En un hecho inédito en la historia contemporánea de México, este lunes se reunieron los gabinetes del gobierno entrante y el saliente para iniciar el proceso de transición. Luego de la reunión de sus equipos en el Palacio Nacional, Peña Nieto y López Obrador ofrecieron una conferencia de prensa que fue monopolizada por la que la liberación de Elba Esther Gordillo y el futuro de la reforma educativa.

En medio de los previsibles elogios mutuos por el respeto y las formas civilizadas del proceso de transición, López Obrador aprovechó el tema para marcar un gesto de autoridad ante su antecesor: "La reforma educativa se va a cancelar", anunció ante un visiblemente incómodo Peña Nieto.

Tratando de mantener cierta imagen de autoridad, Peña Nieto minimizó la brutal desautorización de López Obrador calificándolo como un proceso de "ajustes" a una de las inciativas centrales de su sexenio y advirtió que esta modificación deberá acordarse "con el Congreso". Dijo además que la reforma, como está actualmente, funcionará hasta el último día de su Gobierno.

"Vamos a hacer un plan distinto con un marco legal. Quiero dejar de manifiesto que se va a cancelar la actual reforma educativa y será sustituida por otra reforma que tomará en consideración punto de vista maestros y padres familia", contestó López Obrador, en otra estocada destinada a subrayar la falta de consenso de la actual reforma, según su visión.

Y agregó que con esta reforma que pretende poner en revisión del futuro Congreso "se puede mejorar mucho la calidad de la enseñanza y ampliar la cobertura". La tensión fue evidente más allá de las siempre cuidadas formas del actual presidente, quien se limitó a agregar que era prudente aceptar las dos visiones: "una que impulso un cambio educativo bajo una óptica y la que llegará con una administración con una óptica diferente. Seremos respetuosos de lo que en el futuro se defina", dijo.

El anuncio de López Obrador fue impactante porque se dio a horas del polémico discurso de Elba Esther Gordillo, en su primera aparición publica tras permanecer cinco años detenida, en lo que para muchos fue una decisión política de Peña Nieto para marcar autoridad al inicio de su gestión, como hiciera Salinas de Gortari con la detención de La Quina. En el caso del tabasqueño el gesto de autoridad se produce por una liberación, más que por otra detención.

La sincronización de los eventos fue impactante. Una vez confirmado el triunfo de López Obrador la justicia liberó a la maestra de su arresto domiciliario. Y el mismo día que ambos gabinetes se reunieron, Esther Gordillo ofreció su primer contacto con la prensa, marcando en los hechos la agenda del encuentro presidencial.

Molesto con que el tema abriera la conferencia de prensa, Peña Nieto se limitó a decir que la maestra fue detenida por orden de la Procuración general de la República, que ahora apeló su liberación y sin que nadie le preguntara, vinculó su detención con la reforma educativa que impulsó su administración. "Para este gobierno no reviste mayor trascendencia las posiciones de la maestra, pero es evidente que este Gobierno impulsó una reforma educativa", sostuvo Peña Nieto.

López Obrador advirtió que respetará las decisiones que tome la justicia y si en ese sentido se declara que la maestra es inocente y debe permanecer libre, "es su derecho". Para agregar luego una sutil advertencia: "Vamos a respetar los asuntos internos de los sindicatos y queremos democracia sindical, con voto secreto de los trabajadores, vamos a promover que se respete su voluntad y las elecciones sean libres y limpias", señaló.

Aclaró también que la ex líder del SNTE no trabajará en su gobierno y agregó: "Como ciudadana va a ejercer sus derechos, pero nadie va a estar al margen de la ley. La política educativa es una facultad del estado mexicano y va a corresponder al estado definirla", insistió.

Pasado este cruce, el presidente electo retomó la línea conciliadora y evitó hacer un balance del gobierno de Peña Nieto: "Eso corresponde a los ciudadanos, él dará su informe y explicará los avances y dificultades de su gobierno y el juicio final corresponde al pueblo. Yo no voy a contradecir en este período de transición, ya nosotros fijamos nuestra postura e hicimos nuestros compromisos. Lo dicho, dicho está", enfatizó.

Para concluir con un reconocimiento al Presidente: "a diferencia de otros, de imparcialidad durante el proceso electoral. No se involucró, como nos consta ha sucedido en otras elecciones, por eso nuestro respeto". 

Más temprano, desde un hotel en Polanco, la ex líder sindical ofrecía una breve conferencia en donde reclamó por un sindicato fuerte. "Es preciso recuperar el momento y fortaleza con grandeza de espíritu y contundencia", dijo recordando los momentos de fuerte liderazgo al frente de la audiencia magisterial que la recibió en un ánimo de vitoreo. 

"Yo salí en libertad y la reforma educativa se derrumbó", fue el mensaje contundente que eligió Gordillo. Y enseguida se dirigió a los maestros a quienes les pidió perdón: "No sufrí sola (durante su encierro), también sufrieron los maestros de México. Lamento que hayan sido sometidos a una persecución política y mediática que tenía por objeto atomizar a su organización sindical". 

"Ejerceré mi libertad a lado de los maestros de México y por la defensa de la educación pública de excelencia. Nuestra integridad es nuestra fortaleza", agregó Elba Esther luego de los cinco años en prisión, cuyo mayor tiempo pasó en hospitales y finalizó en arresto domiciliario.