Dos drones explotaron este miércoles contra una de las cúpulas del Kremlin, donde se emplaza la sede del Ejecutivo de Rusia. Las defensas antiaéreas rusas lograron frustrar el ataque, que el gobierno de Vladimir Putin calificó de intento de magnicidio contra el presidente por parte de Ucrania. En Kiev se desliga del ataque, pero en Moscú creen que lo ucranianos tienen motivos para concretarlo.

"Consideramos estas acciones como una acción terrorista planeada y un atentado contra el presidente de la Federación, llevado a cabo en vísperas del Día de la Victoria", aseguró el gobierno ruso un comunicado. El portavoz de Putin, Dimitri Peskov, dijo ayer que los servicios especiales reforzarían la seguridad durante el desfile militar que reivindica al Ejército Rojo porque Ucrania "detrás de una serie de ataques terroristas y planea continuar su línea".

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski con su par de Finlandia, Sauli Niinisto, este miércoles en Helsinki.

Europa Press

Otra interpretación del ataque puede vincularse por lo que pasa en el frente. El fundador de Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, aseguró que la contraofensiva militar ucraniana ya ha empezado en el norte y sur del país. Kiev viene alertando sobre el intento de recuperar territorios ocupados, en el que los ucranianos se juegan el retroceso enemigo y la continuidad de la ayuda occidental. De hecho, Volodimir Zelenski se encuentra hoy en Finlandia para participar de la cumbre de los países nórdicos.

Putin no vive en el Kremlin, sino en uno de los barrios más caros de la capital, por lo que resulta imposible que se encuentre en la sede de gobierno a horas de la madrugada, cuando se produjo la explosión

El presidente ucraniano viajó hasta Helsinki para pedir más armas a sus socios y empujar la integración de su país a la OTAN, un tema incómodo para Estados Unidos y Europa y una amenaza para Rusia, que lazó la invasión en febrero de 2022 esgrimiendo ese asunto. "Queremos que el apoyo político sea una invitación para Ucrania", le dijo Zelenski a Sauli Niinisto, su par de Finladia, que acaba de incorporarse a la OTAN como respuesta a la guerra de Moscú.

Rusia sostiene que se reserva el momento de la represalia, aunque sus autoridades no han explicado todavía cómo puede colarse un dron presuntamente ucraniano a una Plaza Roja cerrada y controlada por efectivos de seguridad desde hace una semana. Además, Putin no vive en el Kremlin, sino en uno de los barrios más caros de la capital, por lo que resulta imposible que se encuentre en la sede de gobierno a horas de la madrugada, cuando se produjo la explosión. 

Ucrania recupera más territorios mientras Rusia reconoce que no controla todo lo anexado

Que los drones hayan penetrado en el Kremlin es un golpe para las defensas antiaéreas rusas. Los rusos ponen el acento en otro lado para no mancillar el orgullo propio: la empresa de seguridad Ukroboronprom afirmó tener casi terminado un tipo de dron con capacidad de largo alcance. En Rusia todavía está fresca la explosión del puente que une la península de Crimea ocupada con Rusia.