Isabel Díaz Ayuso no esconde la buena sintonía que mantiene con Vox. La formación de ultraderecha garantizó esta semana los presupuestos madrileños con condiciones de mínima para su aprobación, sin incluir la derogación de la legislación LGBTI, como exigía en un principio. Y esta aproximación entre la presidenta regional y el partido de Santiago Abascal preocupa cada vez más en Génova.Ayuso cede el control sobre los menores extranjeros a Vox para sacar adelante los presupuestos de Madrid
Vox no ha mostrado la misma predisposición en el caso de las cuentas que busca sacar adelante el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ni en los presupuestos andaluces, que tumbado en conjunto con el PSOE. En la dirección nacional del PP se preguntan a qué se debe la estrategia de Abascal, si se trata de tres gobiernos al mando de los populares. La respuesta, a esta altura bastante obvia, es Díaz Ayuso.
La presidenta de Madrid ha mantenido un buen vínculo con Vox desde la campaña que culminó con su elección el pasado 4 de mayo, en la que reivindicó el discurso de "comunismo o libertad", mucho más cercano a las proclamas de Abascal y sus filas que al perfil pretendidamente moderado de Pablo Casado. Esa diferencia de registros es la que ha terminado por decantar el respaldo de Vox a la mandataria popular.
Pero Vox hace cálculos con los sondeos en la mano. La formación de ultraderecha ya no ve a Casado como un líder capaz de llegar a la Moncloa en el corto plazo, y con ello se aleja la posibilidad de un gobierno de coalición de derechas. En cambio, Ayuso aparece en la última encuesta de Hamalgama Métrica, publicada a mediados de noviembre, con 7,9 puntos sobre 10 de acuerdo a los votantes del PP. La valoración de Casado es de 7,2 puntos. Otro dato curioso es que entre los votantes de Vox, la presidenta de Madrid apenas desciende a 7,4 puntos, mientras el líder del PP cae prácticamente a la mitad: 4,1 puntos.
En otras palabras, Vox sabe que tiene más chances de integrarse a un Ejecutivo liderado por el PP de la mano de Ayuso. Según un estudio de Imop Insights, si se celebraran elecciones regionales en Madrid, la presidenta superaría el 47% de los votos frente a 32,8% que obtendría Casado. Esos 15 puntos de diferencia se explican por la popularidad de Ayuso y la fidelidad de los votantes del PP madrileño, más "ayusistas" que populares.
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Sin embargo, el vínculo entre Ayuso y Vox va en dos direcciones. La presidenta madrileña ve a la ultraderecha como funcional a su proyecto político. Más allá de su candidatura a la presidencia del PP regional, y por qué no al liderazgo nacional del partido -una opción que hoy es bastante improbable dada la oposición de Génova-, Ayuso comparte la idea de que los votantes de Vox son exvotantes del PP desencantados pero capaces de volver. Y busca ir por esos votos.
Es la misma idea que defiende el expresidente Mariano Rajoy, que esta semana propició un incómodo encuentro entre Ayuso y Casado en la presentación de su libro Política para adultos. Rajoy confía en que solo conquistando a los votantes que quedaron en el camino el PP podrá regresar al gobierno. Y el exmandatario, que conoce de primera mano las internas partidarias, mantiene en privado sus dudas respecto a Casado. "Isabel tiene muchísimo mérito porque ha sido muy valiente. Se ha ganado el respeto de la gente", afirmó ayer en El Hormiguero.
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Ayuso descansa en su experimentado jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, quien fuera la mano derecha de José María Aznar y el que mantiene el pulso con Teodoro García Egea. Se trata de una figura clave en el Ejecutivo autonómico, al igual que consejero de Hacienda, Javier Fernández Lasquetty, el encargado de negociar los presupuestos con Vox. Sin embargo, Ayuso cuenta con otras voces dentro del PP que defienden abiertamente su liderazgo.
Una de ellas es Cayetana Álvarez de Toledo, la diputada por Barcelona que perdió la portovocería en el Congreso por sus exabruptos y también por sus diferencias con la conducción partidaria. Álvarez de Toledo ve que los intentos por aislarla dentro del PP se replican con Ayuso. Fernández Lasquetty fue acaso uno de los escasos miembros del partido que asistió a la presentación de Políticamente indeseable, el libro en el cual la diputada hispano-argentina destroza a Egea y cuestiona a Casado.
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Álvarez de Toledo contó con la asistencia de diputados de Ciudadanos y de Rocío Monasterio, la presidenta de Vox en Madrid, quien llegó al Círculo de Bellas Artes de Madrid acompañada de su marido, Iván Espinosa de los Monteros. Ayuso puede contarla como una aliada colateral en la incipiente construcción de un ayusismo a escala nacional. Pero tanto Egea como Casado saben que mientras más confronten con Ayuso, más popular y por ende más competitivo se vuelve su potencial liderazgo.
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