La administración del alcalde de Nueva York Eric Adams sigue desbordada con la crisis migratoria y sus dos nuevas vÃas para gestionar la llegada de solicitantes de asilo están agotadas. Ni el intento de limitar la estadÃa de familias ni la idea de complicar a las compañÃas de autobuses que transporten inmigrantes a la Gran Manzana le está dando resultados.
Adams presentó una demanda contra 17 compañÃas de autobuses chárter que durante cerca de dos años han transportado a migrantes desde Texas a la ciudad y les exige 708 millones de dólares para cubrir los costes de su cuidado. La acción legal enfrenta al alcalde demócrata con el estado vecino de Nueva Jersey, que busca a su vez evadir una orden ejecutiva del propio Adams que impone hora y dÃas precisos para los viajes chárter de migrantes.
La otra medida para hacer frente a la saturación del sistema público de albergues de Adams ha sido poner un lÃmite de 60 dÃas en la estadÃa en refugios a las familias migrantes con niños. A medida que siguen llegando más solicitantes de asilo, los que llevan tiempo y no logran trabajos se enfrentan a situaciones muy complicadas donde si pierden el albergue se verán obligados a dormir en la calle.
"Promulgar el lÃmite de 60 dÃas en pleno invierno es innecesariamente cruel hacia las familias con niños que buscan asilo", dijo Brad Lander, controlador municipal. Su declaración cobra una importancia indudable porque se trata de un demócrata que normalmente defiende al alcalde en su gestión.
"Estos niños apenas pudieron establecerse en las escuelas, los padres pudieron buscar trabajo, todo gracias a la mÃnima estabilidad que se les proporcionó mientras trabajaban para recuperarse. El Ayuntamiento debe revertir su polÃtica de refugio de 60 dÃas, una de las polÃticas más crueles en generaciones, en la ciudad de inmigrantes más grande que el mundo haya conocido", sentenció Lander. El tono funcionario sugiere que Adams cruzó un lÃmite.
La llegada del frÃo suele complicar el dÃa a dÃa de los neoyorquinos y cada año la ciudad adopta medidas para los Sin Techo. Desde que comenzó la crisis migratoria, se han ido construyendo polémicos albergues para dar cama a los inmigrantes, pero en ubicaciones cuestionadas por riesgo de inundación. Este es el caso del campamento instalado en Floyd Bennett Field, que colapsó debido a las lluvias torrenciales y las ráfagas de viento.
Los problemas han acabado afectando a una escuela secundaria próxima. Los estudiantes del centro James Madison de Brooklyn fueron expulsados del aula para dejar espacio a casi 2.000 inmigrantes evacuados del controvertido campamento. Este tipo de medidas vuelven a enfurecer a las familias de los estudiantes, como sucedió en el verano pasado, cuando Adams pretendÃa ubicar inmigrantes en los gimnasios de las escuelas.
La crisis migratoria no sólo divide a la ciudadanÃa, sino a los propios demócratas, con los que Adams intenta buscar equilibrios. Ha recibido aplausos del ala progresista cuando decidió luchar para que se les den permisos de trabajo a los solicitantes de asilo. Sin embargo, son más las ocasiones en que recibe crÃticas por decisiones que los miembros de su propio partido consideran más propias de un alcalde republicano.
En diálogo con LPO, el director ejecutivo de la organización Make the Road New York, José López, coincidió con las declaraciones del controlador Lander y dijo que obligar a los recién llegados y a sus familias a salir de los refugios, en medio de un invierno helado, es cruel e inhumano. "Todos los neoyorquinos, incluidos los más nuevos, merecen un lugar seguro para dormir y descansar. En lugar de trabajar para encontrar soluciones para abordar nuestra crisis de falta de vivienda y vivienda, el alcalde continúa convirtiendo a los solicitantes de asilo en chivos expiatorios. Lo hace con su intento de suspender las protecciones del derecho a un refugio, lo que deja a las familias en el frÃo y puede desarraigar a los niños de sus escuelas. Hacemos un llamado al alcalde para que detenga estos avisos de desalojo de 30 y 60 dÃas y finalmente se centre en soluciones reales a largo plazo", dijo a López.
La idiosincrasia del neoyorquino lo hace particularmente inmune a lo que sucede a su alrededor. Esta caracterÃstica, sumada a la enorme diversidad que caracteriza la Gran Manzana, ha propiciado que solo haya protestas puntuales hacia la llegada de solicitantes de asilo, en barrios, escuelas o puntos especÃficos. En contraste, el sentir general de los neoyorquinos parece no prestar de momento demasiada atención al tema.
La llegada masiva de solicitantes de asilo ha transformado la ciudad. Si bien los campamentos instalados por Adams se encuentran en zonas aisladas, la concentración de inmigrantes llegados de la frontera sur en puntos del centro de Manhattan ha hecho visible la nueva realidad. En los alrededores del punto neurálgico donde se recibe a los solicitantes de asilo, el Hotel Roosvelt, los comercios piden compensaciones al ayuntamiento por las pérdidas que les genera un entorno degradado. Cerca de la terminal de autobuses, familias y jóvenes intentan hacer sus negocios ante la constante vigilancia policial.
La nueva preocupación ante el gran número de recién llegados es la formación de bandas dentro de los campamentos. Es lo mismo que sucedió al inicio de la crisis, cuando los migrantes, en su mayorÃa de Venezuela, empezaron a organizarse y protagonizaron enfrentamientos con grupos locales en los albergues.
Incidentes recientes, como el apuñalamiento fatal de un residente del refugio para inmigrantes de la ciudad en Randall 's Island, ponen en alerta a las autoridades que temen por un incremento de la violencia entre grupos que se organizan por nacionalidades.
LPO conversó a la salida del campamento con Ernesto, un colombiano de 27 años que vive desde marzo en el campamento construido en la isla de Randall. El joven realizó la travesÃa en solitario y se muestra preocupado con las dinámicas que tienen lugar en el campamento. En diálogo con este medio, afirmó: "La cafeterÃa se ha convertido en el lugar más tenso. Cuando hacemos cola para recibir la comida siempre hay peleas y hay que tener mucho cuidado. Los venezolanos son mayorÃa y generalmente hay peleas con los haitianos, cada vez es más violento".
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