Elecciones
Israel: Netanyahu se juega su futuro político y Lapid busca aliados para mantenerse en el poder
El exprimer ministro de apoya en el nacionalismo religioso para sacar a Lapid del gobierno. El voto árabe será clave. Son las quintas elecciones en tres años.

 Benjamin Netanyahu sigue monopolizando la política en Israel. Cuando los israelíes vuelvan mañana a las urnas en las quintas elecciones desde 2019, el exprimer ministro llega con más posibilidades de formar gobierno con los partidos ortodoxos y la extrema derecha. Por otro lado, el actual jefe del Ejecutivo, Yair Lapid, confía en el repunte de los últimos días y en que las fuerzas árabes terminarán apoyándolo ante el potencial regreso de Netanyahu.

Para construir una coalición, cualquiera de los dos bloques -el de Netanyahu y el de Lapid- tiene que asegurarse al menos 61 diputados de los 120 del Parlamento. Las encuestas más recientes señalan que el Likud de Netanyahu está más cerca de alcanzar ese número, gracias al crecimiento de Sionismo Religioso, una alianza de nacionalistas xenófobos y supremacistas que deben su ascenso a la militancia en los colonos judíos de la Cisjordania ocupada.

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Itamar Ben-Gvir, uno de los líderes de Sionismo Religioso, fue grabado a principios de octubre desenfundando un arma en el barrio palestino de Sheikh Jarrah en Jerusalén Este. El diputado estaba protegido por la policía y seguidores. En una sociedad polarizada y cada vez más inclinada hacia la derecha, el poder de daño de Sionismo Religioso preocupa a los votantes más moderados y la administración Biden por igual.

El diputado Itamar Ben Gvir, líder de Sionismo Religioso, es clave para la coalición de Netanyahu.

"Si Netantahu se retirase, se podría establecer una colación entre dos o tres partidos grandes y tener un gobierno estable. Pero no se quiere retirar porque su futuro personal está comprometido por los tres juicios por corrupción en su contra. Eso traba el sistema aún más, porque los partidos grandes de la oposición se comprometieron a no formar gobierno con un Likud liderado por Netanyahu", dice a LPO Mario Sznajder, doctor en Ciencia Política y profesor emérito de la Universidad Hebrea de Jerusalén. 

Si Netantahu se retirase, se podría establecer una colación entre dos o tres partidos grandes y tener un gobierno estable. Pero no se quiere retirar porque su futuro personal está comprometido por los tres juicios por corrupción en su contra

El Likud encabeza las preferencias, le siguen Yesh Atid -Hay Esperanza, el partido de Lapid-, Sionismo Religioso y Unidad Nacional, la nueva formación del ministro de Defensa, Benny Gantz. Los siete partidos restantes obtendrían entre ocho y cuatro bancas cada uno. La izquierda todavía no sabe si podrá pasar el umbral electoral del 3,25% y las formaciones árabes llegan a esta elección más divididas y, por ende, están alentando la dispersión del voto. Es una mala noticia para Lapid, que tiene menos margen de maniobra para conformar una coalición duradera.

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Netanyahu logró que la coalición que le detesta, y que Lapid quiere reeditar, cayera a mitad de años después de tentar a diputados oficialistas para que retirasen el apoyo al gobierno. Y ahora podría hacerlo de nuevo, aunque no la tendrá tan fácil a la hora de ganarse a los islamistas de Ra'am, el partido de Mansour Abbas, que integró la coalición anti Netanyahu hasta hace unos pocos meses. "Sin los partidos árabes, Lapid no tiene probabilidades de formar gobierno. No está para nada claro qué haría Netanyahu con Abbas, porque tuvo negociaciones con él y no llegaron a buen fin", sostiene Sznajder.

Benny Gantz, ministro de Defensa y dirigente de Unidad Nacional, en cuarto lugar según las encuestas. 

Días atrás se filtró un audio de Bezalel Smotrich, el otro líder de Sionismo Religioso, insultado a Netanyahu por las conversaciones entre el Likud y Ra'am y las presiones para que los nacionalistas aceptaran a los árabes en una hipotética coalición. Netanyahu busca forzar lo imposible: Sionismo Religioso defiende la pena de muerte y las deportaciones para los ciudadanos israelíes de origen palestino. Así que el exprimer ministro desestimó las palabras de Smotrich y prometió ministerios a la ultraderecha.

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"Se puede esperar que los nacionalistas religiosos en el gobierno exijan ministerios que les permitan tratar con situaciones de seguridad interna y externa y la línea se endurezca. Ellos son los que conducen la línea de un solo Israel, se oponen a un Estado palestino y fomentan el choque entre los colonos y los palestinos en Cisjordania y la eliminación de Hamas y la Yihad Islámica en Gaza. Es una visión ideológica muy absolutista, de todo o nada", explica el autor del libro Historia mínima de Israel.

Lapid trata de mantener la ocupación bajo control a costa de asesinatos casi a diario. Más de 125 palestinos murieron a manos de soldados israelíes en Cisjordania en lo que va del año, el más letal de acuerdo con la ONU. A Netanyahu le sirve para mostrarse como el líder de mano dura que suele proyectar

La violencia está en aumento en Cisjordania. Las autoridades palestinas apenas intervienen y el Ejército israelí combate a los grupos armados y a los civiles desarmados por igual, sin contener las agresiones de los colonos. Lapid trata de mantener la ocupación bajo control a costa de asesinatos casi a diario. Más de 125 palestinos murieron a manos de soldados israelíes en Cisjordania en lo que va del año, el más letal de acuerdo con la ONU. A Netanyahu le sirve para mostrarse como el líder de mano dura que suele proyectar.

Mansour Abbas es el político árabe con mayor capacidad de presión.

Pero los israelíes están más preocupados por el aumento del costo de vida. El Instituto de Democracia Israelí reveló que el 44% de los votantes decidirá en base a la economía, dejando en segundo plano cuestiones como la seguridad, la oposición laicos versus religiosos y las candidaturas en concreto. Los resultados se conocerán recién al final de la semana y, a partir de ahí, se verá si Lapid o Netanyahu tiene más posibilidades de formar gobierno. Ninguno apuesta por una nueva elección. 

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