Desde la retirada rusa de Jersón, Vladimir Putin evita referirse en público a la guerra. Rusia viene intensificando los bombardeos sobre toda Ucrania para destruir la infraestructura civil y castigar así a los ucranianos por los logros de su ejército, que ahora fantasea con recuperar la península de Crimea. Nueve meses después del comienzo de la invasión, el presidente ruso no consiguió ninguno de los objetivos que se había propuesto y expuso las debilidades de Moscú, algo que se vio esta semana en la cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) en Armenia.
El país anfitrión mostró sus dudas respecto a la utilidad de la "OTAN de Putin", como se conoce a la OTSC, porque Moscú no salió en su defensa ante el avance de Azerbaiyán por Nagorno Karabaj. La organización liderada por Rusia -la integran Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán- funciona como la alianza atlántica en ese sentido: si un miembro es agredido, los demás están obligados a intervenir. Por otra parte, el presidente de Kazajistán, Kasim Jomart Tokayev, sorprendió al sugerirle a Putin que debía negociar con Volodimir Zelenski.
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Pero con los éxitos en el campo de batalla, el presidente ucraniano posterga el diálogo. "Estamos viendo unas semanas de pausa porque ambos bandos están reconfigurando sus tropas después de los acontecimientos en Jersón. Rusia ha sacado aproximadamente a 40 mil soldados que tiene que reposicionar en otros frentes, seguramente en el Donbás. El ejército ucraniano ha concentrado su artillería en esta contraofensiva que ya ha concluido. Ahora hay que preparar la siguiente. Todas han sido planeadas en detalle, como la estrategia de desgaste a largo plazo en Jersón y el estudio en detalle de los vacíos en las filas rusas en Járkov, que trató de explotarlos", dice a LPO Álvaro de Argüelles, analista del sitio El Orden Mundial.
"Lo que sí vemos es que Rusia redobla los ataques contra la infraestructura civil ucraniana. Putin sale políticamente tocado de la derrota en Jersón. No pasaron ni dos meses entre el anuncio de la anexión y el momento de la retirada. Es un descredito que trata de tapar con estos ataques y con cuestiones como el endurecimiento de las leyes contra el colectivo LGBTI, para distraer a la opinión pública. Más que un plan trazado, detrás de estos ataques hay una esperanza de obligar a Ucrania a sentarse a negociar, para desmovilizar a la población ucraniana", continúa el graduado en Estudios Internacionales y Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid.
La apuesta de Putin pasa por dejar que el invierno doblegue a los ucranianos y probar hasta dónde está dispuesto a llegar Zelenski. El líder ruso recibió este viernes a las madres de soldados muertos en la guerra y les pidió que no crean todo lo que ven o leen en las noticias, es decir, las consecuencias de una movilización mal preparada. Sin embargo, Putin no conseguirá convertir a Zelenski en interlocutor a menos que aumente la presión de los aliados occidentales. "Solo Ucrania determinará cuándo y cómo negociar con el agresor", aclaró el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba.
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La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, anunció esta semana un nuevo paquete de ayuda a Ucrania por 4500 millones de dólares, aunque funcionarios de defensa e inteligencia aseguran que el gobierno de Kiev tiene que ir pensando en conversar con el Kremlin, no solo porque está en una mejor posición sobre el terreno después de Jersón, sino porque recuperar la totalidad de los territorios ocupados no es una meta realista.
"Es paradójico porque Ucrania esperaba generar lo contrario: demostrar que si se la ayudaba tenía posibilidades de retomar la totalidad o gran parte de su territorio. La situación de Rusia se parece cada vez más a la situación de 2014. La pregunta es hacia dónde van los ucranianos: ¿se les permite o no que recuperen Crimea y el Donbás? Dentro de la UE, Francia es partícipe de la idea de que Rusia es un actor demasiado grande para humillarle. Las repúblicas bálticas o Polonia creen que la única garantía de que Ucrania no será atacada es logrando una victoria definitiva", explica De Argüelles.
Emmanuel Macron intentó frenar la invasión hasta último momento, al igual que Olaf Scholz, que nunca resignó el diálogo de paz a pesar de mantener el respaldo a Zelenski. Con todo, Francia y Alemania se enfrentan a la intransigencia de aquellos países de la UE y la OTAN que temen correr la misma suerte que Ucrania. Las diferencias en Bruselas fueron acentuándose a medida que avanzaba la guerra.
"Por momento se mantiene el apoyo a Ucrania porque la situación económica no es tan mala como podía pensarse en un primer momento. Estamos teniendo un clima templado este invierno y están llenas las reservas de gas. Pero ahí entra la tensión con EEUU, porque algunos países de la UE consideran que son ellos los que van a pagar las consecuencias económicas de la guerra. Por eso la urgencia que siente el ejército ucraniano en seguir avanzando y tener buenos resultados, para cerrar esta guerra lo antes posible. Rusia busca todo lo contrario: que se entorpezca, se alargue, para que la cohesión en torno a Ucrania se empiece a disolver", considera el experto.
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- 101/12/2208:43No era que rusia en semanas se quedaba con toda europa?