La falta de acuerdo con el peronismo opositor desató una bronca en algunos dirigentes del PRO que a Mauricio Macri le costará revertir.
El jefe de gobierno porteño no llegó a un acuerdo con Francisco de Narváez, José Manuel De La Sota y Roberto Lavagna y hoy fue el día para encontrar los culpables.
Tanto los actuales diputados, concejales y dirigentes del PRO que vienen armando en la provincia de Buenos Aires y el interior del país, apuntan a la mesa chica del armado nacional que destruyó los acuerdos que venían tejiendo en los distritos desde hace meses.
Los principales apuntados son el ministro de Gobierno, Emilio Monzó, erigido por Macri como el principal armador del PRO y el secretario General del Gobierno porteño, Marcos Peña, uno de los funcionarios a los que el jefe de gobierno presta mayor atención.
En el partido amarillo señalan la falta de coherencia de los frentes que se cerraron anoche como el mayor problema del armado del PRO.
Algunos dirigentes no pueden creer que no se llegó a un acuerdo con De la Sota, que se mostró componedor hasta altas horas de la noche para salvar el acuerdo y con De Narváez, acaso la única opción para varios dirigentes en la provincia si no juega Sergio Massa, y que sí se haya acordado con dirigentes con los ex gobernadores Jorge Busti (Entre Ríos), Ramón Puerta (Misiones) y Juan Carlos Romero (Salta).
“La traba que pusieron siempre fue la foto de Córdoba que representaba la vieja política y Busti, Romero y Puerta son tan viejos como los otros", aseguró a LPO uno de los armadores macristas en el interior.
Se refería a aquel encuentro del peronismo opositor que se realizó en Córdoba que juntó a De la Sota, con Moyano, Venegas, Lavagna y De Narváez entre otros peronistas. En ese momento Macri y la cúpula del PRO consideró que esa foto era "indigerible" para un partido "moderno" como se presume el PRO y empezó a dar de baja el acuerdo con Lavagna.
"Si no iban a hacer acuerdo para qué lo sentaron a Macri dos veces con De La Sota y cuatro con Lavagna", agregó otro dirigente que apostaba a la candidatura a senador del ex ministro de Economía de Néstor Kirchner.
Quienes trabajan en el armado nacional del PRO aseguran que para colmo, Macri quedó expuesto como el culpable de que el acuerdo no tuviera un final feliz, quedando como un caprichoso ante parte de la sociedad -y los empresarios- que reclaman unidad opositora para enfrentar al kirchnerismo.
Última chance
Macri ahora corre el riesgo de que los dirigentes de la provincia que quedaron a mitad de camino con sus acuerdos distritales se vayan con el Colorado o con Massa. Así dice que hizo Jesús Cariglino, el intendente de Malvinas Argentinas que cuando vio ayer que la mano venía complicada se anotó con el intendente de Tigre, aunque cerca del ex jefe de Gabinete relativizan el acuerdo.
"Acá están todos peleados", advirtió Cariglino luego de que se cayera el acuerdo a media tarde, cuando algunos todavía se ilusionaban con un frente en común.
“Tenemos 9 días para arreglar este papelón”, aseguran los macristas que creen que el acuerdo con el peronismo todavía se puede dar.
“Se sigue hablando”, dijo hoy el propio Macri. “La intención es seguir conversando; podemos en algunos casos incorporar candidatos nuestros en otras listas, en otros podemos sumar candidatos de otros con nosotros, no está dicha la última palabra", agregó el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
También el PRO analiza ir con la lista encabezada por el economista Carlos Melconián y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, y para eso presentó el Frente Unión Pro.
Pero Marcos Peña y Jaime Durán Barba directamente proponen no presentar listas en la provincia de Buenos Aires. Aunque eso podría acarrear otro problema: En 2011 no se presentó el PRO en la provincia y si no va de nuevo pondría en riesgo su personería jurídica.