Poco después de su nacimiento en 1982, Hezbolá encontró en la Triple Frontera una tierra fértil para financiar sus acciones terroristas a través de mecanismos ilÃcitos. El tráfico de armas y drogas, el lavado de dinero y el contrabando, mezclados con lealtades familiares, redes criminales transnacionales y conexiones con grupos locales le permitieron a la milicia chiÃta, que hoy asedia a Israel desde el norte, expandir su poderÃo y convertirse en un factor de desestabilización más allá del LÃbano, paÃs de origen de la organización.
En los últimos dÃas, Hezbolá apoyó el ataque sin precedentes de Hamas en territorio israelà y hasta amenazó con meterse en la guerra si escalan los bombardeos sobre la Franja de Gaza, algo que ya está ocurriendo y que podrÃa llevar el pulso entre Israel y la organización islamista palestina a una confrontación regional. Pero Hezbolá no se parece al enemigo que el Ejército israelà enfrentó en julio de 2006, cuando no hubo un ganador claro y el movimiento chiÃta libanés aprovechó más tarde para rearmarse.
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Hezbolá es un producto del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, el brazo armado de la teocracia chiÃta -rama minoritaria del islam, pero mayoritaria en Irán- que responde directamente al poder polÃtico de los ayatolás y a sus planes en Medio Oriente. Sin embargo, la milicia libanesa entendió desde el vamos que no le servÃa depender solo del dinero iranà -que se comprobó con las sanciones estadounidenses- para crecer fronteras adentro y, en particular, medirse con Israel.
En esa zona porosa que es la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, como muchas regiones fronterizas del mundo, las mafias se cruzan, a veces comparten negociados y se mueven sin trabas gracias a la complicidad de autoridades implicadas en actividades opacas o del todo ilegales. Es ahà donde Hezbolá vio una oportunidad para ganar autonomÃa y recursos propios, aunque con el riesgo de ser interceptado por Estados Unidos.
"Las fronteras son territorios donde existen dinámicas comerciales, poblaciones y comerciales muy fluidas, y dentro de eso se inserta lo ilegal. La frontera entre estos tres paÃses no es muy diferente a otras. Se suele hablar de ausencia de Estado. Pienso que hay mucho Estado ahÃ. No es una zona sin ley, sino una zona donde el Estado vende la suspensión del cumplimiento de la ley. El Estado está al tanto, participa", dice a LPO Jorge Rolón Luna, exdirector del Observatorio de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior de Paraguay.
El investigador de Flasco subraya que "el Estado no es un todo granÃtico". "Hay facciones del Estado que están vinculadas al negocio ilÃcito y otras que tienen contactos cercanos con la UE, Interpol, la DEA o la embajada norteamericana. Si hay alguna actividad de estos grupos es porque hay connivencia con actores estatales. Y hay un brazo mafioso que se involucra en negocios ilegales como el narcotráfico y el sicariato, no es que es superado por el crimen", apunta.
De hecho, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense acaba de sancionar a la red de empresas que maneja Amer Mohamed Akil Rada, un agente destacado de Hezbolá con doble nacionalidad - colombiano y libanés-, jefe del clan que lleva su apellido y vinculado con el atentado a la AMIA. Su emporio exportaba carbón y textiles a LÃbano y, según Washington, los ingresos iban a parar casi Ãntegros a las arcas de la organización chiÃta.
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Algunos de los negocios del clan son más pesados, como demostró el hermano de Amer, Samer, involucrado en el tráfico de cocaÃna con destino a El Salvador. Pero el del clan Akil Rada es solo un caso. En abril de 2021, el entonces presidente paraguayo Mario Abdo BenÃtez expulsó de su paÃs al libanés Assad Ahmad Barakat, en el radar de Brasil y Argentina por lavado de activos, contrabando, falsificación de documentos y productos, evasión, incitación al odio y extorsión. Barakat está sospechado de financiar a Hezbolá con sus actividades ilÃcitas.
Sin embargo, el caso más sonado es el del libanés Nasser Abbas Bahmad, que traficaba cocaÃna de máxima pureza desde Ciudad del Este, donde residÃa desde 2014, hacia Europa y Medio Oriente, también para aportar a la milicia chiÃta. El punto más curioso de la trama es que Bahmad tenÃa conexiones con el Primer Comando de la Capital (PCC) de San Pablo, el grupo criminal más grande de Brasil y uno de los mayores de Sudamérica, de acuerdo a las autoridades estadounidenses.
"Ciudad del Este es la ciudad fronteriza del lado paraguayo dentro de la dinámica de la Triple Frontera. Presenta todo tipo de ilegalidades, es decir, tiene aviones chárteres que traen productos de contrabando, especialmente ropa y de informática, tiene una alta circulación de narcotráfico, quizás no tanto como Amambay y Pedro Juan Caballero, pero hay un movimiento narco, casas de cambio. Ciudad del Este y esa zona de la triple frontera un hub del crimen organizado", explica a este medio el sociólogo Carlos Peris.
"En Paraguay están muy bien tipificados los lugares en los que dominan cada una de las organizaciones criminales. Todo lo que es la frontera seca con Brasil es del narcotráfico. Todo lo que es la Triple Frontera es lavado de dinero, contrabando, falsificación de productos, alta evasión de divisas. Eso hizo que a partir de los 90 estén los primeros rastros de Hezbolá en la Triple Frontera. De hecho, cuando ocurre el atentado a las Torres Gemelas en 2001, EEUU centra su atención ahÃ", continúa el investigador de la Universidad Nacional de Asunción.
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Para Peris resulta hasta lógico que una organización como Hezbolá se pusiera un pie en la Triple Frontera, donde "en un mismo radio tiene tres paÃses y se nutre de los tres en su lógica ilegal". "Ciudad del Este es un centro de lavado internacional", dice el especialista, quien además se refiere a los "espacios compartidos" con otros grupos criminales.
"En la misma carretera donde circula el contrabando de tabaco, circulan las armas y los panes de cocaÃna. En las mismas instituciones financieras en las cuales se lava el dinero del narcotráfico del PCC se lavan también los activos de Hezbolá. Son espacios de ilegalidades en los cuales se comparte a través del sistema de bancos, casas de cambio, financieras, estaciones de servicio, hoteles, universidad que están en la Triple Frontera", asegura.
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