
Andrés Manuel López Obrador tiene un frente de tensión con la Iglesia Católica que le genera mucha preocupación. Todo comenzó con el asesinato de dos misioneros jesuitas y un guía turístico que generó críticas a la política de seguridad del gobierno mexicano de "Abrazos y no balazos".
La crisis escaló cuando el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, declaró públicamente que la estrategia de seguridad del gobierno debe ser repensada, algo que venían diciendo por lo bajo. Anteriormente, lo había expresado en una marcha por la paz en Morelos, donde exhortó a las autoridades mexicanas a garantizar con hechos la seguridad de los ciudadanos que viven en un territorio que "salpica sangre".
López Obrador cree que el pleito con los jesuitas afecta su imagen y prepara gesto a la Iglesia
"Nunca será lícito ni legal que la autoridad civil claudique de su responsabilidad en materia de seguridad y paz social, para eso tienen el poder y uso legítimo de la fuerza; abrazos, no balazos es demagogia y hasta cierto punto complicidad, autoridades no fallen, cumplan su función, garanticen con hechos la seguridad", definió Castro en un discurso lapidario. "México, pierde más el que niega esa realidad y la tergiversa, hace mucho daño el que emplea de un modo torcido esa realidad con mentiras e intereses egoístas", añadió.
Se sabe que AMLO prefiere tener una comunicación directa con el Vaticano y en un gesto de rápida atención al delito identificó a "El Chueco" como el autor de las muertes a tres días de haber ocurrido. Esta alianza con el Vaticano ha sido una de las principales trabas para que la agenda progresista de Morena avance en la vida política y social de México. Además, es necesario recordar que la relación del presidente con la curia mexicana es complicada, pues a su parecer los obispos mexicanos son conservadores y están ligados al PRI, principal partido de la oposición.
El líder mexicano se defiende de los cuestionamientos con el argumento que esta violencia es resultado de los años de gobierno de Felipe Calderón y los conservadores. "Hasta Felipe Calderón se atreve a culparnos, en el colmo del cinismo y la hipocresía. ¿O el señor acaba de empezar su carrera delictiva? No, y seguramente fue tolerado. Y esto lo saben bien los jesuitas y lo saben bien los que viven en Urique, Chínipas, en Creel, en Batopilas, saben bien cómo se fue creando toda esta organización y el contubernio con autoridades", sostuvo en una de sus conferencias donde también apuntó a la Conferencia Episcopal mexicana: "Hasta a los religiosos se les olvida cómo era contestar violencia con violencia. No siguen el ejemplo del Papa Francisco, porque están muy apergollados por la oligarquía mexicana".
De todas formas, el Papa, no de manera sutil, reclamó al gobierno los hechos: "Expreso mi dolor y conmoción por el asesinato en México de dos hermanos míos, jesuitas, Tantos asesinatos en México. La violencia no resuelve los problemas".
Que los asesinados sean jesuitas, como Francisco, no es un dato que pasa desapercibido y por eso la tensión con el Gobierno es una realidad que AMLO intenta negar. En ese marco, tendió puentes y sostuvo: "Nos identificamos muy bien con el Papa Francisco, y también tenemos muy buenas relaciones con pastores, con ministros de otras iglesias, pero ya estoy viendo la mano negra de los conservadores que quieren ahora echarnos encima a las iglesias. ¡No! Que nadie se confunda". "Si me piden que yo exprese cuál es mi dirigente social más admirado al que respeto más por su entrega en favor de los desposeídos es Jesús Cristo", agregó.
López Obrador insistió en que no habrá ningún cambio en su estrategia de seguridad, criticando a quienes le piden responder con más violencia. "Hay resultados mejores que antes: desde que estamos en el gobierno hay una reducción del 30% del fuero de delito federal. La politiquería está queriendo hacer campaña en contra nuestra con estos temas", insistió.
La tensión ha llegado a tal punto que incluso los militares coinciden en ciertos diagnósticos de la Conferencia Episcopal, pero toman con cautela el mensaje de los obispos al señalar que en diversas partes del país, como es el caso de Guerrero, los religiosos tienen una convivencia casi hasta afable con los grupos criminales.
La carta que evalúa el presidente mexicano pasa por una batería de medidas políticas para aliviar la tensión. Una iniciativa fue nombrar a César Yáñez como subsecretario de Gobernación, cuya misión es recuperar los lazos con los católicos y, especialmente, no tanto con su jerarquía sino con sus religiosos de a pie.
Otra medida en revisión tiene que ver con desmontar las leyes favorables al aborto y se analiza además una nueva beca o subsidio universal para sectores de alta vulnerabilidad y de edad joven, lo cual iría en sintonía con las encíclicas vaticanas.
Además de este problema que afecta la imagen de la gestión de AMLO suma otro problema vinculado a la refinería Dos Bocas. Se trata de una de sus obras emblemáticas junto al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el Tren Maya.
Dos Bocas es el plan del Gobierno para lograr la soberanía energética y dejar de importar nafta pero tiene fuertes cuestionamientos de parte de la oposición porque no está terminada. En ese marco, aún no podrá haber barriles refinados y en el oficialismo mexicano reconocen hasta una demora de 6 meses más hasta su puesta en marcha.
De todas formas, analistas petroleros hablan de más de un año hasta terminar la obra que costó mas del 50% extra de lo presupuestado. En una primera etapa estaban estaban previstos 8. 000 millones de dólares pero finalmente serán 12.000 millones.
AMLO quiere encarar el tramo de su sexenio con la imagen en alza y por eso considera acelera la finalización de estas obras prometidas en campaña y trabaja para recuperar la relación con Francisco puede ser clave para evitar que la oposición sume a los religiosos locales a sus filas.
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- 222/05/2315:37me para que todo es fake
- 106/07/2200:28la izquierda es socia del narco ... dan asco