El guitarrista clásico y compositor colombiano Nilko Andreas Guarin imprime un sello colombiano al Carnegie Hall de Nueva York. Dejó Bogotá para estudiar en Estados Unidos y ha recibido diversos galardones entre los que se destacan "The Recognition Award", -otorgado por la Ciudad de Nueva York por su contribución a las artes- y el premio "Colombia Exterior", destinado a colombianos que se han distinguido fuera de su país. En conversación con LPO, Nilko Andreas nos cuenta su visión de la música clásica como herramienta de transformación social y aporta una versión del sueño americano, que demuestra que Estados Unidos se está abriendo a lo hispano.
Desde bien pequeño la música ha sido tu vida.
Estudié música clásica desde niño. Comencé en un momento, hace 20 años, dónde no había mucho que hacer en términos de música clásica en Colombia. Quería seguir creciendo, y audicioné en Estados Unidos. Logré una beca para estudiar aquí. La música siempre estuvo presente en mi vida.
Mientras estudiaba en el conservatorio, las clases formales también me divertía con la música popular. Comencé como chelista pero también tenía una guitarra en casa, que era como mi descanso en tiempo libre. Al llegar a Nueva York, comencé a ahondar en lo clásico con el objetivo de ser concertista. No tenía cubierta la vivienda y tuve que trabajar para mantenerme. Uno de mis primeros proyectos fue fundar un grupo de música tradicional colombiana.
Me di cuenta haciendo un programa para la alianza francesa de música renacentista, al visitar uno de los pueblos de la cuna del vallenato, asociado al trago y a la fiesta, que nadie había nunca estado expuesto a la música clásica allí. Estábamos en el lugar menos adecuado para un concierto como el que íbamos a realizar y pensé que nos iban a rechazar. Me quedé sorprendido, pues gente que jamás había escuchado música renacentista, se emocionó. Allí me di cuenta del prejuicio de las élites que han mantenido la música clásica como algo exclusivo y para gente de dinero ha hecho desarrollar un rechazo por parte de la gente humilde que piense que la música clásica va a ser aburrida. Cuando expones a la gente a la ópera o música clásica, independiente de su posición social, le acaba gustando. En los medios masivos se da regatón, pero si pudieras exponer a la gente les gustaría también. Este tipo de arte eleva el espíritu, te toca por dentro y te puede provocar un cambio. Es fundamental exponer a las audiencias sin dejar de lado el folklore y en mi caso mi idiosincrasia colombiana.
Los países latinoamericanos suelen exportar folklore, pero tú reivindicas que lo clásico también debe poder venir de países como el tuyo
Tengo una serie llamada Amazonas, donde presentamos en el Carnegie Hall música clásica de compositores latinoamericanos. Llevamos 10 años, y buscamos representar la música clásica de compositores e instrumentistas latinoamericanos.
Me di cuenta estando en Colombia que a la música clásica no se le permite que llegue a todo el mundo, y hay proyectos que luchan para cambiarlo. He formado parte de iniciativas en las que íbamos a los barrios humildes para enseñar música a los niños. El origen del proyecto viene de Antonio Abreu, quien creó en Venezuela un sistema para reconstruir tejido social. Uno de los nombres más reconocidos salidos de esta iniciativa es el de Gustavo Dudamel, un músico talentoso que se ganó competencias de dirección y en Europa nadie sabía de dónde venía. Sorprendidos, los organizadores fueron a Venezuela para investigar ese sistema y luego se internacionalizó.
Esta visión de democratizar la sociedad a través de la música también puede hacer pensar que la ola de inmigrantes aporta de muchas formas y contribuye a un país que está cambiando.
En los últimos 10 años, yo he sentido una apertura del universo anglosajón. En Estados Unidos, tradicionalmente ha habido una desinformación brutal, sobre todo desde Trump. Ahora se han dado cuenta que ese no es el camino y han abierto oídos a la percepción de otras culturas. Hoy en día es ¨cool¨ saber de cocina mexicana o por ejemplo la importancia de lo indígena. Muchos norteamericanos quieren viajar más, asistimos a una onda paleo-futurista por la necesidad de buscar otros horizontes. Los latinoamericanos tienen ahora un reconocimiento más allá de la problemática social. El venezolano Dudamel, que comentaba anteriormente, que fue director de la filarmónica de Los Ángeles, ahora lo va a ser de la de Nueva York. Los grandes tenores que llenan la casa de ópera del MET, Juan Diego Flores, peruano, y Javier Camareno es mexicano. Lo vemos también en programas míticos de televisión como como el "Saturday Night Live", dónde invitan a Carol G o a Bad Bunny. Los latinoamericanos tienen una presencia más amplia y se están reconociendo en la cultura.
