Mauricio Macri no está conforme con el proceder de su campaña presidencial para 2015. En algunos sectores del PRO creen que la sucesión de desaciertos del kirchnerismo no fue capitalizada por el macrismo sino por Daniel Scioli.
El primero en recibir la reprimenda del jefe de gobierno porteño por el supuesto paso cansino del armado nacional del PRO fue el ministro de Gobierno, Emilio Monzó, que llegó a su puesto para armar la candidatura del ingeniero y antes que nada tuvo que deshacerse del subsecretario de Gobierno, Álvaro González.
La semana pasada en una muy tensa reunión con su mesa política, Macri pide resultados tangibles que justifiquen la creación del ministerio de Gobierno, desde donde sostienen que los resultados de la construcción política encarada por Monzó en el interior del país recién se verán en 2015.
Sin embargo, dirigentes de peso en el PRO como Federico Pinedo señalan que, por el contrario, el macrismo debe ganar en 2013 la Capital y hacer buenas elecciones en provincias como la de Buenos Aires, en la que debería superar los 20 puntos si aspira a que Macri llegue como un candidato a presidente sólido en 2015. “Tenemos dos años, no cuatro", resumió Pinedo poco después de las elecciones del año pasado.
La realidad es que los intendentes con los que se ha reunido el ministro accedieron a sacarse la foto pero no se animarían a ser candidatos del PRO en las elecciones legislativas de 2013.
El reto a Monzó también está relacionado con la estrategia de “venta” de la Ciudad que desplegó en algunos distritos del interior. Una de las críticas que recayó sobre Monzó fue a partir de un video que preparó el área de comunicación para transmitir en vivo la apertura de la Temporada 2012 del Teatro Colón en teatros de Junín, Olavarría, Godoy Cruz, Neuquén y Resistencia.
Las mediciones que el macrismo realizó sobre esa iniciativa mostraron una indiferencia -o directamente rechazo- de los habitantes a los que se pretendía seducir cone sas filmaciones. “No fueron capaces de mandar a un par de bailarinas de ballet, a quién en el interior le puede importar un video de un teatro de la Capital. Si es para verlo por video, en el cable pasan hasta el Bolshoi”, rezongó un importante dirigente del macrismo.
Desde la misma área están preparando el despliegue de camiones a lo largo de la Capital Federal que vendan la gestión de Macri y la Ciudad no sólo a los porteños sino también a los turistas. Como si estos votaran en en 2013 y en la presidencial.
Falta de reflejos políticos
En el PRO estiman que otro desacierto en la campaña fue lo que sucedió en el Congreso con el proyecto que envió Cristina Kirchner para traspasar a la Ciudad la red de subterráneos, más 33 líneas de colectivos y el tranvía de Puerto Madero.
Como explicó LPO, la estrategia del macrismo fue aislarse y bajarle el pulgar al proceder del Congreso.
El PRO no hizo el mínimo lobby con senadores que votaron históricamente contra el kirchnerismo ni siquiera para que votaran en contra del artículo 2 del proyecto, que agregó el traspaso de los colectivos y el tranvía de Puerto Madero.
Fue una notable falta de reflejos políticos que desperdició el golpe de efecto que hubiera significado contar con el manos los seis votos del peronismo opositor, que terminaron convalidando el proyecto de Cristina, en una sesión en la que abundaron las burlas hacia el jefe de Gobierno.
Por otro lado, si bien los primeros sondeos luego del rechazo de Macri al traspaso indicaban una recepción positiva en la gente, la continuidad del conflicto revirtió los resultados y las mediciones que acostumbra a hacer el macrismo para evaluar medidas como ésta comenzó a arrojar resultados negativos.
Con un agravante. En la decisión de rechazar el Subte quedó claro que Macri todavía piensa más como jefe de Gobierno que como presidenciable. Para ahorrarse 360 millones -un 1 por ciento de su presupuesto- profundizó la imagen que el kirchnerismo quiere endilgarle: la de un porteño que sólo piensa en sus propios intereses y no contempla la totalidad del país.
Los reclamos de Michetti
Para colmo, cuando parecía que Macri ya podía vanagloriarse de jugar la carta de Gabriela Michetti en provincia –una de las apuestas de Monzó–, la ex vicejfa se retobó y lanzó una serie voras de exigencias para dar el salto de distrito.
En una nota que publicó hoy La Nación (ver aparte), el michettismo presenta una especie de pliego de requisitos de la ex vicejefa para ser candidata en la provincia, que trajo un malestar mayúsculo en el gobierno durante todo el día.
Según la nota, antes de definir su desembarco en la provincia, desde el entorno de Michetti reclaman “lugares en el gobierno porteño y la lapicera para el armado de la lista de candidatos en provincia" y hasta la potestad para "influir en el sentido general de la gestión" de Macri.
Estos reclamos reavivaron la interna de Michetti con el sector de Rodríguez Larreta con acusaciones cruzadas. Y Monzó recibió la peor parte. Pese a que desde antes de asumir en su cargo, había advertido que no se metería en la interna del PRO en la Ciudad, el ex intendente de Carlos Tejedor no pudo evitar quedar atrapado entre el juego de fuerzas que existe entre un sector -minoritario- del gobierno históricamente alineado con Michetti y el poderoso jefe de gabinete porteño.
