
La pésima reacción del Gobierno convirtió un caso de derechos humanos en una crisis polÃtica de primera magnitud. |
Es un misterio por qué algunos casos logran conmover incluso a las sociedades más anestesiadas. Pero ocurre. La primer reacción de los gobiernos ante una crisis suele ser negarla. "Ya va a pasar", es la receta que sugiere esa mezcla de pereza intelectual y aislamiento que produce la adormidera del poder.
Pero en este caso todo fue y sigue siendo peor. El bloque oficialista -que trasciende largamente al Gobierno e incluye voceros oficiosos- eligió el tortuoso camino de magnificar un supuesto terrorismo mapuche, como una remix solapada del "algo habrán hecho", la misma operación intelectual de desplazar la culpa hacia la vÃctima.
Es culpable la madre que demora el ADN, son culpables los mapuches que no dejan pasar a los investigadores, es culpable el propio Santiago Maldonado porque viaja a Chile, porque es artesano, porque se cambia el nombre, porque atacó a un puestero o porque simplemente estuvo en el lugar equivocado en el momento menos indicado.
La ministra Patricia Bullrich acaso creyó que le hacÃa un favor al Gobierno cuando se cerró en la defensa de la sospechada GendarmerÃa y dijo en el Senado que lo hacÃa porque "yo me la banco". SÃ, dijo eso.
Es curioso como evolucionan las personas. Como si provenir de la izquierda, incluso revolucionaria, los obligara ya de grandes a sobreactuar una dureza de derechas de caricatura. Como si se vieran obligados a desmontar cada una de aquellas viejas convicciones, en una parábola que no hace sino enhebrar una misma intolerancia.
Nada de todo esto le hace bien al Gobierno, que se cierra sobre una postura que los deja enojados y a la defensiva. Cuando lo más sencillo serÃa enfrentar el problema: Pudo ser la GendarmerÃa, lo vamos a investigar y caerán los que tengan que caer. Y sobre todo: Para qué enredarse en la discusión sobre si es o no una desaparición forzada. Los ecos de esa negativa no traen nada bueno. Falta sensibilidad polÃtica o sobra revanchismo. En cualquier caso, es nocivo.
Pero la polarización genera estas confusiones. Si los kirchneristas apoyan el reclamo, si los gremios docentes, las Madres, los piqueteros, los actores, hacen del caso una bandera, esto es una maniobra de desestabilización y la mejor manera de desbaratarla es confrontar, cerrar filas y demonizar a los que nos buscan demonizar.
Y asà estamos, con un Gobierno acusado de desaparecer gente y una oposición acusada de fomentar el terrorismo. Pero no son los 70, los mapuches no son los Montoneros y Macri no es Videla.
Lo que falta es tan obvio como ausente. Serenarse, regresar al punto de partida, allá en esa estepa desolada, a trabajar profesionalmente en la investigación. Y sobre todo, como Estado, garantizar que no habrá impunidad ni encubrimiento. Algo en ese sentido empezó a transitar Marcos Peña en su exposición ante los diputados.
No se trata de bancarse nada, sino de averiguar donde está Santiago Maldonado y que fue lo que pasó. Se podrÃan hacer tantas cosas para demostrar esa convicción: Desde nombrar a un fiscal especial, de renombre y prestigio, hasta solicitar la cooperación de fuerzas internacionales de probada capacidad de investigación. Tantas cosas.
Todo hubiera sido más sencillo si al inicio prevalecÃa el sentido común. Ahora es una crisis de primera magnitud y el desenlace tendrá consecuencias polÃticas. Pero para eso el presidente tiene ministros, para que absorban el costo de las decisiones equivocadas y el Gobierno pueda corregir y continuar su marcha.
En los noventa, Carlos Menem tuvo que suprimir el servicio militar obligatorio para salir por arriba del laberinto de la muerte de Carrasco. Fue una respuesta que entendió que por sobre el caso concreto, la crisis habÃa adquirido tal dimensión que era necesario además de investigar, ofrecer una respuesta polÃtica de la misma escala.
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Respecto a la Ministra hizo muy bien en respaldar las Fuerzas de Seguridad que dirige hasta prueba contraria! Hizo la salvedad de que si alguien de Gendarmeria esta involucrado en el tema debe someterse al rigor de la justicia, palabras mas palabras menos
Creo que hay algo que no estamos dimensionando y es la oportunidad de negocios que se les cierra en comunidades de fuerte defensa del Medio Ambiente como lo es Esquel, allì esta emplazado el cordón Esquel debajo de su tierra existe unos yacimientos de plata de los mas importantes en el mundo.
Empezaron con Milagro y no fue por política, fue poner un estado parapolicial en Jujuy para poder saquear las minas de litio.
Ahora se da esta situción.
Esto ocurrió en el marco del Foro de Inversión y Negocios organizado por Macri (popularmente conocido como ?Mini Davos?), en el que los capitales británicos tuvieron un lugar preponderante, con la presencia de, entre otros: Bob Dudley, presidente ejecutivo de British Petroleum Group; Miguel Kozuszok, presidente para América Latina de Unilever y Fiona Mackie, manager regional para América Latina y el Caribe de The Economist.
En ese contexto la minera Pan American Silver recibió la promesa de poder explotar la concesión de Proyecto Navidad en la Provincia de Chubut, una de las reservas de plata más grandes del mundo, pero que no está en actividad ya que desde 2003 una ley provincial prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de cianuro para la extracción.
Ahora se entiende porque esta pasando todo esto en zonas mineras, a los muchachos le prometieron que lo iban a arreglar, y los tiempos se dilatan.
Este mismo proceso se lleva a cabo en Colombia, hay un libro muy interesante, Geopolitica del despojo, es exactamente la misma matriz, desaparicion de personas, corrimiento de los pueblos originarios que molestan para sus negocios.
Lo hacen adrede y Marcos Peña se hace el tonto, no lo es, la gran pregunta, ¿el pueblo argentino lo dejará seguir haciendo lo que quiere?