
El 2022 será uno de los peores años de la historia para los trabajadores españoles. Hay pocos registros de una devaluación tan brusca de los salarios. El coste de vida ya cuadruplica el aumento de las nóminas, que crecen al 2,56% con una inflación arriba de los dos dígitos (10,8%), según los datos oficiales.
Hay que remontarse a 1984 -cuatro décadas atrás- para encontrar una situación similar. Aquel año, el IPC trepó hasta el 11% y los salarios subieron un 7%. La pérdida del poder adquisitiva fue marcada, pero mucho más atenuada que la actual.
Esta inédita brecha anticipa un otoño muy caliente. Los sindicatos aprovecharon el inicio del ciclo político para advertir que replicaran las masivas huelgas del Reino Unido -paralizado por la ola de protestas- si en septiembre no hay una subida generalizada de los salarios.
La presión es contra CEOE, la patronal, pero también contra el Gobierno. UGT y CCOO quieren que el Ejecutivo amplíe el "escudo social" con una urgente actualización del Salario Mínimo Interprofesional (SIM) con porcentajes más altos del esquema acordado en 2021 producto de una inflación que está siendo muy superior a la proyectada por Moncloa.
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Las negociaciones con el Gobierno están abiertas. Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ya acordaron un incremento del SIM para el segundo semestre del año. El tire y afloje será por el porcentaje. La voluntad de ambas partes es de abrochar un acuerdo sin conflicto alguno. "Vamos a subir el salario mínimo y lo vamos a hacer más que nunca", adelantó la ministra de Trabajo este miércoles en los pasillos del Congreso en un claro guiño a las centrales obreras.
La gran batalla de los sindicatos será con CEOE. Los empresarios se niegan a que los sueldos crezcan al ritmo del IPC. Esta condición que exigieron los representantes de los trabajadores -una cláusula de revisión salarial vinculada a la inflación en los convenios colectivos- implosionó el "pacto de rentas" que el año pasado propuso el Gobierno para mediar entre las partes.
La patronal, liderada por Antonio Garamendi, aún no respondió al ultimátum sindical. Sin embargo, el mes pasado, CEOE publicó un comunicado llamando a evitar aumentos salariales para no "provocar una espiral inflacionista".
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La carta de los sindicatos es doblegar a Garamendi con la fuerza de la calle. La amenaza es la de replicar el "verano del descontento" del Reino Unido, con huelgas que están paralizando la economía, en España con un "otoño del descontento".
"Manifiesto toda mi solidaridad y apoyo a los estibadores británicos que protagonizan grandes movilizaciones y son un preludio de lo que va a ocurrir en España si la patronal no firma un aumento de los salarios en el acuerdo de convenios", advirtió en las últimas horas Pepe Álvarez, líder de UGT.
Y agregó: "Si no hay cambio de posición por parte de CEOE, habrá movilizaciones en otoño. No vamos a permitir que los salarios pierdan poder adquisitivo. La inflación no es la misma que la del año pasado. Habrá grandes movilizaciones en nuestro país a partir de septiembre si no hay un acuerdo que permita recomponer el poder adquisitivo. Las empresas están teniendo beneficios altísimos, y si no se reparten con los trabajadores que han posibilitado su generación, no van a ir al bien común del país".
Yolanda Díaz muestra su apoyo a las movilizaciones sindicales frente a la patronal por el SMI:
"Le pido al señor Garamendi compromiso con su país"
%u25B6https://t.co/0Ix6dDs3KF pic.twitter.com/9z7w8QnUbO— RTVE Noticias (@rtvenoticias) August 25, 2022
La presión de los sindicatos cuanta con le venia del Gobierno. "Le pido al señor Garamendi compromiso con su país y apoyo explícito a las reivindicaciones de los sindicatos para subir los salarios. Doy mi apoyo explícito a las movilizaciones sindicales frente a la patronal española. Bloquear las negociaciones de los convenios colectivos no es una buena receta", dijo Díaz al ser consultada por este tema.
Moncloa quiere evitar un escenario de huelgas y manifestaciones ante el poco margen que tiene la economía, crisis inflacionaria y energética mediante, para soportar una parálisis productiva a las puertas de un invierno que será muy crudo. Pero al no tener injerencia sobre los convenios colectivos laborales del sector privado, depende de la decisión empresarial.
La inflación sigue disparada, trepa al 10,8% y se afianza por encima de los dos dígitos
Lo cierto es que las relaciones entre el Gobierno y CEOE -que apoyó a principios de año la Reforma Laboral- están en su momento más tenso de toda la legislatura. El "giro a la izquierda" de Sánchez con su enfrentamiento directo al establishment (impuestos extraordinarios a bancos y eléctricas) rompió los pocos puentes que quedan en pie.
Garamendi se juega la renovación del cargo en noviembre. Su reelección no está asegurada. Muchos "halcones" de la organización creen que su gestión ha sido muy "condescendiente" con el gobierno "más beligerante" contra los intereses empresariales. Difícilmente el líder empresarial le entregue otro triunfo al Ejecutivo.
La advertencia sindical está planteada: "Salario o conflicto". El otoño español, por lo tanto, será tenso, conflictivo y muy caliente. El peor preludio del invierno europeo con más penurias desde la Segunda Guerra Mundial.
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