbano que no todas las consultoras logran captar. “Scioli le suma a Kirchner 5 puntos, y si fuera sólo sacaríamos incluso más”, agregan.

La conclusión que sacan es sencilla: Si la dupla Kirchner-Scioli gana por uno, cinco o diez puntos, el ganador será el gobernador. En términos políticos Kirchner ya perdió. El pedido de auxilio desesperado que lanzó con las candidaturas testimoniales, fue el acta de su derrota interna. Por eso, incluso en la Casa Rosada, los nuevos ricos son aquellos que han logrado tender un puente hacia el despacho ubicado 6 y 54, en La Plata.

La Política Online reveló días atrás el acercamiento al sciolismo que está trabajando el secretario de Medios Enrique Albistur. Pero lo curioso fue la lectura que se hizo del mismo en importantes despachos kirchneristas. Lejos de las acusaciones de traición que le hubieran cabido en el pasado, calificaron la jugada como “un golazo de Pepe”.

El fin de la Obediencia Debida

Un importante dirigente del PJ bonaerense que integra el círculo aúlico del gobernador se tomó hoy el trabajo de explicarle a La Política Online que aún forman parte del oficialismo, pero que el sciolismo “tiene su espacio propio”.

“Es verdad que por el déficit estructural de la provincia estamos presos de la redistribución de fondos del Tesoro nacional. Pero no hay que confundirse, a pesar de la sumisión que le atribuyen a Scioli en su relación con Kirchner, esto no es la Obediencia Debida ni mucho menos, nosotros no haríamos las mismas cosas en las mismas situaciones”. Hablaba, básicamente, de postkirchnerismo.

Y en ese sentido, apuntó a ver lo que hace Scioli, más que lo que dice. “Si se fijan en su gabinete no hay kirchneristas, el designó a los ministros que quizo, y ahora lo volvió a hacer blindando aún más la gestión con los propios”, agregó la fuente en referencia al cambio que introdujo en su elenco luegod e la salida del recaudador Montoya.

“La diferencia política entre Kirchner y Scioli es tan obvia como los contrastes de sus personalidades: uno cuando habla se enajena, el otro baja el tono; uno confronta, el otro pacifica”, agregó la fuente.

Diferencias que en los tiempos que vienen, y sobre todo después de la elección, el sciolismo promete ser mucho menos tímido a la hora de expresarlas. Puntualmente, señalan que dejarán en claro que Scioli y su equipo tiene otro enfoque para relacionarse con la sociedad.

El campo y la Iglesia

Y como todo en la política argentina desde el año pasado, es el campo el que marca el límte. Si bien Scioli se mostró fiel a los Kirchner en el conflicto, cerca suyo dicen que el gobernador ya hizo su mea culpa y entendió que no puede pretender un futuro gobernando a los argentinos, si le da la espalda a un sector tan importante.

Muestra de esto fue la decisión de volver a crearel ministerio de Asuntos Agrarios y sobre todo, la designación al frente del mismo de Emilio Monzó. Es que este ex intendente del interior de la provincia, enfrenta permanentes resistencias del kirchnerismo que lo considera un hombre del campo. Y pese a ello, sigue en el cargo.

Además, Scioli no comparte ni por asomo la relación que Kirchner “estableció” con la Iglesia. Mientras el ex presidente y su esposa han sostendio durante los últimos años duros enfrentamientos mediáticos con el clero, el gobernador suele respetar las opiniones de la Iglesia y en ese sentido frenó el polémico proyecto que impulsaba el crecimiento del juego en la provincia, ante un pedido puntual de la cúpula eclesiástica.

Tomada así la decisión política de profundizar un perfil autónomo de Scioli, luego de las elecciones el gobernador medita incorporar a su gestión a figuras ajenas al peronismo –las fuentes remarcaron que Scioli se lleva muy bien con el macrismo, incluso con Francisco de Narváez-. Cambios que por obvias razones no sería apropiado concretar en plena campaña, que tiene como eje un “plebiscito” que al parecer sólo Néstor Kirchner se cree.