La mecánica de la designación de Kelly Olmos como ministra de Trabajo no cayó bien en la CGT. Como reveló en exclusivo LPO, Alberto decidió tomar la decisión del reemplazo de los tres ministros salientes en absoluta soledad solamente apoyado en su núcleo más íntimo. 

Un integrante de la conducción de la central obrera aclaró a LPO que "no hay ningún enojo" con Olmos a quien consideran "una excelente compañera, peronista con muchos años de militancia". Sin embargo, el malestar es por la forma de la designación es un hecho. "El Gobierno no habló con nadie de la CGT la designación, pero no es un tema de enojo, es un tema de política", agregó la fuente.

Más soledad que poder

En las horas previas a la confirmación de Olmos, algunos de los nombres que sonaron para ocupar la cartera laboral contaban con la luz verde de la CGT y fuentes de la CGT afirmaron a LPO que el Presidente "no iba a pelearse" con el movimiento obrero y coordinaría la designación. 

Una cosa es Kelly Olmos que es una compañera peronista de muchos años de militancia y otra es el método que se siguió para su designación.

La CGT y algunos movimientos sociales son el último aliado que le queda a Alberto para posicionarse con juego propio dentro de un Frente de Todos sin diálogo entre sus principales accionistas. Por eso, la falta de tacto para elegir a la ministra sorprendió. 

Fuentes sindicales afirmaron que "esperarán esta semana" para tener un primer encuentro con Kelly con quien buscan definir una agenda de temas relacionados con el salario y las paritarias.