A nivel discursivo, el decrecimiento -la corriente de pensamiento económico y social que cuestiona una de las premisas básicas del capitalismo global (el anclaje entre el crecimiento del PIB y el bienestar de los países) y que llama a una disminución controlada y progresiva de la escala material de la economía- ha dejado de ser de "nicho".
En los últimos años, en paralelo a la aceleración de la crisis climática, esta teoría ha ganado mucho terreno en el debate público e institucional.
El año pasado, por ejemplo, el Parlamento Europeo, por el empuje de 18 parlamentarios, discutió sobre el tema en una conferencia titulada "Beyond Growth" (más allá del crecimiento).
El Papa Francisco, al presidente de Irlanda y hasta la Reina Leticia se hicieron eco del término rompiendo el tabú que, hasta hace poco, lastraba este debate.
Sin embargo, a marzo de 2024, la traducción política de esta agenda -medidas decrecentistas- no ha tenido muchos avances.
Para romper esa inercia, 400 investigadores internacionales se reunirán la semana que viene durante tres días en Barcelona para profundizar en el debate y buscar estrategias de acción dentro de este modelo alternativo.
"En Europa, el discurso del crecimiento verde está construido por la centroderecha"
La "Growth vs Climate Conference 2024", organizada por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), tendrá presencia institucional: asistirán la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la secretaria de Estado de Derechos Sociales, Rosa Martínez Rodríguez; la secretaria de Acción Climática de la Generalitat de Catalunya, Anna Barnadas; y el exministro de Consumo, Alberto Garzón.
En la COP28, Ribera pidió abrir el debate sobre el decrecimiento de una "forma clara y bien argumentada" y puso el foco sobre los "límites planetario", un concepto clave de esta teoría.
Se preguntó si el "crecimiento verde", la hoja de ruta del capitalismo para descarbonizar las economías, es lo suficientemente transformadora para bajar las emisiones y evitar un escenario de colapso climático, sin alterar los actuales niveles de producción y consumo; o si por el contrario -guste o no- las economías ricas están obligadas, por la supervivencia planetaria, a abandonar el crecimiento del PIB y reducir el uso de energía y materiales
"Estamos induciendo un cambio de paradigma en el que el concepto de crecimiento, de prosperidad, es lo primero que cambia. Es decir, yo quiero que crezca el bienestar pero no medir el crecimiento sobre la base de un mayor consumo de materias primas que me detrae la riqueza disponible para generar esa prosperidad", dijo en una entrevista con EfeVerde.
"¿Bastarán el crecimiento verde, la bioeconomía o el Green New Deal para evitar un desastre climático? ¿O deberíamos adoptar el decrecimiento o el acrecimiento como modelos alternativos? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de las distintas estrategias de mitigación, y cómo podemos evitar posibles los efectos rebote y las repercusiones sociales negativas?", son algunos de los interrogantes que plantean los organizadores en la antesala del evento.
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La certeza -se aclara en la nota de convocatoria- es que "la actividad humana está cambiando irreversiblemente nuestro planeta, especialmente el clima" y que "la voraz demanda de combustibles fósiles y recursos naturales nos ha llevado a un momento crítico ecológico, a pesar de décadas de acción climática".
La ponencia inaugural estará a cargo de la antropóloga Yayo Herrero, referente en España en materia de ecología social, quien celebra que el debate del decrecimiento haya dejado de ser de "nicho" y haya ganado un hueco en la agenda pública.
"Empieza a darse una reflexión en ámbitos institucionales, lo que es muy importante en cualquier proceso de cambio. Otra cosa es qué se traduce o qué tipo de repercusiones políticas pueda tener. Soy consciente del antagonismo entre unas propuestas de cortes decrecentistas y el modelo capitalista que tenemos en este momento instaurado de forma hegemónica", explica en diálogo con LPO.
Para la experta, una de las claves de la conferencia va a girar sobre "qué tipo de conflicto" y "qué contradicciones" se está dispuesto a hablar. Admite que las dificultades para una traducción institucional, aún si hubiese voluntad política de llevar a cabo medidas decrecentistas, "son tremendas" y que "los obstáculos son muy grandes".
Por eso, califica de "paso muy importante" la presencia de la vicepresidenta tercera. "Es muy importante que la ministra asiste a una conferencia sobre decrecimiento. Hasta hace poco pronunciar la palabra decrecimiento iba seguida de procesos de ridiculización. Lo mismo pasó décadas atrás cuando se empezó a hablar de cambio climático, que se negaba y ninguneaba", reflexiona.
"El decrecimiento es un mal marco político, es demasiado opuesto al sentido cultural dominante"
Y agrega: "Ahora bien, el reto es qué sentido y orientación política le damos al decrecimiento. Una cosa es el decrecimiento justo y otra cosa es el decrecimiento individualizado capitalista que se centra en que las personas que no tienen dinero para pagar la luz consuman menos luz o directamente no la tengan. Estamos hablando de otra cosa: de un marco que asuma un decrecimiento global en la escala material de la economía y por tanto procesos fundamentales de suficiencia, de redistribución de la riqueza y de garantía de derechos humanos para todas las personas".
Herrero insiste con la importancia de que "el debate escale", pero la trascendencia pasa hoy "por espacios que empiecen a pensar cómo materializar el decrecimiento", es decir, los "tipos de cambio concretos, que son antropológicos, económicos, políticos, entre otros, que se necesitan".
Por eso -agrega- "la pugna por aclarar conceptos y no meter todo dentro de significantes vacíos es fundamental".
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"No es lo mismo una propuesta de decrecimiento basada en la justicia social que propuestas de decrecimiento que propongan que cada cual se ajuste como pueda el cinturón sin tener en cuenta condiciones de clase, de género, de procedencia. Llenar de contenido todo esto es clave", aclara.
A su juicio, no sólo la ultraderecha y los sectores más conservadores "ridiculizan y tergiversan el sentido del decrecimiento", sino que también "hay discursos en los que se habla de la necesidad de reducir los impactos en la naturaleza, pero sin hablar de redistribución de la riqueza ni de justicia social".
El problema de esta prédica es que, "en sociedades muy individualizadas", se pueden interpretar "que las dinámicas de decrecimiento material son dinámicas en las que cada cual lo resuelva como pueda".
"El decrecimiento justo es, sobre todo, una política de redistribución de la riqueza y una política de garantía de derechos humanos", subraya.
¿Basta entonces el capitalismo verde para evitar el desastre climático?, le preguntó LPO.
"No, si lo que pretendemos es una transición ecosocial justa en la que todas las personas tengan garantizados sus derechos. Un capitalismo verde puede conducir sin lugar a dudas a sociedades donde haya menos emisiones de gases de efecto invernadero, pero a costa de ir dejando a gente por el camino. Para que el resultado de esa organización económica satisfaga las necesidades de todo el mundo hace falta planteamientos de corte decrecentistas".
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