A cinco dÃas del asalto sin precedes de Hamas, Benjamin Netanyahu ya tiene un gobierno de unidad para respaldarlo en la guerra y sumar experiencia militar a un gabinete extremista, principiante y golpeado por el mayor fallo de seguridad en la historia de Israel.
El primer ministro, cuestionado hasta hace poco por la oposición debido a su intento de controlar la Justicia, acaba de incorporar al Ejecutivo al exministro de Defensa, Benny Gantz y al ex jefe del Ejército, Gadi Eizenkot.
Netanyahu mantendrá a todos sus ministros, incluyendo al cuestionado titular de Seguridad, Itamar Ben Gvir, que en el último tiempo se dedicó a alentar el enfrentamiento entre los colonos israelÃes y los palestinos en Cisjordania, y al de Finanzas, Bezalel Smotrich, quien llegó a decir que la situación de los civiles secuestrados en la Franja de Gaza es secundaria en el pulso con Hamas. Sin embargo, ni Ben Gvir ni Smotrich formarán parte del gabinete de seguridad, que sà integrarán Gantz y Eizenkot.
Este apoyo le da cierto oxÃgeno a Netanyahu, quien nunca imaginó un escenario semejante, con más de 1200 israelÃes muertos y al menos 2400 heridos, medio paÃs asediado por los cohetes de Hamas y la posibilidad de que todavÃa haya terroristas infiltrados en su territorio. De hecho, el primer ministro no parece contar de momento con una estrategia clara para enfrentar a la organización islamista palestina.
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, prometió borrar a Hamas de la faz de la tierra, como demuestran los bombardeos de la aviación israelà sobre la Franja de Gaza, que han matado a 950 palestinos y herido a otros 5000, mientras los habitantes del enclave intentan escapar hacia el paso de Rafah, que conecta con la PenÃnsula del SinaÃ, en Egipto, aunque las autoridades egipcias solo evalúan habilitarlo para la entrada de ayuda humanitaria.
El gobierno movilizó a 300 mil reservistas, sin explicar si Israel contempla una ofensiva terrestre en Gaza -los soldados israelÃes no pisan el enclave desde 2005, tras la retirada unilateral ordenada por Ariel Sharon-, algo sumamente riesgoso, o se prepara para un enfrentamiento abierto con el grupo chiÃta libanés Hezbolá en su frontera norte. Pero las nuevas incorporaciones al gabinete dan una pista acerca de los planes de Netanyahu y la cúpula militar.
Gantz estuvo al frente del Ejército israelà durante las operaciones Pilar Defensivo de 2012 y Margen Protector de 2014, cuando el intercambio de fuego con Hamas se volvió periódico, mientras que Eizenkot es el creador de Doctrina Dahiya, que propone un uso de la fuerza desproporcionada contra el enemigo, sin distinción entre la población civil y militar, lo que va en sintonÃa con la promesa de tierra arrasada que hizo Netanyahu el sábado pasado, en medio del shock por el mega ataque.
Otra incógnita es que pasará con los cerca de 150 rehenes israelÃes en la Franja de Gaza. Es una situación inédita para Israel, que hasta ahora tuvo que afrontar secuestros aislados de soldados. El más emblemático es el de Gilad Shalit, quien en 2011 fue intercambiado por más de mil presos palestinos que permanecÃan en cárceles israelÃes. La suerte de los rehenes no solo desespera a sus familiares, sino que representa un golpe psicológico para toda la sociedad y un reto indescifrable para el gobierno.
Las declaraciones de Smortrich hacen temer lo peor para los secuestrados, que permanecen en cautiverio mientras los bombardeos continúan en la Franja. Hamas pasó de sugerir un intercambio de niños y mujeres a amenazar con el asesinato de rehenes en caso de que Israel siga adelante con sus ataques aéreos en Gaza, a la vez que la lÃnea que bajó Netanyahu es que no habrá negociaciones con terroristas, un aval a los dichos de su ministro de Finanzas.
No fue el único que expresó esta idea. El embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, sostuvo que si bien quieren traer de vuelta a los rehenes, la atención se centra en "destruir las capacidades terroristas de Hamas". Los funcionarios parecen aludir asà a una reversión del Protocolo Hannibal, una directiva que nació con los secuestros de soldados israelÃes en el LÃbano durante los 80', sucesivamente discutido y reformulado -un tema tabú hasta los 2000- y que autoriza poner en riesgo la vida de un uniformado para evitar su secuestro.
La presión de los rehenes no es menor, pero Netanyahu está decidido a ir hasta las últimas consecuencias. El primer ministro no tiene más alternativa que escalar para borrar el fracaso de la seguridad y la inteligencia en el asalto del sábado. Michael McCaul, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU, dijo este miércoles que Egipto habÃa advertido a Israel de un potencial ataque de Hamas. Netanyahu no dio crédito a esta versión.
La pregunta es cómo hará para reinventar su liderazgo después de uno de los ataques más letales en 75 años. Los antecedentes no están a su favor. Golda Meir renunció ocho meses después de terminada la guerra de Yom Kippur, una de las más trágicas para Israel, y Menajem Begin dimitió en 1983, en medio de la guerra del LÃbano. Netanyahu no quiere integrar esa lista.
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