Daniel Scioli consiguió hoy 192,5 millones de dólares a un año de plazo y a una tasa del 9% anual, casi cuatro veces más que los 50 millones que tenía pensado recaudar tal como anticipó en exclusiva LPO días atrás, en medio de un cerrado hermetismo de la daministración bonaerense.

El sigilo con que se manejó la operación es obvio: en una auténtica carrera contra obstáculos Scioli viene sorteando distintas vallas que le coloca la administración kirchnerista para garantizarse fondos que le permitan solventar las urgencias económicas de la provincia de Buenos Aires.

Detrás de la puja económica lo que se libra es la pelea de fondo por la sucesión en el poder del peronismo y la Casa Rosada no escatima esfuerzos para desgastar al gobernador, que encabeza todas las encuestas conocidas.

El éxito de la operación de hoy llegó tras otra gestión de Federico Tomasevich, el joven de 36 años que preside la histórica Casa Puente. Su habilidad para el lobby político le permitió ser elegido por Scioli y José Manuel de la Sota para conseguir fondos en el mercado de capitales.

Tanto, que en el Gobierno ya lo definen como “el Brito” de la oposición, en referencia al titular del Banco Macro que fondeó buena parte de los gobiernos -y funcionarios- kirchneristas, aunque se cuidó de respaldar a figuras opositoras como el salteño Juan Manuel Urtubey o los macristas Gabriela Michetti y Diego Santilli, entre otros.

El blindaje sciolista

El Banco Central había habilitado la emisión -en rigor un segundo tramo de otra colocación de u$s 50 millones instrumentada a principio de año- luego de negarse a comprar los Bogar 2018 en posesión del Banco Provincia, y tras que el gobierno nacional tuviera en vilo a Scioli al negarle la asistencia necesaria para cancelar el medio aguinaldo de junio, que recién pudo garantizarse mediante un préstamo de la Anses.

Para evitar otro contratiempo similar y ya en campaña presidencial, Scioli puso a su equipo a trabajar con el objetivo de conseguir el dinero necesario para garantizar los salarios de aquí a fin de año y el medio aguinaldo de diciembre.

En la gobernación esta semana había un moderado optimismo porque desde el equipo económico que conducen Alejandro Arlía y Silvina Batakis afirmaban que sólo les faltaban 500 millones de pesos para asegurar los salarios de lo que queda del año y el aguinaldo de diciembre.

"Daniel está muy plantado y definió que garantizar los sueldos de aca a fin de año es la política de Estado excluyente", afirmó a LPO un integrante del sciolismo, que agregó misterioso: "Daniel repite que su gobernabilidad está en el área de Educación".

Se trata claro del gasto más abultado del presupuesto bonaerense, en el que Scioli ya comenzó a meter mano, por ejemplo a través de la jubiliación de 18 mil docentes, anticipada por LPO.

“El blindaje”, del que hablan los sciolistas tiene como plazo fin de año, ya que estiman que el año que viene, una avez pasadas las vacaciones, el kirchnerismo no tendrá margen para repetir la presión financiera contra la provincia, ya sumergido en plena campaña electoral y con una situación económica acaso más complicada que la actual.

Este año Cristina fue implacable con Scioli y no le brindó ninguna asistencia extraordinaria. Los 1000 millones que aportó en julio fueron, en realidad, un adelanto de coparticipación. Y los 600 millones del Anses tendrán un interés del 17%.

Y el calendario electoral es intenso: el cierre de listas será en junio para las primarias en agosto, con la elección parlamentaria final el 23 de octubre.

La ruptura

En el sciolismo coinciden en que no podrán permanecer al margen de las elecciones parlamentarias, si pretenden llegar al 2015 con chances presidenciales. “Si Cristina vuelve a armar las listas a dedo y domina la Legislatura no nos salvamos del juicio político”, admiten.

"Muchos minimizaron nuestros armado de último momento del año pasado, pero gracias a los legisladores que metimos nos salvamos de un juicio político", agregan.

El dilema es como confrontar con la presidenta en caso de que desista de compartir lugares en las nóminas. Una opción es que compita Karina Rabolini, la esposa del gobernador.

Pero hay quienes no descartan que deba ser el propio Scioli quien lidere una lista, aunque entre ellos no todos coinciden en si debe hacerlo de forma testimonial y abandonar la gobernación tras conseguir una banca o dar la pelea bajo la bandera de defender la gobernabilidad de la provincia ante la embestida kirchnerista y luego continuar en el cargo.

Descartada, por ahora, aparece una alianza con Sergio Massa, el intendente de Tigre que mide bien arriba en la provincia de Buenos Aires. Los sciolistas desconfían de que un triunfo pueda dejarlo bien parado para una presidencial y conocedores del paño afirman: "¿Si gana Sergio, auqnue sea de la mano de Daniel el triunfo va a ser suyo y después quién lo para?", razonan.