Fernando Follos es ambientalista y consultor de empresas gestoras de residuos. Todos los años hace un relevamiento casero -noticias de prensa- con los incendios en las plantas legales, una siniestralidad en alza que, llamativamente, no tiene repercusión en ninguna agenda polÃtica.
En 2023, Follos contabilizó un total de 109 incendios. Es decir: en España arde una planta de residuos cada tres dÃas y medio. "Venimos desde hace varios años superando los 100 casos. No es normal que ocurra esto", explica en diálogo con LPO.
La sospecha de intencionalidad está instalada en el sector, aunque ninguna voz se anima a denunciarlo públicamente.
Hay un dato que permite inferir que los incendios no son accidentales. En 2018, China impuso duras restricciones a la entrada de residuos desde otros paÃses. La decisión tuvo un impacto global en este mercado. Por un lado, el aumento de las exportaciones ilegales. Y por el otro, el incremento de los incendios en las plantas que gestionan los desechos. España parece ser un caso testigo.
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"Desde que se cerró el mercado chino hay cada vez más incendios en gestores de residuos legales. El 2023 marcó un récord con 109. Los últimos tres años estuvimos por encima de los 100 casos. Las cifras ponen de manifiesto que, claramente, puede haber alguna intencionalidad", subraya Follos.
Antes de este veto, España solÃa exportar casi el 60% de sus residuos plásticos a China. El problema es que de 2018 a esta parte "no hay capacidad" para gestionar la enorme cantidad de desechos que se generan.
En junio, la Guardia Civil deslizó por primera vez la hipótesis de la intencionalidad. El teniente Héctor Santed, de la Unidad Central Operativa Medioambiental, admitió que muchas pericias apuntan "a que son intencionados".
La mayorÃa de los incendios se producen por la noche o en horas improductivas, sin trabajadores y en zonas donde la estructura de la planta no se ve afectada y sigue operativa al extinguirse el fuego.
"Que la Guardia Civil haya admitido esto no es menor. Hay una recurrencia que es muy sospechosa. Si coges el listado ves que hay incendios que se repiten de una forma descarada. Los apagan los bomberos y a los tres dÃas se vuelven a incendiar", señala este experto en gestión ambiental.
¿Cuál serÃa el beneficio del fuego? Pues que los gestores -en su mayorÃa concesiones privadas- se ahorran el tratamiento de estos residuos.
"Se acumulan los residuos, el precio no termina de subir en el mercado y al final sale más rentable prender fuego que transportarlo. La tendencia es que estos incendios están vinculados con factores del mercado", razona Follos.
"Primero estábamos preocupados, luego alarmados y ahora aterrorizados"
Pone dos ejemplos. "Si eres una empresa que acumulas chatarra, le prendes fuego, te queda la chatarra limpia, ahorras esos costes y cobras el seguro. Una ganancia brutal. Lo mismo con los plásticos: tienes tonelada de envases acumulados, los prendes fuego, ya has recibido el pago por recibir estos plásticos, cobras del seguro y tus residuos han desaparecido. Te has ahorrado todo lo que te hubiese costado gestionarlos".
A este experto le sorprende que "nadie hable de este tema". "Estamos hablando que empresas de un sector concreto arden cada tres dÃas y somos tres o cuatro a los que nos sorprende. Imaginemos que en España ardiesen gasolineras cada tres dÃas y medio. EstarÃa todo el mundo abocado a ver qué esta pasando. Supongamos que ninguno sea intencionalidad, igual tenemos un problema gordo de seguridad", reflexiona.
Otro dato que permite inferir la intencionalidad es la distribución geográfica de los incendios. La mayorÃa está en "la vertiente mediterránea", desde donde se exportan los residuos, y en la zona central de Madrid, donde más se acumulan.
La provincia con mayor número de incendios acumulados es Barcelona (12), seguida por por Madrid (7), Valencia (7), Navarra (6), Sevilla y Córdoba (5). "Todos los meses hay algún incendio, y raro es el mes que se queda por debajo de los 4 incendios".
Para Follos, estos incendios son la punta del ovillo de problemas globales estructurales: la incapacidad del reciclaje final del plástico para nuevos usos, la insostenible avalancha de residuos que generan los paÃses desarrollados y la "plastificación de nuestros entornos".
Las costas gallegas cubiertas por estos dÃas por un manto blanco de pequeñas bolas de plástico es el ejemplo más cercano y gráfico.
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"El problema no es la bolsa de plástico que flota en el mar, lo problemático es que ya estamos ingiriendo microplásticos", sentencia. Cita la última investigación del CSIS, que revela que cada español ingiere a la semana cinco gramos de microplástico, el equivalente a una tarjeta de crédito.
La receta para vivir sin tanto residuos y sin tanto plástico es "compleja", admite Follos. El ingrediente principal es consumir y producir menos. Pero también evitar envases superfluos, tender a la reutilización o tender al consumo de servicios en lugar del consumo de productos. "En todos los aspectos estamos dando pasos muy lentos", advierte.
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