03 de mayo, 2024
Es mentira que la soja provocó el desastre de Tartagal
El especialista en periodismo agropecuario Héctor Huergo, explica porqué el alud de Tratagal no estuvo vinculado copn los desmontes agropecuarios. Como comprobar el origen del desastre con Google Earth.
Héctor Huergo es una de las voces más escuchadas entre la gente del campo, director de Clarín Rural y ex titular del INTA, explica en su columna de este sábado porqué el alud de Tartagal no estvo vinculado con los desmontes para culñtivar soja, como afirmó la presidente Cristina Kirchner. En la columna que se transcribe a continuación, propone incluso utilizar Google Earth para comprobar sus afirmaciones.
El drama de Tartagal cambió la historia. La presidenta convocó a todos y los del campo le tomaron la palabra. Veremos qué pasa, pero al menos nos da un respiro y podemos hablar de lo esencial, que hoy no es el paro, sino precisamente, lo de Tartagal. Las implicancias del evento son enormes, no sólo por su afectación a los miles de pobladores que perdieron sus casas y pertenencias, sino por las posibles consecuencias en la opinión pública.
Todo el mundo está convencido de que la causa del evento es el desmonte. Y por supuesto, la liga una vez más la soja. Sería más fácil sumarse al coro "políticamente correcto", traicionando la verdad. Amigos: el deslizamiento del cerro que anegó a Tartagal no tiene nada que ver con el desmonte agrícola. Es crucial, porque el futuro de Tartagal, y de tantos otros pueblos del interior, está ligado al manejo racional y productivo de los recursos naturales.
Basta con echarle una miradita al Google Earth, un ejercicio que vale la pena. Es gratis y se baja en pocos minutos. Busque Tartagal y recorra toda el área. Va a descubrir que el aluvión que destruyó el puente ferroviario, al sudoeste de la ciudad, vino de un cerro ubicado al oeste. Los desmontes están en los llanos al noreste y al este, y no muy cerca de la ciudad. Están claramente aguas abajo, y por algo alguno de esos campos también se anegó con la oleada del río homónimo. Desde que Newton descubrió la gravedad, el agua baja hacia abajo. Para que suba, hay que bombearla. Aquí vino un aluvión desde la montaña.
Que hay tala furtiva (y no tanto) para explotación maderera de las especies de valor, no hay duda alguna. Es probable que el desprendimiento de una porción del cerro tenga que ver con esto, y también con alguna picada realizada por empresas petroleras o de telecomunicaciones. Pero hay que descartar de plano que esto tenga que ver con la apertura de campos para hacer agricultura.
Ojo, esto no significa que todo lo que se desmonta está bien hecho. Hay gente que hace las cosas bien, y otros que no. Un gran productor de Las Lajitas (la nueva Meca agrícola de Salta) maneja sus campos con curvas de nivel, respetando corredores biológicos y construyendo represas que frenan el avance de las aguas cuando se producen lluvias torrenciales. Pero se encuentra con la desidia de algún vecino que le manda agua que podría contener, obligándolo a agrandar sus protecciones. No es la soja, o el maíz o el sorgo o el algodón. Es el hombre y su manera de manejarlos.
En las últimas semanas, el brote "sojófobo" venía arreciando. A todo lo que ya se había dicho sobre el yuyo maldito, se le endilgó el cáncer en barrios periféricos de Córdoba. Y hasta se hizo prensa con un pobre ganadero al que se le murieron 150 vacas por comer soja "tóxica por stress hídrico". Señores, la alfalfa, la reina de las forrajeras, también es letal cuando empasta. Y el maíz, el jerarca de los granos forrajeros, mata por acidosis si se desbalancea la dieta. Nadie se atrevería a hablar mal de la harina, pero si la comemos cruda, también nos podemos morir. Un litro de gin también mata.
Y ahora encuentran nuevos títulos para seguir alimentando una imagen distorsionada y casi suicida. Fundadora de ciudades en el Brasil profundo, que abandonan la oscuridad de los Cerrados para darle luz a la nueva fotosíntesis, epopeya que los enorgullece.
Desde los albores de la historia, la agricultura gozó de mala prensa. Rómulo fundó Roma y la circundó con un arado: ergo, era agricultor. Remo, su hermano mellizo amamantado por la misma loba, lo desafió cruzando con sus ovejas. Era pastor nómade. Rómulo lo mató. La agricultura funda ciudades. Es el progreso. La soja, pobrecita, es simplemente la que lo representa.
El drama de Tartagal cambió la historia. La presidenta convocó a todos y los del campo le tomaron la palabra. Veremos qué pasa, pero al menos nos da un respiro y podemos hablar de lo esencial, que hoy no es el paro, sino precisamente, lo de Tartagal. Las implicancias del evento son enormes, no sólo por su afectación a los miles de pobladores que perdieron sus casas y pertenencias, sino por las posibles consecuencias en la opinión pública.
Todo el mundo está convencido de que la causa del evento es el desmonte. Y por supuesto, la liga una vez más la soja. Sería más fácil sumarse al coro "políticamente correcto", traicionando la verdad. Amigos: el deslizamiento del cerro que anegó a Tartagal no tiene nada que ver con el desmonte agrícola. Es crucial, porque el futuro de Tartagal, y de tantos otros pueblos del interior, está ligado al manejo racional y productivo de los recursos naturales.
