Israel prepara una inminente invasión terrestre a la Franja de Gaza en respuesta a los ataques terroristas sin precedentes del grupo Hamás de la semana pasada. El gobierno de BenjamÃn Netanhayu dio un ultimátum para que los gazatÃez abandonen el enclave, provocando un desplazamiento forzoso de más de un millón de palestinos.
El objetivo miliar israelà es atacar posiciones de los comandantes de Hamas y obligar al grupo islamista a liberar a los cerca de 120 secuestrados, entre civiles y militares, algo que por ahora parece difÃcil de concretarse.
La posible entrada de militares israelÃes a Gaza y la falta de suministros básicos para la población local desde algunos dÃas -Israel ha cortado el suministro eléctrico y limitado la entrada de ayuda humanitaria, en medio de los intensos bombardeos- han generado la reacción de buena parte del mundo árabe que, al menos desde la narrativa, considera la ofensiva como una lÃnea roja.
Israel venÃa tejiendo lazos con Arabia Saudita y otros paÃses del Golfo Pérsico a través del pacto de Abraham impulsado por Estados Unidos, pero el recrudecimiento del conflicto con los palestinos terminó de echar por la borda esta posibilidad de normalizar la relación con los israelÃes.
En ese marco, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se reunió este domingo en Riad con el prÃncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, para acercar posiciones. El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, dijo en un comunicado que "la importancia que Estados Unidos da al cese de los ataques terroristas de Hamas, a la liberación de los rehenes y a la prevención de la propagación del conflicto".
Sin embargo, los sauditas se desmarcaron y pusieron el acento en el "necesario compromiso de ambas partes de proteger a los civiles atrapados por los combates". Además, criticó a Israel por el corte de suministro del agua y energÃa eléctrica.
Por otro lado, el involucramiento de Irán es un riesgo latente, sobre todo si la situación se desmadra en el sur de El LÃbano controlado por Hezbolá, otra organización terrorista que responde a las ordenes de Teherán. Como adelantó LPO, la activación de este frene depende de la decisión de Israel de atacar y de la luz verde de Irán para que Hezbolá responda, reeditando la guerra de 2006.
De concretarse la ofensiva terrestre, los soldados israelÃes volverÃan a pisar el enclave después 2005, tras la retirada unilateral ordenada por Ariel Sharon-, algo sumamente riesgoso, o se prepara para un enfrentamiento abierto con el grupo chiÃta libanés Hezbolá en su frontera norte. Pero, como anticipó este medio, las nuevas incorporaciones al gabinete dan una pista acerca de los planes de Netanyahu y la cúpula militar.
Gantz estuvo al frente del Ejército israelà durante las operaciones Pilar Defensivo de 2012 y Margen Protector de 2014, cuando el intercambio de fuego con Hamas se volvió periódico, mientras que Eizenkot es el creador de Doctrina Dahiya, que propone un uso de la fuerza desproporcionada contra el enemigo, sin distinción entre la población civil y militar, lo que va en sintonÃa con la promesa de tierra arrasada que hizo Netanyahu el sábado pasado, en medio del shock por el mega ataque.
"El ingreso de Hezbolá a la guerra depende de la decisión de Irán"
El cuadro es preocupante y amenaza con una guerra a escala regional y global. En Israel, más de 1.300 personas murieron en el ataque de Hamas, principalmente civiles, entre ellos niños, y al menos 120 personas fueron tomadas como rehenes, según funcionarios israelÃes.
En Gaza, la respuesta israelà mató a más de 2.300 personas, entre ellas más de 700 niños, e hirió a más de 9.000, según las autoridades locales. Organizaciones como las Naciones Unidas y Médicos Sin Fronteras vienen alertando sobre la imposibilidad de trasladar a los enfermos crónicos de los hospitales y al personal médico y anticipan una masacre en el territorio si se producen los ataques.
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