Se habla que el voto latino va a ser el foco de las próximas elecciones presidenciales, pero tal vez es el reflejo de la cultura que ya ha cambiado tal y como comentas
Las artes hablan directamente al inconsciente humano, van directo a los sentimientos. Cuando ves un cuadro en un museo o escuchas una canción, va directo a los sentimientos, te pone a llorar o bailar. Va más allá de la apreciación intelectual, no puedes entender pero te gusta. Si en las artes estamos posicionándonos, eso sin lugar a dudas influencia otro tipo de pensamientos. Esa es mi filosofía, detesto las guerras y el capitalismo feroz. Pero no me veo haciendo una revolución. Lo mío es escribir música y tocar los corazones de la gente a través de mi arte. Por eso traemos niños de Colombia al Carnegie Hall, que a su vez contribuyen a que el planeta mejore a través de la música. Hablando con colegas pintores o bailarines, hay un consenso hacia la función real del arte y creo que todo artista debe tener una responsabilidad social. Y si el arte es personal se desperdicia, tiene que tener una función social.
Te muestras orgulloso de tus raíces pero hoy en día nadie te quita la etiqueta de neoyorquino
Tengo doble nacionalidad desde hace más de 10 años. Yo creí por muchos años que ser neoyorquino era ser estadounidense pero en los últimos 2 años he empezado un trabajo de investigación sobre que es culturalmente Estados Unidos. Estoy viajando al corazón de este país, en Kansas City, Missouri, conociendo quien es el americano. Me he dado cuenta que Nueva York no tiene nada que ver con el resto del país. Este mundo en un solo lugar que tanto fascina no representa del todo el universo misterioso que es Estados Unidos. Este país también tiene mucho folclore, del mundo negro del sur a la miseria blanca de los Apalaches. Estoy enfocado en mi viaje en la música clásica, un tipo de arte que llega más profundo que la música banal, sin negar mis raíces.
¿Hacia dónde crees que se dirige Estados Unidos en un contexto global tenso? ¿Está el país en declive?
Estamos en un momento providencial. No hay opciones a veces porque no se ven salidas. Estados Unidos está en un punto positivo por las puertas abiertas, que antes no existían. El monopolio del capital y los medios de comunicación hacían que la gente no supiera dónde quedaban las cosas. Aquí tiene ligas deportivas llamadas series mundiales, eso te muestra que no les interesa el resto del mundo. El movimiento feminista, el empoderamiento de las minorías, hay una cantidad de corrientes alineadas y la gente sabe de eso. Hay otros países que ya pasaron por eso. Por ejemplo en Francia donde el socialismo le cortó la cabeza al rey.
Es muy difícil un cambio real pero ahora están los elementos dispuestos para una concientización y cambio si la gente se abre a recibir las culturas y aprender del extranjero. Otra cosa que descubrí viajando al interior de este país es que tenemos más en común de lo que creíamos con el campesino norteamericano que está oprimido y abusado, me recuerda a Latinoamérica dónde el campesino tampoco tiene voz. Hablando con ellos ves que están conscientes de eso. Antes pensaba que era lo contrario, que el americano te rechaza, pero me he dado cuenta que hay mucho en común. Estamos en un momento de posibilidades porque hay caminos que tomar. Que se tome la decisión correcta o no hay es otro tema. Si seguimos alimentando el capital, acabaremos viendo que lo único que le interesa es financiar las guerras y acabar con el planeta. Lo que está pasando en Medio Oriente o Ucrania es simplemente una cuestión de avaricia del capital, las armas que manda Estado Unidos a Israel están financiadas por los humildes de este país. Hay que tomar la decisión correcta.
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