Basta con echarle una miradita al Google Earth, un ejercicio que vale la pena. Es gratis y se baja en pocos minutos. Busque Tartagal y recorra toda el área. Va a descubrir que el aluvión que destruyó el puente ferroviario, al sudoeste de la ciudad, vino de un cerro ubicado al oeste. Los desmontes están en los llanos al noreste y al este, y no muy cerca de la ciudad. Están claramente aguas abajo, y por algo alguno de esos campos también se anegó con la oleada del río homónimo. Desde que Newton descubrió la gravedad, el agua baja hacia abajo. Para que suba, hay que bombearla. Aquí vino un aluvión desde la montaña.
Que hay tala furtiva (y no tanto) para explotación maderera de las especies de valor, no hay duda alguna. Es probable que el desprendimiento de una porción del cerro tenga que ver con esto, y también con alguna picada realizada por empresas petroleras o de telecomunicaciones. Pero hay que descartar de plano que esto tenga que ver con la apertura de campos para hacer agricultura.
Ojo, esto no significa que todo lo que se desmonta está bien hecho. Hay gente que hace las cosas bien, y otros que no. Un gran productor de Las Lajitas (la nueva Meca agrícola de Salta) maneja sus campos con curvas de nivel, respetando corredores biológicos y construyendo represas que frenan el avance de las aguas cuando se producen lluvias torrenciales. Pero se encuentra con la desidia de algún vecino que le manda agua que podría contener, obligándolo a agrandar sus protecciones. No es la soja, o el maíz o el sorgo o el algodón. Es el hombre y su manera de manejarlos.
En las últimas semanas, el brote "sojófobo" venía arreciando. A todo lo que ya se había dicho sobre el yuyo maldito, se le endilgó el cáncer en barrios periféricos de Córdoba. Y hasta se hizo prensa con un pobre ganadero al que se le murieron 150 vacas por comer soja "tóxica por stress hídrico". Señores, la alfalfa, la reina de las forrajeras, también es letal cuando empasta. Y el maíz, el jerarca de los granos forrajeros, mata por acidosis si se desbalancea la dieta. Nadie se atrevería a hablar mal de la harina, pero si la comemos cruda, también nos podemos morir. Un litro de gin también mata.
Y ahora encuentran nuevos títulos para seguir alimentando una imagen distorsionada y casi suicida. Fundadora de ciudades en el Brasil profundo, que abandonan la oscuridad de los Cerrados para darle luz a la nueva fotosíntesis, epopeya que los enorgullece.
Desde los albores de la historia, la agricultura gozó de mala prensa. Rómulo fundó Roma y la circundó con un arado: ergo, era agricultor. Remo, su hermano mellizo amamantado por la misma loba, lo desafió cruzando con sus ovejas. Era pastor nómade. Rómulo lo mató. La agricultura funda ciudades. Es el progreso. La soja, pobrecita, es simplemente la que lo representa.
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Lástima que los que NO quieren saber esto, lo van a ignorar. Seguirán machacando sobre las inexactitudes vertidas en la nota de Lanata el domingo pasado. Hay 37 páginas con opiniones: pero lo que dicen los salteños ("el alud NO es a causa de deforestación o soja) es sistemáticamente soslayado por los otros nabos que indefectiblemente aplauden cada cosa que dice el gordo del plumero. Lamentable
Asà sucedió con la enrgÃa producida por plantas "nucleares". Con quienes auguraban la muerte en el planeta por el uso de la bolsita de polietileno, el cáncer por el uso de los tel. móviles y sus antenas, etc, etc. Estos son los caballitos de batalla en los que se montan determinados e inconfesables intereses junto con partidos o facciones polÃticas. Atte. J.S.
Y es que los intereses económicos forestaleros y agrÃcolas son muy fuertes y no pocas veces están muy emparentados con la polÃtica local. Lo único que puede torcerles la intención es un grado alto de concientización pública por tanto hay que saber: - Que no es simplemente por el "cambio climático" que pasan estas cosas, porque lleva más seguido o más intenso. - Que el desmonte contribuye, si, al famoso "cambio climático" pero ése es un fenómeno global donde los autos de New York inciden mucho más que unas miles de hectáreas en Salta. O sea, incide marginalmente nuestro desmonte nacional - y si uno se equivoca en el argumento, le dirán eso: no hace la diferencia. Ojo, que al cambio climático como monstruo grande que pisa fuerte ya lo usaron para justificar la remoción de glaciares andinos (total se iban a derretir...) - Pero el desmonte si contribuye centralmente a borrar la biodiversidad, perder la fertilidad del suelo, obturar los rÃos naturales con sedimentos y aumentar mucho la magnitud de aludes y crecidas. Asà como a aumentar los daños de las sequÃas en el ciclo opuesto. Y todo ese daño es local, ocurre donde ocurre el desmonte.". En fin, Héctor Huergo DEBE decir la verdad DE VERDAD. Héctor Huergo fue PRESIDENTE DEL INTA y sabe perfectamente de que se habla, pues no solo es periodista, el Presidente de la sociedad de Biocombustibles y un fanático de la soja, la cual defiende a "capa y espada". El cultivo de soja en si mismo no es bueno ni malo, el tema es la ausencia de polÃticas públicas para la ganaderÃa, la lecherÃa y la regulación de los cultivos tradicionales, su rotación y las leyes que deben proteger el suelo arrendado en pos de la soberanÃa alimentaria de los argentino. Por último, preguntenle al Ing. Huergo por la colección de semillas del INTA y los años de investigación que se llevaron a USA. No solo se desmanteló el misil Condor, 50 años de investigación argentina tambien, y llegamos a esta triste realidad. No mientan mas.