Alberto Núñez Feijóo lleva largos meses oponiéndose a la ley de Memoria Democrática aprobada por el Senado en octubre, e incluso ha prometido que la derogará en caso de llegar a la Moncloa, pero evita agitar el avispero en un tema caro al PP. Por eso, el lÃder de los populares ve una jugada electoral en retirar la medalla al mérito al trabajo a Francisco Franco, el exalcalde de Cádiz José León de Carranza y Gómez-Pablos y el entonces ministro de Trabajo del régimen, José SolÃs.
No son los únicos altos cargos o figuras militares de la dictadura, y la cartera a cargo de Yolanda DÃaz recordó que solo se estaba cumpliendo el artÃculo 42 de la ley de Memoria Democrática, que contempla la revocación de condecoraciones a dirigentes del franquismo. Sin embargo, Feijóo ha planteado a la dirección del PP que es una "provocación" de campaña pergeñada por Pedro Sánchez y DÃaz para darle un golpe bajo tras lo que se percibe como un triunfo del popular en el debate del lunes.
Lo cierto es que desde Génova apenas hubo comentario a la retirada de las medallas anunciada por la propia ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, presentada como un mero acto administrativo. Eso demuestra la conducción monolÃtica del candidato a la Presidencia y, a la vez, su astucia para desactivar a tiempo un debate que enfrenta a las dos almas del partido, la más abierta algún tipo de revisionismo y la que rechaza cualquier tipo de reparación para las vÃctimas.
Con todo, el choque con la norma ha sido un asunto recurrente para Feijóo. Cuando visitó Buenos Aires, en noviembre, dijo que la ley era ideológica y reabrÃa "rencores de la Guerra Civil". "No intentemos utilizar a nuestros nietos para dividir España", dijo entonces, sin reparar en que la legislación promueve el acceso a la nacionalidad española de sus abuelos. La capital argentina no parecÃa el mejor lugar para llevar incertidumbre, y luego de las crÃticas el dirigente gallego dejó el tema en suspenso.
Ya en junio volvió al ataque, aunque tampoco definió qué partes de la ley derogarÃa, si lo harÃa en su totalidad o pensarÃa tratar un nuevo texto. Una norma especÃfica para la nacionalidad fue una sugerencia del PP de la diáspora que una petición desde dentro. "Voy a derogar la mentira, el engaño, la soberbia, el sectarismo y, por tanto, el sanchismo", sostuvo. Solo cumplió con la operación de incluir la ley dentro de lo que presenta como el proyecto ideológico del presidente del Ejecutivo.
Génova venÃa de anotarse un punto en el Tribunal Constitucional, ya que el órgano venÃa de aceptar el recurso del PP contra la ley de Memoria Democrática, por supuestamente contrariar a la Constitución. SeguÃa la estela de Vox, pero por sobre todas las cosas exponÃa al moderado Feijóo, que habÃa dado el paso que Pablo Casado se negó a concretar, con la presión de los halcones en su pico más alto. En cambio, el exlÃder del PP ofrecÃa una "ley de Concordia".
Feijóo entendió desde el minuto uno que debÃa sentar jurisprudencia dentro de las filas populares, con los cuadros y barones desplazándose de posiciones más centristas a otras más abiertamente contrarias al espÃritu de la ley. Desde ya que ninguno alcanzaba la virulencia de la presidenta de Madrid. "Es falsa, sectaria y autoritaria desde su tÃtulo. Se ha pactado para blanquear al entorno de ETA", defendió Isabel DÃaz Ayuso en el pleno de la Asamblea autonómica.
Entonces Feijóo sugirió a los populares a mantener en silencio, o al menos fuera del foco mediático, las declaraciones y acciones frente a la ley. Un ejemplo de eso es Juanma Moreno, que protegido la versión regional de la norma de Memoria Democrática, que en AndalucÃa es de Memoria Histórica.
Abascal teme ahora que Feijóo se coma a Vox para rebajarle en caso de llegar a Moncloa
El presidente andaluz le cerró el paso a una proposición de Vox para alterar el texto en noviembre, si bien ahora se muestra dispuesto a "mejorar" el proyecto en caso de que exista un consenso amplio, sin aclarar con quiénes buscarÃa ese acuerdo, una pregunta pertinente y obligada para el PP.
Es que el PP votó a favor de mantener las condecoraciones otorgadas por la dictadura de Franco a Adolf Hitler y Benito Mussolini y los tÃtulos nobiliarios creados por el régimen. El PP no suelta la mano a los intentos revisionistas, amparado en la defensa de la Transición y en su crÃtica al "guerracivilismo" endilgado al Gobierno de coalición. El PSOE y Sumar entienden que la batalla cultural que esgrimen desde el PP tiene mucho que ver con la memoria.
Como confirma una fuente del PP a LPO, la campaña está planteada para tener un único protagonista y nadie saldrá a contradecir a Feijóo, quien ha pedido no caer en las "trampas" de Ferraz. Desde Moncloa rebaten que el lÃder de los populares no tiene propuesta alternativa en la materia, como en muchas otras, pero que pocos temas fijarán el rumbo moral de un hipotético gobierno de coalición de derecha con una formación que incluye elementos falangistas.
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